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"Layover": V, integrante de BTS, lanza su primer álbum solista

K-POP. Vendió en el primer día 1,67 millones de copias, batiendo el récord respecto del debut en solitario en esta industria.
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E l primer álbum en solitario de V, uno de los integrantes de BTS, vendió 1,67 millones de copias en su día de lanzamiento. Así, "Layover" estableció un nuevo récord en lo que respecta al debut de un cantante en la industria del K-pop.

Según datos publicados ayer por Hanteo Chart, una empresa de seguimiento de la industria musical en Corea del Sur, "Layover" vendió 1.672.138 copias físicas en la víspera, cuando salió.

La cifra marca también un nuevo récord en lo que respecta a las ventas semanales de un álbum de un solista de K-pop, uno de los estándares utilizados actualmente para medir la popularidad de un artista y el alcance de sus seguidores.

De esta forma, V supera a sus compañeros de banda Jimin y Suga, que vendieron en su momento 1,45 millones y 1,28 millones de copias de sus primeros discos en solitario, "Face" y "D-Day", y que ocupan el segundo y tercer puesto en la lista de álbumes más vendidos para solistas del género en su lanzamiento. Aunque V, cuyo verdadero nombre es Kim Tae-hyung, había lanzado varios temas en solitario, "Layover" es su primer álbum de estudio.

El artista, de 27 años, ha sido el último de los siete integrantes de BTS en debutar oficialmente como solista. "Layover" (término anglosajón que se emplea para definir, por ejemplo, una escala durante un viaje) se compone de cinco temas, entre ellos el sencillo principal, "Slow Dancing", que coronaba hoy las listas de reproducción más escuchadas de iTunes en 75 países.

Cuando nacen y cuando mueren las ramadas…

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Un día, aparecen varios camiones cargados con madera y cartones. El terreno se muestra propicio para urdir sueños, para abrigar ilusiones, para instalar esperanzas. Van a levantarse las ramadas "dieciocheras". El Estadio Regional yergue su majestad. Varios postes tricolores señalan viejos dominios. Los camiones empiezan a descargarse. Los hombres trabajan, con ahínco. No demoran en surgir las primeras paredes, en organizarse las primeras calles de las fondas. El "18" avanza, a grandes pasos: ¡hay que apurarse!

Reventado el primer ¡Viva Chile!, zapateadas las primeras cuecas, las ramadas inician su reinado. Breve reinado de chuicos y empanadas, de "aros" y "cuerpos malos".

Las ramadas constituyen refugios de chilenidad, altares en los que la Patria es santificada en vino y en "huifas". ¿Quién no se siente atraído por el rumor de su fiesta? El "18" exige que se le tribute, en las ramadas, un amor gritón y familiar, con la boca llena de buenas "presas" y la ropa condecorada por rosetones de tinto generoso.

Pero, pasan el 17 y el 18, amanece el 19 y, con la medianoche, se precipita el 20, echando abajo los engalamientos. El amanecer del 20 se ofrece desolador. Corre un aire frío, de adiós y derrotas. Se marchitaron las ramadas, se pusieron feas las luces, las manchas de vino entristecen las mesas, las sillas son ocupadas por fantasmas de una muy lejana alegría.

Las ramadas principian a desarmarse, para que sus maderas y cartones, sus copas y platos, duerman hasta el, ahora, distante nuevo "18". ¡Horrible visión la de los días en que van desapareciendo! Adquiere, allá, un aspecto de inutilidad y de júbilo hecho pedazos.

Durante días, cruzamos delante de las ramadas que mueren. Nos inundan penas desconocidas. Pensamos en las voces que hincharon aquellos aires. Pensamos en los sueños que fortalecieron, animados por un "pie" de cueca feliz. Pensamos en los ¡Salú! bravíos.

Poco a poco, el terreno torna a ser una desolación. Entonces, desganada y lenta, descubrimos que esa nostalgia "dieciochera" es la única sombra que se divisa en esta perspectiva de sol y soledad.

Andrés Sabella, Mercurio de Antofagasta, 19.09.1979.