La salida de Giorgio Jackson, desde el Ministerio de Desarrollo Social, anticipaba cambios en el gabinete, los que se concretaron en la tarde de ayer. Movimientos desde La Moneda que buscan responder a las solicitudes amparadas en la necesidad de dar un nuevo impulso al gobierno, generar otro ambiente para el diálogo con la oposición y concentrar los esfuerzos en las reformas comprometidas.

Minería, Bienes Nacionales, Culturas, Educación y la mencionada Desarrollo Social, son las carteras que tendrán a nuevos timoneles. Aurora Williams, Marcela Sandoval, Carolina Arredondo, Nicolás Cataldo y Javiera Toro (viene de BBNN), empezarán sus nuevas gestiones en carteras que venían bajo algunas críticas y que son de vital importancia para las políticas de gobierno.

Debido a la relevancia económica en la región, siempre importa quien encabezará la cartera de minería. En esta ocasión vuelve la ingeniera antofagastina Aurora Williams, quien estuvo en el mismo cargo durante el segundo gobierno de Michelle Bachelet.

Reemplazará a Marcela Hernando, ambas del Partido Radical (PR) y con pasado laboral en Antofagasta.

Aunque la gestión de Hernando recibió críticas por la falta de experticia en el rubro, no fueron pocos que calificaron bien su cometido, incluso, algunos manifestaron que su salida tendría otra explicación más allá de una evaluación defectuosa y de ser una decisión privativa del Presidente. Existe el convencimiento que puede ser candidata a gobernadora regional y para ello su salida del gabinete debía registrarse antes de octubre u ésta se habría anticipado sólo algunas semanas.

Llegará el inicio de una nueva gestión de Williams que se siente bien en el área y conocedora podrá ejecutar los planes que el gobierno tiene trazados. Entre ellos, la estrategia del litio y las mejoras necesarias para que Codelco retome el liderazgo en productividad.

Qué duda cabe que cuando el Estado actúa como empresa, se le debe exigir también no solo eficiencia y eficacia, sino también, probidad y buen uso de los recursos públicos.

Lamentablemente, la Empresa Nacional de Minería -de un tiempo a esta parte- se encuentra fuertemente cuestionada en todos y cada uno de los aspectos. Sin perjuicio de tener entre sus valores la "responsabilidad social, el compromiso, la integridad, el respeto a las personas, el desarrollo sustentable, y la excelencia e innovación", poco o nada se ha visto de ello en la práctica.

ENAMI, nace en 1960, en virtud del DFL 153, del 29 de febrero del mismo año, producto de la fusión de la Caja de Crédito y Fomento Minero y la Empresa Nacional de Fundiciones, cuyo propósito es, conforme a su artículo 1, "fomentar la explotación y beneficio de toda clase de minerales existentes en el país, producirlos, concentrarlos, fundirlos, refinarlos e industrializarlos (…)", entre otros.

Diversos informes, además de una reciente minuta de Gobierno expuesta por el medio electrónico "El Mostrador", dan cuenta de una realidad más compleja que involucra la buena gestión de la Empresa y pone en jaque todos los valores que la guían además de sus objetivos.

En efecto, según un informe de Libertad y Desarrollo, en 15 meses (31 de diciembre de 2021 al 31 de marzo del 2023), las pérdidas de ENAMI habían destruido el 48% del patrimonio de la empresa. Se pasó de $US 464 millones a $US 240 millones solo en los meses señalados. A esto se han sumado los cuestionamientos por la Fundición Hernán Videla en Atacama, cuyo plan presentado involucraba inversiones por $US 1.100 millones con una potencial rentabilidad de $US 389 millones, lo que fue desvirtuado por la Comisión Chilena del Cobre, también estatal, la que estimó perdidas por $ 137 millones. Esto sin contar con la participación de ENAMI en la recientemente anunciada Estrategia Nacional del Litio donde existen más dudas que certezas.

Por otro lado, la gestión del exmilitante del Partido Socialista y actual Vicepresidente Ejecutivo de la Empresa, Jaime Pérez de Arce, al mando de ENAMI, dio cuenta -según una propia minuta del Gobierno- de la "peor crisis financiera" de la entidad. Se suman a ello fuertes críticas vinculadas a la politización de la empresa y la falta de experticia técnica.

De este modo, se hace indispensable una mayor profesionalización y tecnicismo de la Empresa, la erradicación de la politización de esta, la incorporación de la alta dirección pública y mayores estándares en su gobierno corporativo que la hagan competitiva, de excelencia y resguardando adecuadamente la maximización y el buen uso de los recursos de todos los chilenos. Solo así ENAMI podrá cumplir verdaderamente su finalidad.