"Tierra Desnuda"y la poesía nortina
Fue Andrés Sabella en "Las últimas Noticias" (Santiago. Sábado 23 de junio de 1951) quien presentó el libro "Tierra Desnuda" de su "Querido poeta y amigo", Ivo Serge. Como fundamento de este "pequeño homenaje", dijo: "Su poesía es suave, transparente y humana; un claro cristianismo sacude su alma."
Pocas palabras necesitó Sabella para su juicio. Los lectores entendieron la poesía del Dr. Rendic. "Tierra desnuda" era una obra diminuta: 20 páginas con 42 poemas. Pero, en la actualidad para entender esa gran obra, cualquier lector dispone de un medio centenar de publicaciones. Los poemas de "Tierra desnuda" avanzan entre Amor y Fraternidad, Caridad y Fe, Esperanza y Paz.
Estos poetas, allá por 1930, aparecían en publicaciones de los Juegos Florales Antofagastinos y en el poema "Paréntesis", Andrés Sabella decía: "hago de mi verso una ola de ternura/ y con ella los envuelvo en un hálito fraterno". Más adelante, Rendic en su "Canto a la niñez" afirma que "El niño no es un hombre; / es más que un hombre: un Dios." En esa ocasión, Sabella usó el seudónimo "M. AVONIO" y Rendic, sólo firmó como "SUEGRO".
En estos escritores -"sembradores", los llamó Ivo Serge -- desde siempre hubo un arraigado sentir por los valores. En "Tierra desnuda" leemos:
"Amor acerca las almas, / amor proscribe el cañón; /en todo erial pone rosas, / en toda injuria, perdón." Antes que caiga el telón, en el último poema, Ivo Serge escribió: "Tierra desnuda la mía, / desnuda de todo mal. / En cada hombre vi a un hermano/ a quien servir y querer. / Sembrar, sembrar fue mi empeño, / y hoy satisfecho y risueño, / bendigo cuanto sembré."
Cumplidas tres décadas del fallecimiento del Dr. Rendic, recién parece que se están produciendo cambios en la conciencia ciudadana respecto de un maduro conocimiento de la esencia misma de la obra de Ivo Serge. En nuestra sociedad, donde los valores se tambalean atropellados por intereses bastardos, es bueno advertir que, en la Obra de Ivo Serge, los valores están disponibles para la totalidad de sus lectores.
Osvaldo Maya Cortés
Linterna de Papel