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"Yo no estuve a favor de la violación de los derechos humanos"

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Ignacio Urdangarín, ingeniero comercial y dirigente de Renovación Nacional de 65 años, chuquicamatino elegido concejal por cuatro periodos en Calama. Fue parte de la Juventud Nacional y el Comando Rolando Matus. "Yo vivía al frente de la residencia del embajador de Cuba en Santiago y veía, en el año 72, cómo llegaban los invitados y las delegaciones a comidas, festines, con todo lo mejor en cócteles y licores mientras la ciudadanía no tenía qué comer. Entonces ellos violentaron la convivencia nacional", dice sobre esos años.

¿Cuál fue su rol dentro del Comando Rolando Matus?

-Tuvimos uno que otro enfrentamiento, porque no éramos tan beligerantes. Hicimos la campaña en la última elección parlamentaria que hubo antes de la ruptura de la democracia en marzo del año 73 (…). El Partido Nacional con la DC formaron la Confederación Democrática para irse en contra de la UP. Entonces, ¿qué hacíamos el Comando Rolando Matus? Nosotros nos poníamos el casco y andábamos con linchacos, nos formábamos frente a la sede para recibir al candidato a diputado que entraba a la sede, por si es que había alguna mocha con la Brigada Ramona Parra, para defenderlos. Éramos como los guarda espaldas. Esas actividades las realizábamos, porque así estaba radicalizada la vida política del país.

¿Cómo evalúa la gestión de su tío el alcalde Humberto Urdangarín durante la dictadura, es cierto que impulsó temas de cultura, arte y cómo era Calama en ese momento, cómo se vinculaba él con Chuquicamata?

-El gobierno militar nombra a mi tío como segundo alcalde designado del 77 al 80, él estuvo casi mil días, igual como los tres años de la Unidad Popular. Él es escritor, poeta y también dibujante. Entonces un vaso comunicante muy importante con la cultura. Él creó las primeras organizaciones culturales de la ciudad.

¿Por qué finalmente termina su periodo como alcalde?

-Tuvo un encontrón con el intendente, que era el general de División. Justamente, porque no le pareció algún proyecto que él estaba presentando y él se puso la camiseta de Calama, le discutió y cómo le discutió al día siguiente lo echaron, lo cambiaron.

¿Es parte del consenso de condenar al menos el tema de los derechos humanos en dictadura en estos 50 años?

-Sí. Yo, una de las razones porque no participé en el gobierno militar y, tuve la oportunidad de participar, porque Jaime Guzmán recorría todas las universidades en esos años para formar el Movimiento Gremialista que dio origen a la UDI. Yo no quise participar, me invitaron. Yo no quise participar, porque yo no estuve a favor de la violación de los derechos humanos.

Ignacio Urdangarín, exconcejal (RN) de Calama y exintegrante del comando rolando matus:

"Hoy día uno de los desafíos más profundos que tenemos es cómo volver a confiar en el otro"

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El 11 de septiembre de 1973 Jorge Molina, ex intendente de Antofagasta (2002 a 2006), estaba en Santiago preparándose para reiniciar su vida universitaria. El 16 de agosto había vuelto al país después de cumplir funciones diplomáticas en La Habana, Cuba. Como militante del MAPU vivió interrogatorios y la caída de sus pares tras el golpe militar. Hoy con 74 años es profesor de la Escuela de Derecho de la Universidad de Antofagasta.

"Era un ambiente de confrontación, muy agudo, muy propio de época marcada por el periodo de Guerra Fría", cuenta sobre ese tiempo.

¿Cuántos días de tensión se vivieron después de eso? He visto algunos archivos que dicen que en octubre recién se volvió a la normalidad, o al menos que los niños volvieron a clases. ¿Cómo fue eso?

-Yo creo que a la normalidad en el país se volvió después de 17 años, porque lo que ocurrió el 11 de septiembre del 73 es un hecho que pone término a una vida democrática.Eso significa romper no solo las condiciones de vida, sino que también los principios y valores que guían a toda sociedad.

