Inminente riesgo en las quebradas
Un reciente trabajo en terreno, realizado por académicos de la UCN, puso de relieve que ante posibles aluviones o incendios, cientos de personas podrían verse afectadas. El llamado urgente es a actualizar los mapas de riesgo, contar con vías de evacuación y principalmente lograr un ordenamiento territorial en los sectores altos.
Un reciente trabajo en terreno, con la ayuda de un dron, realizado por académicos expertos de la UCN, una vez más encendió las alertas respecto al riesgo en que estarían cientos de familias antofagastinas ante la posibilidad de aluviones e incendios en la zona alta de la capital regional. La construcción de viviendas precarias en quebradas, y en obras de mitigación aluvional, más la acumulación de basura, serían los principales factores de riesgo.
Las imágenes del recorrido aéreo son elocuentes. Con claridad se puede observar como han avanzado los asentamientos descontrolados en zonas de peligro, algunas de ellas que ya fueron asoladas por el aluvión de 1991, como las viviendas en el campamento Aurora Esperanza.
La labor en terreno abarcó otros cinco sectores, y todos ellos presentan similitudes de riesgos, multiamenazas que pasan por peligros aluvionales, de incendios y sismos que pudieren provocar desprendimientos de rocas.
Allí el llamado urgente es a actualizar los mapas de riesgo, tener claridad lo que ocurre con las viviendas en puntos riesgosos, contar con vías de evacuación y principalmente lograr un ordenamiento territorial en los sectores altos.
En este sentido, se conoce del estudio realizado a los campamentos por la delegación presidencial y que definió radicaciones y erradicaciones. Los primeros antecedentes aseguran que solo un 50% de estos asentamientos puede ser radicado, lo que obliga a actuar rápidamente para evitar una posible catástrofe en los que no.
En la zona centro sur del país hubo inundaciones y daños a la infraestructura vial, tras el temporal de la semana pasada, y un factor determinante fueron los altos volúmenes de basura y desechos en las cuencas de los ríos. Muy similar a lo que ocurre en nuestras quebradas.
La amenaza es latente y obliga a actuar con celeridad, más ahora con el cambio climático y las lluvias intensas.