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Flower Children

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En 1955 saltó a las pantallas "Rebelde sin causa", película de James Dean y tres años más tarde, siguiendo sus pasos, el periodista Herb Caen introdujo el término "beatnik" para referirse a la generación que incubó Jack Kerouac en la novela "On the Road", sobre rebeldes en el camino. Rapidito, el término fue vinculado al estereotipo juvenil llamado hippie o de flower children, los chicos de las flores, la juventud idealista y rebelde que repartía flores en San Francisco durante el verano del amor en 1967, jornada que culminó con el festival de Woodstock en 1969, como rechazo a la guerra de Viet Nam.

En dicho contexto impactan al mundo Los Beatles y los Rolling Stones. Exportan una nueva estética musical; el suéter de cuello alto, las chaquetas Mao estampadas en flores, el ingreso de la prédica sicodélica con Tomothy Leary -padre del LSD-, la libertad sexual, la introducción de la música hindú en sitar con Ravi Shankar y la religiosidad oriental del Maharishi Mahesh Yogi.

Si una novela chilena aborda el período y el fenómeno en versión criollla ésa es "Palomita Blanca", de Enrique Lafourcade, quien da cuenta de Piedra Roja, el Woodstock criollo en Las Condes el año 1970.

Este período histórico y su juventud de entonces lo noto ausente en la literatura antofagastina. Sin embargo, me permito recordar que por esos días de "Música Libre", liceanos de la región peregrinábamos los sábados hasta la calle Baquedano con Condell y luego a Latorre, dos lugares que ocupó la Librería Universitaria para, precisamente hablar del mundo hippie, su música, su ropa y la literatura latinoamericana. De fondo se escuchaba a Los Gatos tocando "Viento, dile a la lluvia".

Con afecto rememoro las acaloradas discusiones que, frente a la librería, extraños de pelo largo y camisas floreadas, pantalones pata de elefantes y cinturones de gruesas hebillas bronceadas, junto a chicas de lentes azules, cintillos en la frente y faldones multicolores, sosteníamos alrededor de palabras como "Rayuela", "Conversación en la Catedral", "Cien Años de Soledad", "Gracia y el Forastero", "El Túnel" y "La Tregua", algo inimaginable para los profesores de lenguaje hoy en día

Gustavo Tapia Araya. Profesor - Escritor

La crisis climática convirtió los bosques de Canadá en un infierno

DESASTRE. 6.000 siniestros han consumido el equivalente a la superficie de Guatemala y Costa Rica juntas.
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Nunca Canadá había vivido una temporada de incendios forestales tan destructiva como la de este verano, con cerca de 6.000 siniestros que, alimentados por la crisis climática, han quemado un área equivalente a la suma de Guatemala y Costa Rica. Los expertos dicen que es solo el comienzo.

Las imágenes que se repiten desde mayo de los bosques canadienses son apocalípticas.

Vehículos cargados con familias, circulando por carreteras asediadas por árboles en llamas. Ciudades cercadas por incendios. Tornados de llamas generados por las intensas temperaturas. Cielos anaranjados y cubiertos con gruesas capas de humo. Casas y autos convertidos en cenizas.

Desde hace semanas, cada día los incendios forestales rompen récords en Canadá. Nunca antes el país norteamericano se había tenido que enfrentar a una situación similar.

"La situación es extraordinaria", declara a Efe David Martell, profesor emérito en sistemas de gestión de incendios forestales de la Facultad John H. Daniels de Arquitectura, Paisajes y Diseño de la Universidad de Toronto.

"Es la peor temporada de incendios forestales nunca registrada en el país. Se ha quemado alrededor del 6% del bosque boreal de Canadá. Es una cantidad bastante enorme. Normalmente sería un 1%", añadió Martell.

El área quemada desde que empezó el año es ya 150.000 kilómetros cuadrados, 10 veces más que la superficie consumida por las llamas en todo el año pasado, seis veces más que la media anual de la última década, equivalente a la masa terrestre de Bangladés o la suma de Guatemala y Costa Rica.

Canadá es el tercer país con más bosques del mundo, unos 3,5 millones de kilómetros cuadrados, algo menos de la superficie de todos los países que conforman la Unión Europea (UE). Y de esta cantidad, unos 2,7 millones de kilómetros cuadrados es bosque boreal.

"A pesar de que Canadá tiene una extensa área forestal, un 6% es mucho", explicó Martell, que destacó que la mayoría de los incendios de este año han quemado bosque boreal.

Crisis climática

Un estudio dado a conocer hace escasos días por un equipo internacional de científicos concluyó que la crisis climática, con el aumento de las temperaturas, ha duplicado las posibilidades de que Canadá sufra condiciones meteorológicas que faciliten la aparición de incendios extremos.

Los científicos de Canadá, el Reino Unido y Países Bajos señalaron que de mayo a julio, el país norteamericano experimentó temperaturas 0,8 grados centígrados por encima del anterior récord establecido en 1998, un aumento que calificaron como "enorme margen".

Advirtieron de un aumento de la probabilidad e intensidad de grandes incendios, como los vividos este año, en un mundo en el que las temperaturas subirán 2 grados centígrados, como está previsto que ocurra a consecuencia de las emisiones de gases con efecto invernadero.