¿A usted qué le pasó en Santiago, fue detenido, fue interrogado? Me podría contar eso.

-No, eso es una parte muy personal y… fui interrogado dos veces, pero dejémoslo ahí no más.

¿Dos veces como militante de MAPU?

-Sí.

¿Cómo evalúa las consecuencias de la dictadura y los años 90s, y posteriormente? Me refiero al presente del país más individualista. Un premio nacional de Artes (Guillermo Núñez) dijo que para el 18 de octubre no vio a los chilenos unidos por las demandas, sino a cada chileno con su cartel y su determinada demanda.

-Lo que hizo la sociedad chilena en esos casi 17 años fue atomizarse. No se olvide que el artículo octavo de la constitución original del 80 proscribía a los partidos políticos que no eran adeptos al régimen dictatorial, se disolvieron las organizaciones sindicales. Uno de sus máximos dirigentes, Tucapel Jiménez, fue brutalmente asesinado por los órganos represivos del Estado, de tal manera entonces que la atomización de la sociedad, el que cada persona crea que sólo va a salir adelante en la medida que esté solo, y no en la medida que sea parte de un todo. Eso es lo que incluso antiguos pensadores, inclusive naturalistas como Rousseau, hablaban de que la voluntad general era lo que lograba armar una sociedad. Hoy día uno de los desafíos más profundos que tenemos es cómo volver a confiar en el otro y eso es producto de una individualización extrema.

Jorge Molina, exintendente de la región de antofagasta:

"La celebración de los 50 años es casi la renovación de un convenio de odiosidades"

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"Yo para el golpe era cabro chico así que no participé sino hasta el año 82, 83 que ya estaba al ámbito del quehacer laboral", dice Carlos Cantero de 66 años, exalcalde designado por el régimen militar de las comunas de Sierra Gorda (1983-1984), Tocopilla (1984-1987) y Calama (1987-1988) y parlamentario tras el retono a la democracia, dedicado hoy a la consultoría académica y asesorías a empresas. "Ese año no yo vivía en Chile. Yo vivía fuera del país, así que no viví la etapa del 73, la confrontación, la conocí de lectura, de noticas, de comentarios, pero yo estaba viviendo en Inglaterra en esa época", relata sobre 1973.

¿Cómo funcionaba en esos años el tema de la designación de alcaldes, por qué a usted le tocó, finalmente, ser alcalde de Sierra Gorda, Tocopilla, Calama?

-Yo era estudiante e hice una tesis muy destacada, de hecho mi tesis dio para un reportaje en La Tercera a nivel nacional el año 82. Fue el estudio sobre los corredores de transporte y la función de los puertos de la Región de Antofagasta y su proyección hacia el centro oeste sumadericano (...). Entonces tuve mucha notoriedad y me empezaron a llamar, y me pidieron si podía ir a prestar servicios a algún municipio y yo dije que sí.

¿Qué connotación tenían las actividades durante el 11 de septiembre en esa época?

-Había actividades el día 11 de conmemoración y había actividades de Fiestas Patrias a la semana siguiente, el 18. Eran de participación cívica bastante amplia, sin grandes inconvenientes y había un ambiente de respeto al final de todos los sectores. Esa es la etapa que a mí me correspondió. Después yo me di cuenta que se fue crispando bastante más hacia la década del 90 y del 2000, digamos.

¿Qué influencia o consecuencias aprecia de estos 17 años con autoridades militares, qué podemos decirle a la gente en estos 50 años del Golpe?

-Parece que no se ha aprendido nada, porque hay unos segmentos del país que siguen marcando el mismo ritmo, la misma sincronía emocional de esos momentos. Yo tenía esperanza en que la juventud volviera a impulsar un sentido de unidad, pero me doy cuenta que la celebración de los 50 años es casi la renovación de un convenio de odiosidades y de descalificaciones y de confrontaciones que parecen no tener límites. No hay voluntad unitaria. No hay valoración democrática por el otro y hay sectores que creen ser dueños de la razón y siguen creyendo que la revolución se puede imponer por una vía no democrática.

Carlos Cantero, exalcalde y exparlamentario: