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Urge tratar la violencia escolar

Se necesita una intervención integral que logre solucionar los problemas de hacinamiento, estructurales y de convivencia en la comunidad educativa. Contar con colegios amplios con todos los elementos para la educación académica, deportiva y cultural sería gran parte de la solución.
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Lo que vemos en los establecimientos educacionales con continuos enfrentamientos entre estudiantes, y en los que terminan involucrados docentes y apoderados, no es más que el reflejo de nuestra sociedad. La violencia se ha vuelto el principal método de solución de nuestros problemas, y si los adultos no trepidan en recurrir a las agresiones ante la incapacidad para resolver un altercado o una diferencia, es poco lo que podemos pedir a los más jóvenes.

Se dice que vivimos en una sociedad estresada, que fue duramente golpeada por las restricciones de la pandemia y que la salud mental está altamente deteriorada. Si a ello le sumamos la pérdida del respeto por las personas, por la autoridad y todo quien se atreva a contradecirnos, entenderemos las escenas que se repiten en escuelas y liceos.

El poco respeto a la autoridad se ve reflejado en que no existen medidas de coacción, ni advertencias que sirvan para que los más alterados puedan reflexionar y no caer en hechos violentos. Antaño lo más recurrido para retomar el orden era alertar sobre un llamado a Carabineros y las partes tendían a calmarse, hoy esa advertencia no tiene ningún efecto por todo lo visto y por lo discutido en el Congreso, a propósito de la Ley Nain-Retamal.

Jóvenes estresados, nerviosos, hacinamiento, falta de comedores, de gimnasios modernos y el irrespeto a la autoridad producen la tormenta perfecta que se ve en nuestros establecimientos educacionales.

Que nos sugiere la mira holística. Claramente que ir más allá del discurso, de la formación de mesas y de las descripciones. Hay necesidad de más escuelas y liceos, y ello debiera ser parte de los proyectos prioritarios de los municipios y, también, del gobierno regional.

Contar con colegios amplios con todos los elementos para la educación académica, deportiva y cultural sería gran parte de la solución. Se multiplicarían los estudiantes felices de ir a la escuela, se mejoraría la convivencia y el rendimiento escolar.

Hay recursos para ello. Solo se debe delinear bien el proyecto y desarrollarlo en los parámetros exigidos.

En paralelo, trabajar en la salud mental de los jóvenes y adolescentes. Hay muchas fórmulas de enfrentar la problemática si es que se hace con decisión y de este modo asegurar una sanidad que beneficie la convivencia.

Son meses difíciles y complicados, pero se requiere de esfuerzo, sabiduría y audacia para salir adelante.

Los vertederos de nuestra realidad

"La última década, solo por colocar un ítem numérico, ha sido un periodo convulso en nuestra ciudad y región".
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La realidad es algo subjetivo, uno mismo la va construyendo. Lo que pasa en el cerebro no es una captura, tampoco el cerebro es un receptor pasivo de lo que ocurre en el mundo. Para explicar algunas conductas, desde esa realidad, habría que ver qué ocurre en las mentes de las autoridades, por ejemplo, a propósito de ese tema que ha sido el comentario en el último mes: el denominado "vertedero" y ver qué pasa en las neuronas, de aquellos personeros, que no saben de luz; sino, solo de actividades eléctricas que les llegan a otras neuronas.

Lo que construimos está en nuestro cerebro, dicen los científicos. Y el cerebro, en sí, según lo que se ha estudiado, es un laberinto de misterios. Sin embargo, los datos que compartimos, como seres humanos, nos puede volver más desiguales y, por ende, más empobrecidos, razones por las cuales, los datos del vertedero, al parecer, no llegan a los escritorios de quienes tienen que defender a la población y, tampoco, aquellos asumen una decisión de transformación para dicha problemática.

La última década, solo por colocar un ítem numérico, ha sido un periodo convulso en nuestra ciudad y región. La crisis de gobernanza y la incertidumbre ante los efectos de tantos asuntos como los cuestionamientos del orden global, la falta de representatividad, el bajo crecimiento de innovación, la falta de impulsos educativos y la nula solución al vertedero han llevado a marcar un tiempo de paralelismo inquietante, a observar un aumento de la pobreza regional y a desear, también, un mejor tiempo para desarrollar los potenciales que cada uno de nosotros debiera entregar. Pero ¿cómo producir mejoras si no caben las oportunidades? ¿cómo impulsar crecimientos en las distintas áreas del conocimiento si vivimos las secuelas de otros sin responsabilidades de nada?

