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Cultura de reciclaje a años luz

Hay muchos emprendedores que están expectantes respecto a lo que pueda hacer el Estado para incentivar una economía circular. La basura que va a para a el desierto, a las playas o la vía pública, estamos también al debe, no existiendo una cultura respecto a los daños que esto genera.
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Las regiones del norte del país son las más retrasadas en términos de reutilización de los recursos y reciclaje. Todo el mundo quedó impactado con la noticia de los gigantescos botaderos textiles, pero este no es el único problema, ya que en general hay problemas con la correcta gestión de los desechos domiciliarios, el aseo y ornato de las calles de la ciudad y también con la gran cantidad de basura, que va a dar a las playas y en zonas desérticas.

Está claro que hay muchas cosas por hacer, pero el principal problema es que no se ha comenzado por ninguna.

Actualmente, los puntos limpios son insuficientes para la población de la región, pero también hay una escasez de empresas que realizan trabajo de reciclaje de los desechos que se producen a nivel local y para la mayoría de los productos es necesario trasladarlos a Santiago, lo que finalmente es contradictorio si se busca aportar al medio ambiente.

Tampoco desde lo público no se ha podido apalancar los recursos para una planta a gran escala que se encargue del reciclaje y tampoco se ha generado un plan para retirar y separar residuos, donde todo se va al mismo lugar, a un relleno sanitario.

En cuanto a la basura que va a parar al desierto, a las playas o a la vía pública, estamos también al debe, no existiendo una cultura en la ciudadanía respecto a los daños que esto genera, no solo a la imagen de la ciudad, sino al medio ambiente en general y a los demás organismos que conviven con el ser humano.

El Gobierno tiene entre sus objetivos apuntar hacia el cuidado al medio ambiente con el fin de dejar un mejor planeta a las nuevas generaciones, no obstante es claro que hace falta una mirada desde lo regional, considerando las brechas existentes en las zonas extremas. Hay muchos emprendedores que están expectantes respecto a lo que pueda hacer el Estado para incentivar una economía circular.

De manito de gato a manotazos de ahogado

Katherine San Martín , Consejera regional
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El contexto contingente que nos ha llevado a ser noticia nacional, una vez más por pésimas razones, ha sido la información del costo, pagado con fondos públicos, de 629 millones de pesos por pintar 3 fachadas del centro de Antofagasta. Hoy, existe una ambigüedad en cuanto a la restauración estética de esas mismas, sabiendo que no está muy claro si eso sigue o no. El gobierno regional liderado por Ricardo Diaz, cambió el foco de esas obras y la fundación que está involucrada en este convenio, Procultura, nos ha indicado, a nosotros consejeros regionales, que acá se procedería, cito textual, a "una manito de gato" que concierne 14 inmuebles... ¡Cuánto profesionalismo y tecnicismos detrás de ese concepto!

Es justamente eso que descoloca, irrita y no tolera, el gobernador regional y lo hace salir de sus casillas atacándome, hace poco, a título personal de manera machista, con claros atisbos de misoginia. Lo que molesta es el hecho de criticar un trabajo mal hecho y poco transparente, y así han habido varios durante esta administración regional… pero siempre es la culpa del que critica y denuncia pero nunca del ejecutante que lo haría todo a la perfección, pero únicamente según su propia percepción y recitando un discurso totalmente contradictorio con la práctica que este mismo realiza. A nosotros, consejeros y cuerpo colegiado sólo nos quedaría felicitar su desempeño. Inclusive hasta aplaudirlo.

Si nos referimos brevemente al altercado que me opuso últimamente al gobernador, simplemente subrayaré lo dicho anteriormente, que el personaje político Ricardo Diaz es alérgico a la crítica y lo ha demostrado en numerosas oportunidades, y no solo con rivales o colegas políticos sino también con comentaristas, columnistas e inclusive en terreno con vecinos, en Antofagasta como en Calama. Quisiera utilizar esta columna para recordar que no toda crítica es mal intencionada. Algunas son constructivas, constituyen aporte, ya que yo como consejera hago un trabajo fiscalizador.

El Consejo Regional no es una sala de clase donde un profesor da cátedra y los alumnos escuchan absorbiendo, sin discutir, las palabras de este. Llenas de egos y prepotencia. Yo voy a insistir con mi denuncia y preguntas acerca del convenio con Procultura. Porque lo llamativo, gravoso e imprescindible de seguir fiscalizando es el hecho que el gobierno regional insiste con continuar con un proyecto que hoy ya no cumplió el objetivo inicial, y que supuestamente la única forma de salvarlo sería una extensión de plazo… A mí, como consejera y ciudadana, tanta tozudez con algo que a toda luces parece viciado desde su origen, se lo digo sinceramente, me hace dudar acerca de la sinceridad del discurso descentralizador y regionalista que adoptan algunos. Porque me da la impresión que más que autonomía, se busca a ser menos fiscalizado en las decisiones que se toman.

Porque hoy, no es posible que una fundación tan cuestionada, a nivel nacional, como Procultura se beneficie de tantas regalías. Por mi lado, y tratando de evitar los "golpes" que pueden propinar algunos manotazos de ahogado, insistiré, y como ya lo indiqué en CNN, para despejar toda duda acerca de cualquiera triangulación, interés y vínculos entre el grupo de asesores del segundo piso de La Moneda, cuya figura insigne es Miguel Crispi, la Fundación Procultura, y el Gobierno Regional de Antofagasta.

Rompiendo el micromachismo cultural

Magaly Garrido , Académica Trabajo Social. Universidad Central
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El reciente caso de apología a la violencia de género por parte de un diputado de la república, Sr. Gaspar Rivas, ha puesto de manifiesto la urgente necesidad de abordar el concepto de micromachismo cultural en nuestra sociedad. Es esencial que comprendamos y nos eduquemos sobre este tema, para erradicar de una vez por todas los comentarios discriminatorios y actos de violencia que perpetúan desigualdades de género.

El micromachismo es un comportamiento que se cree sutil pero que es violento y significativo, el cual tiene sus raíces en creencias y actitudes culturales que promueven la superioridad masculina sobre la femenina. Se trata de actos discriminatorios que, en ocasiones, se presentan de manera encubierta en diversas situaciones de nuestra vida cotidiana. Aunque a veces puedan parecer insignificantes, estas acciones contribuyen a mantener una sociedad que avala y normaliza las desigualdades y violencia de géneros.

Debemos entender que el micromachismo es mucho más que un simple comentario o chiste sexista. Es una creencia profundamente arraigada en nuestra cultura que, en última instancia, fomenta la inequidad y perpetúa estereotipos dañinos. Reconocer la existencia de estos hechos nos permite abordar el problema de manera consciente y tomar medidas para cambiar nuestras actitudes y comportamientos.

Para lograr un cambio real es fundamental fomentar la educación y el diálogo sobre estos temas desde edades tempranas. Esto incluye tanto a instituciones educativas como a los medios de comunicación y líderes políticos, quienes deben asumir un compromiso en la promoción de la igualdad de género y el respeto a los derechos humanos de todas las personas.

El micromachismo cultural es un obstáculo que debemos superar si deseamos construir una sociedad justa y equitativa para todos y todas. Tomar conciencia de su existencia y actuar en consecuencia nos permitirá avanzar hacia un futuro en el que todas las personas, independientemente de su género, sean valoradas y respetadas por igual.