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Djokovic busca en París ante Ruud su Grand Slam número 23

ROLAND GARROS. El serbio intenta superar las dos marcas de Nadal.
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El serbio Novak Djokovic buscará hoy en Roland Garros asentarse en solitario en la cumbre del tenis, conquistar su vigésimo tercer Grand Slam y recuperar el número 1 del ranking ATP contra el noruego Casper Ruud, su rival en la final de hoy, que arrancaba a eso de las 9:00 de nuestro país.

El actual número 3 del ranking se clasificó para su séptima final en París, la 34 en un Grand Slam, tras derrotar al español Carlos Alcaraz, actual número 1 del mundo, que, tras plantarle cara dos sets, fue víctima de calambres que le impidieron jugar a su nivel el resto del partido y sucumbió por 6-3, 5-7, 6-1 y 6-1.

El serbio sumó su vigésima victoria consecutiva en partidos del Grand Slam, las que le llevaron a ganar Wimbledon el año pasado y el Abierto de Australia de principios de temporada, mientras que en Estados Unidos no pudo competir por no estar vacunado contra el Covid-19.

A sus 36 años, Djokovic se convierte en el finalista más veterano de Roland Garros desde el estadounidense Bill Tilden, en 1930, y puede arrebatar a Rafael Nadal la condición de ganador de más edad de la historia, además de aventajarlo en el total de Grand Slams ganados. Por ahora están empatados con 22 cada uno.

Su rival para conseguirlo será el noruego Casper Ruud, que jugará su segunda final consecutiva en París tras derrotar al alemán Alexander Zverev por 6-3, 6-4 y 6-0.

Tras haber perdido el año pasado en este mismo escenario contra Nadal y en el Abierto de Estados Unidos contra Carlos Alcaraz, el escandinavo tendrá un nuevo rival en la final, al que no ha derrotado nunca en sus cuatro duelos previos, en los que ni siquiera le ha ganado un set.

Ruud, verdugo de Nicolás Jarry en los octavos de final, ya ganó el título de Estoril esta temporada y fue semifinalista en el Masters 1000 Roma. Hoy buscará no solo amargar a Djokovic, obligándolo a, por ahora, compartir el cetro con Nadal, sino que buscará ganar su primer título importante.

El escandinavo de 24 años ha ganado 10 títulos ATP (nueve sobre arcilla), pero todos son de categoría 250. Además de las dos finales de Grand Slam que perdió el año pasado, también cayó ese año ante el propio Djokovic en la final del ATP World Tour Finals.

Manchester City le ganó al Inter y por fin se coronó campeón de Champions

EUROPA. En un encuentro marcado por dos estilos de juego opuestos, Rodri hizo el único gol del partido y le dio un ansiado título al equipo de Pep Guardiola.
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Quince años después de comenzar su ambicioso y multimillonario proyecto, el Manchester City por fin tiene la preciada Orejona. Un gol del español Rodrigo Hernández, con un pase a la red entre el tumulto de jugadores italianos, decidió una estudiada final y le entregó la gloria europea a su compatriota Pep Guardiola, que por fin puede presumir del tercer título continental en su palmarés y de un triplete histórico para el fútbol inglés.

Terminó la maldición en esta competición de los ciudadanos, que estalló en alegría cuando el disparo de Rodri, a poco más de media hora para el final, besó la red. Un envío delicado, para salvar a los jugadores del Inter agrupados frente a la portería, pero con la potencia de querer derribar de una vez por todas la barrera mental de este equipo en la competición más importante.

Un muro contra el que el City ya estaba estampándose desde el primer minuto, con una imprecisión atípica, con nervios en todas las líneas y con un Ederson Moraes que pudo costarle más que un disgusto al jeque -presente por segunda vez en quince años en la grada-, pero que terminó de héroe.

Al Inter, metido atrás, confiando en que ya caería alguna contra, le salió el plan durante 60 minutos, en los que apenas recibieron un par de ocasiones claras, un remate de Bernardo Silva que se fue por alto y un otro a media altura de Erling Haaland que repelió André Onana. Además, Hakan Calhanoglu forzó la lesión de Kevin de Bruyne, que se fue sustituido en el minuto 36, rememorando el doloroso recuerdo de hace dos años, cuando se retiró antes de tiempo en la final contra el Chelsea.

Y si al Inter no le salió mejor el esquema es porque Lautaro Martínez desperdició la más clara de los suyos hasta ese momento. Con 0-0, el argentino se aprovechó de un malentendido entre Bernardo Silva y Akanji para plantarse, con poco ángulo, delante del portero. Estrelló su disparo en el portero y el City despertó.

Repitiendo los protagonistas del error, Akanji filtró el balón para la aparición de Silva. El portugués, en la línea de fondo, centró como pudo y rebotó en un defensa. Mientras todos los jugadores celestes reclamaban mano, Rodri puso los ojos en el balón, colocó el interior del pie y sorteó, casi por arte de magia, los cuerpos de los defensas. La pelota entró y se desencadenó esa escena con la que soñaban los hermanos Gallagher desde hace décadas. Una marea de jugadores celestes camino del córner con los brazos abiertos.

Por primera vez en la historia, el City dominaba una final de la Champions. Reaparecieron los nervios, como es lógico, y el Inter casi los transformó en el empate. En una jugada con un poco de suerte, Federico Dimarco se encontró con el balón en el aire a un metro de Ederson. Picó el esférico con la cabeza y rebotó en el travesaño. Volvió a caer muerto y probó de cabeza de nuevo, pero su compañero Lukaku se interpuso en la trayectoria de la pelota.

El belga, que sustituyó a Dzeko, aún se guardó una bala más, para desesperación de su hinchada. En un centro lateral, Gosens prolongó el balón en el segundo palo y Lukaku, a dos metros de la línea de gol, mandó la bola directa al guardameta. La parada que el brasileño necesitaba en su carrera, sin el misticismo de otras, pero con el punto de suerte y, sobre todo, de importancia, para decidir una final.

El City, quince años después, es campeón de Europa. Guardiola ya tiene su tercera Champions y el equipo inglés el segundo triplete de la historia del fútbol de su país, igualando a sus vecinos del United, que lo lograron en 1999. Se terminó la espera, triunfó el City.