¿Cuántos vertederos tenemos en nuestro entorno? El tema es concreto y directo: se desconocen los daños por los elementos contaminantes del basural y no se sabe si todo acabará en una demanda internacional. Sin embargo, lo que ocurre con ese vertedero también ocurre con otros, de manera simbólica. Me refiero a otros vertederos, a otros basurales que no se distinguen, pero que tienen un cúmulo de basuras que no dejan ver el perímetro de las cosas en las calles de la ciudad, en los barrios, en el entorno citadino. Los vertederos están frente a nuestros ojos, en lo cotidiano de todos nosotros, en las cosas que no vemos, en las equívocas decisiones, porque el humo difuso de las quemas no deja recurrir a instancias de verdadera solución.

Tal vez, estamos llenos de plásticos, como las fauces de muchos peces; tal vez, estamos llenos de carburos, de mugres, de depósitos que no sabemos qué contienen; porque tampoco vemos el discernimiento ya que es más fácil apuntar, acusar o delegar a los otros lo que debiera ser una reacción innata, del cerebro, para buscar la mejora y la solución a un problema que ya tiene demasiados años. El estancamiento solo nos da preocupación; el descontento se suma a la perplejidad y la inquietud que produce la velocidad conecta con la magnitud del cerebro que seguirá buscando sus conexiones de luz y su ampliación de horizontes a nuestro alrededor, a pesar de todo tipo de vertederos que veamos o sintamos.

Francisco Javier Villegas

Escritor y profesor

Si no eres parte de la solución, eres parte del problema

"Tenemos una urgencia: controlar el problema inmediato, que se traduce en hacer todos los esfuerzos en erradicar las quemas". Pablo Iriarte, Secretario Regional Ministerial de Gobierno
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Es bueno decirle a la gente, especialmente a quienes han sufrido mucho con las quemas en el sector de La Chimba, que el tiempo de echarnos la culpa entre instituciones para el Gobierno del Presidente Boric, ya pasó. Y en ese sentido, lo que hemos recalcado con bastante empeño, es que más allá de las responsabilidades individuales que puede tener el municipio, o diversas instituciones públicas, lo importante es decir que la solución de los problemas de la gente solo se verán resueltos en la medida que logremos consolidar un trabajo coordinado. No solamente nos interesa coordinar al Gabinete Regional, sino que ponernos a disposición del municipio, trabajar con el Gobierno Regional, e incluso con privados, pero por sobre todas las cosas, activar un diálogo sincero con los vecinos y vecinas del sector, quienes son los que más manifiestan un histórico abandono.

Cuando hablo de una transversalidad mayor, no solo me refiero a la capacidad de diálogo que tenemos que tener todas las autoridades, si no que a una articulación permanente, en todos los niveles, apoyándonos técnicamente, colaborando en los procesos que cada institución tiene que llevar adelante, porque la verdad es que ya no vale la pena echarle la culpa a otros, incluso a los gobiernos antecesores, sino que solucionar los problemas de la gente, aquellos que son urgentes, pero además mirar el futuro.

Tenemos una urgencia: controlar el problema inmediato, que se traduce en hacer todos los esfuerzos en erradicar las quemas, a través de una mayor fiscalización y coordinación de nuestra Delegada Presidencial con Carabineros, escuchar las recomendaciones de las y los vecinos y aplicar acciones que minimicen los focos de peligro, un ejemplo de aquello es la limpieza que como gobierno comenzamos a ejecutar hace algunas semanas, un aporte a un problema mayor.

Debemos ser capaces de empezar a recuperar el espacio que debiera ocupar otro rol hoy y por lo tanto, como Gobierno nos estamos poniendo a disposición de todas las coordinaciones necesarias para el trabajo que debió haber empezado de manera más seria hace muchos años, y que hoy estamos tomando con el compromiso, de no cuestionar a nadie sino que de caminar hacia adelante, invitando con mucha humildad, a qué desde todas las instituciones del Estado hagamos lo mismo, pues además, a propósito de las fiscalizaciones, con la Unidad Territorial de la Delegación Presidencial, ya tenemos un mapeo bastante exhaustivo y detallado de lo que existe en el ex vertedero que evidentemente, no es solo basura.

En ese sentido, el caminar hacia acciones de mediano y largo plazo ha significado tomar decisiones estratégicas: Coordinar una limpieza con recursos del GORE que debiera concluir con un trabajo de cierre por parte del municipio; aumentar la coordinación para las necesarias fiscalizaciones; incluir en la segunda etapa del Plan Urbano Habitacional de La Chimba acciones de urbanización que nos permita adueñarnos de espacios externos al ex vertedero que hoy son focos de quemas, proceso liderado por MINVU; siendo lo más importante, el inicio de las coordinaciones técnicas para que los estudios que logren remediar el ex vertedero no solo queden en un papel.