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Salma Hayek, orgullosa de haber apostado hace 24 años por "el poder del público latino"

CINE. La estrella evalúa en Toronto el trabajo de la productora que fundó en 1999.
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Efe

Salma Hayek Pinault se muestra orgullosa del trabajo como productora que realiza desde que hace 24 años creó la compañía Ventanarosa, responsable de éxitos como la serie de televisión "Yo soy Betty, la fea", y de ser una pionera que anticipó el potencial del público latino.

Hayek se sienta para una entrevista con Efe en el Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF), donde acaba de estrenar la última película de Ventanarosa, "El sabor de la Navidad", con una camiseta en la que aparece la frase "On Strike" ("En huelga"), en referencia a la huelga de actores y guionistas de Hollywood.

Sentada junto a José Tamez, su socio en Ventanarosa, guionista de "El sabor de la Navidad" y compañero inseparable de la actriz mexicano-estadounidense en "centenares" de proyectos, Hayek reacciona sorprendida cuando se le recuerda que la productora, que nació en 1999, cumplirá 25 años en 2024.

"Pues no nos habíamos dado cuenta. Habrá que planear algo", dice mientras mira a Tamez.

"Empezamos sin ventana. Empezamos con una pared que no había forma de tirarla. Y así, con un cincel, fuimos dándole y se empezó a abrir un hoyo. Y luego, ya está, la ventana", explica con humor sobre los orígenes y desarrollo de la compañía.

Hayek está claramente satisfecha de lo que ha conseguido en los últimos 24 años con Ventanarosa, cuyo primer largometraje, en 1999, fue "El coronel no tiene quien le escriba", una adaptación de la novela de Gabriel García Márquez dirigida por Arturo Ripstein.

"Me da mucho orgullo poder decir que lo que no veían, que nosotros sí veíamos, era el poder del público latino. Me da mucho orgullo decir que jamás nos dimos por vencidos. Fueron muchos años. Y aquí seguimos. La consistencia es bien difícil de mantener", explica.

"Hemos puesto nuestro granito de arena para que lo vean. Estamos en un buen momento", añade Tamez.

El último gran éxito de Ventanarosa fue la miniserie de televisión "Santa Evita", sobre la histórica figura argentina Eva Perón.

Ahora presentaron "El sabor de la Navidad", una película que refleja tres historias de amor en el entorno de una Navidad en México, dirigida por Alejandro Lozano, interpretada por María Treviño y Andrés Almeida, entre otros, y que fue producida en colaboración con la plataforma de "streaming" VIX.

Por la comunidad latina

Tamez explica que el film es una muestra de lo que la productora quiere hacer.

"Hacer películas en español, producidas localmente en México, nos gusta mucho porque los dos somos de México y porque nos da la oportunidad de trabajar con el talento mexicano, de contar historias que no serían lo mismo si las quisiera contar desde los EE.UU.", dice.

Hayek reconoce que el trabajo de la productora "es un lío grande, pero bien grande", con muchos éxitos y también repleto de rechazo "que no se ve". Pero al final, considera que Ventanarosa ha participado en el progreso de la comunidad latina.

"El trabajo duro son los cientos de proyectos que nos inventamos, que conseguimos, que presentamos y que nos rechazaron. Y yo pienso que si no hubiéramos hecho lo que hicimos no estaríamos donde estamos. No la compañía, sino nosotros como comunidad", dice.

"Porque muchas de las veces que nos dijeron que no, se quedaron pensando. Y esas semillitas se van sembrando y las viene a recoger otro, pero es nuestro deber ir sembrando", añade con convencimiento.

Desaparición y renacimiento del color en mi pintura

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A finales de los 60, con la situación política polarizándose en el país, mi pintura, mi trabajo creador, iniciaba cambios, al comienzo imperceptibles. Insistí en la presencia de fugitivos. La realidad de otros países de nuestro continente estaba influyendo en mis composiciones pictóricas: dictadura militar en Brasil, en Guatemala. Comencé a perder el color hasta sólo utilizar el negro marfil, el blanco de zinc y el azul cobalto, pintando al óleo sobre tela. Este período se extendió desde el 68 hasta el 85. El pintar con un solo color inmerso en la encarnación del miedo me parecía normal. El pasar de los años me hizo comprender la depresión en que había estado sumergido.

De esta etapa es "El sol se pondrá negro como la piel de un macho cabrío" (1967) y "La muerte de Manuel Rodríguez" con bocetos de los 50. Es el tema del sol sin vida: personajes en negro observan el fenómeno del sol negro. Su resplandor luminoso ha desaparecido. El fondo es de un rojo bermellón "horno encendido", temperatura propia de la pintura latinoamericana del siglo XX.

El dolor encarnado alcanzó hasta "El árbol de la Cruz" (1981) para la Capilla Universitaria. Fue trasladado, porque su carga depresiva no permitía recordar que "ha vencido el león de Judá".

Entre los años 1985 - 1986 el clima social y político comenzó a cambiar. Se inició la etapa de las protestas callejeras y universitarias. El pueblo se atrevía. Y… se inició un fenómeno casi mágico en mi pintura: el color volvió, era una nueva primavera. Los hechos trágicos aún proseguían, pero el clima social y espiritual iba cambiando y mi pintura recuperaba el color y la vida. Un resplandor solar amanecía, la luz venía... En mi taller hay una enredadera, regalo los Toledo, de cuando viajaron al exilio, en 73 o 74. Hasta los 80 la enredadera permaneció viva, pero sin crecimiento ni flores. Paulatinamente, comenzó a florecer, brindándonos su belleza y aroma. El clima humano que le brindemos a lo verde y al planeta también comparten nuestra salud o enfermedad.

Un pasaje en la Biblia, en el Libro del Apocalipsis, capítulo 11, versículo 18, dice: "Dios arruinará a los que han arruinado la tierra". Al parecer ya es tarde. Pero confío en que no sea tarde. Esperar contra toda esperanza. . . es lo que nos resta.

Waldo Valenzuela M.