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Cárceles para los narcotraficantes

El gobierno respaldó esta iniciativa que busca romper la cadena del delito que se produce en los recintos penitenciarios, donde los reclusos están lejos de lograr la reinserción social.
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Todo partió con las declaraciones del fiscal nacional, Ángel Valencia, quien planteó la necesidad de construir cárceles especiales para narcotraficantes y del crimen organizado. Y fue el mismo Presidente Gabriel Boric, quien tras la aprobación de la Ley contra el Narcotráfico, manifestó su respaldo a esta iniciativa.

El ministro de Justicia, Luis Cordero, quien en principio no aprobó la moción del fiscal Valencia, tras las declaraciones de Mandatario, dijo que se está trabajando con Gendarmería y el Ministerio de Obras Públicas (MOP) para activar un plan de infraestructura carcelaria que permita aumentar los módulos de máxima y alta seguridad en los recintos penitenciarios.

El objetivo de estas cárceles especiales es evitar el contagio criminológico y garantizar una adecuada segregación de los reclusos para favorecer su rehabilitación.

Una de las posibilidades que se está evaluando es que este modelo carcelario sea aplicado en el nuevo recinto penitenciario de Calama, que actualmente se encuentra en etapa de diseño.

El ministro Cordero ha destacado que, aunque es importante que las personas cumplan sus condenas, también es fundamental que tengan la oportunidad de rehabilitarse y reinsertarse en la sociedad. En este sentido, las cárceles especiales para narcotraficantes y crimen organizado podrían ser una herramienta efectiva para lograr este objetivo.

Se sabe que no es una tarea de corto plazo. Tardará varios años y, por el momento, se seguirá con la segregación de los criminales peligrosos en los actuales penales.

El plan de infraestructura carcelaria que se está desarrollando en Chile busca mejorar el sistema penitenciario y garantizar una mayor seguridad para la sociedad en general. Se espera que en los próximos meses se definan los detalles del proyecto y se inicien las obras de construcción de estas cárceles especiales.

Las consecuencias de la tecnopatía

Carlos Guajardo Castillo , Director de Pedagogía en Educación General Básica, U.Central
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No hay momento en el día en que hagamos uso del celular y la información que nos proporcionan millones de sitios webs. Fundaciones relacionadas con el mundo de las telecomunicaciones, señalan que pasamos más de 150 veces al día mirando el celular, esto sea para comunicarnos por las redes sociales o buscar información en Internet.

La tecnopatía, es justamente el término utilizado por un exceso abusivo de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Preferimos estar "pegados" en el teléfono móvil o videojuegos, a realizar actividad física, leer un libro o cenar con amigos. Especialistas en psicología y medios de comunicación audiovisual, advierten el efecto que traen una serie de tecnopatías en niños, jóvenes y adultos. Entre ellas están el insomnio tecnológico suscitado por la luz azul de las pantallas; el síndrome de la llamada o vibración imaginaria, en que pensamos que el celular nos está sonando y rápidamente nos alertamos en revisar; depresión por las redes sociales, en que algunas personas pueden caer en un aislamiento y disminución de la autoestima y la nomofobia que se sufre cuando no llevamos con nosotros el smartphone. Dichas consecuencias van cada vez en aumento, incluso, desde el momento en que el bebé se encuentra en el vientre de la madre.

No es de esperar que, muchas situaciones de violencia y estrés que acontecen en la familia y en la educación, estén asociadas con una escasa moderación en el uso de las tecnologías, así hemos visto cómo en algunos colegios se ha prohibido su uso en el desarrollo de clases y otras instancias importantes de socialización al interior del establecimiento. Todo es reversible en la medida que exista la voluntad por no depender estrictamente de ellas.

No todo es por decreto

Raúl Caamaño , Profesor Universidad Católica de Temuco
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Es verdad, es muy verdad. Una persona, o una comunidad de personas no cambia porque así se decreta, porque así se legisla, porque así se reglamenta. Los cambios en las usanzas, en las costumbres, en los hábitos no se instalan así como así, porque así se indica en un decreto. Los cambios no se instalan por inveterados cánones, tales como: "Anótese, comuníquese, publíquese y archívese", o "Regístrese, comuníquese y archívese"; no, así no.

Los cambios toman tiempo, mucho tiempo, años de años, generaciones si no. Los cambios se generan espontáneamente, ad casum, no necesariamente ad causam, tampoco ad processum y, quizás, ad nostram voluntatem.

Una sociedad no cambia por la emisión de un decreto, el cambio no ocurre por mandatos ni acuerdos legislativos cupulares, no tiene que ver con una fecha específica del inicio de cumplimiento de una ley o decreto, más bien se da por cambios de conducta societarios, culturales y son más lentos, pueden abarcar toda una generación y más.

Que quede claro, los cambios, los verdaderos cambios, esos que se enclavan en las raíces de una sociedad, traspasan un ciclo temporal breve, no son cuatro años ni seis, son muchos más años. Toman tiempo, son verdaderos paradigmas, perfectamente puede ser la superación o mejora del anterior, o generación de nuevos paradigmas, de uno nuevo.

La aspiración al cambio en una sociedad, ciertamente, comienza en uno, es propio de la persona y, de pronto, se transforma en acción, se ponen en movimiento, adquieren dinamismo, vida. Y la dirección que adoptan estos cambios es de una dimensión lineal, horizontal, más bien, no vertical, nunca.

Otro aspecto por considerar, los cambios son propios de cada persona, se anhelan, primero, en solitario, luego se irradian, se comparten, y no necesariamente son propiedad de un movimiento o grupo determinado. El dínamo del cambio es privativo de las personas, el cambio se abraza, se aprehende y, luego, solo luego de una profunda reflexión y mucho debate.

Y, en política, es raro esto, los cambios son pequeños y se efectúan lo más lento posible, pues de hacerlos de modo radical, el alboroto, la confusión serían mayores, causarían conmoción.

Curiosamente, hoy, se llama cambio a caminar rápido por el mismo camino y en la misma dirección. Y más curioso aún, la palabra cambio asusta, estremece.

No se preocupen, es natural, los cambios van a la par con ciclos de vida más o menos marcados de nuestra propia existencia, no es de otro modo.

Capisci?