Cuenta Pública
Una de las máximas expresiones de nuestra conducta política republicana es la Cuenta Pública que hace el/la Presidente/a de la República, también conocida como Mensaje o Discurso Presidencial. Este magno evento se inició en 1833 y hasta 2016 fue conocido como el 'Discurso del 21 de mayo'. Sin embargo, en el siglo XIX y principios del XX la cuenta pública presidencial se hacía el 01 de junio, y desde 1926 se empezó a realizar los 21 de mayo. Constituye una ceremonia pública que el/la Primer/a Mandatario expone frente al Congreso Pleno con la finalidad de informar sobre el estado administrativo y político del país, especialmente de logros, avances y retrocesos del año anterior y proyecciones para lo que queda del gobierno. Finalmente, es un acto de 'accountability' pública del Poder Ejecutivo, que tiene sus orígenes en la República Conservadora y se inspira en la tradición inglesa, donde el Parlamento de Reino Unido observa el discurso real.
Este año históricamente el discurso presidencial fue el más extenso desde 1993 (con Patricio Aylwin Azócar), y se enfocó en tres ejes de una nueva etapa de gobierno: derechos sociales, seguridad y desarrollo sustentable (La Tercera, 01/06/2023). De acuerdo al Centro de Estudios IdeaPaís (EMOL, 29/05/2023), la cuenta pública sólo podía presentar un 32,3% de cumplimiento de los compromisos presidenciales (sólo 43 de las 130 iniciativas), razón por la cual se extrañó más la presencia de datos duros que fueron cambiados por una grandi-elocuencia política, que según la derecha hizo pensar en un 'Chile paralelo'. Se analizó el entorno internacional para contextualizar algunas crisis del país, haciendo un mea culpa del proceso constitucional anterior y el desborde migratorio en el norte de Chile.
Sin duda, el Presidente le habló a la oposición, con guiños interesantes a las Fuerzas Armadas y de Orden, a los partidos políticos y a los otros poderes del Estado. Es decir, se dirigió al poder institucionalizado, pero con énfasis en las necesidades ciudadanas, cuyos males societales serían resueltos a través de la tan bullada Reforma Tributaria, que mencionó 10 veces durante su mensaje. Más que una accountability del año anterior, el discurso fue una proyección de un constante 'at work' (o en proceso), mostrando una visión más clara frente al negacionismo del golpe de estado y la dictadura y un 'no perdonazo' a las Isapres. El llamado a los acuerdos y a reivindicar la política nos recordó más a un Aylwin que a un Lagos o Bachelet, lo cual no es extraño dada su admiración por el ex-mandatario.
Una mención especial que celebramos por estos lares es la llegada de los buses eléctricos a Antofagasta y el involucramiento de las universidades regionales en la estrategia del litio. Sin tanta parafernalia, la cuenta pública terminó con un 'por qué doblan las campanas' de Ernest Hemingway. Al parecer había mayores expectativas del empresariado y de la derecha respecto a agenda de seguridad y pro empleo, pero la serie de cuentas públicas participativas de los diversos ministerios y otros actores regionales antes de 'la original' pudieron ir desgastando la 'paciencia'. Me queda la sensación de que estas cuentas públicas menores, que de seguro son pura propaganda para tapar estrategias de inacción gubernamental, les hacen un flaco favor a los gobiernos de turno, el exceso de vocerías desgasta la comunicación, la política se convierte en bizarra, y finalmente los/as invitados/as lucen mejor que novia y novio en el gran matrimonio político del Ejecutivo.
Dra. Francis Espinoza F.
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Me queda la sensación de que estas cuentas públicas menores, que de seguro son pura propaganda para tapar estrategias de inacción gubernamental, les hacen un flaco favor a los gobiernos de turno.
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Académica UCN