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Alejandro Sanz: ¿Colaborar con Rosalía o C. Tangana? "¿Por qué no?"

MÚSICA. El español publicó su primer miniálbum con el venezolano Danny Ocean, un acercamiento al mundo urbano latino.
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Agencias

El español Alejandro Sanz se adapta a los tiempos con la publicación de su primer miniálbum, un disco de tres temas con el cantautor venezolano Danny Ocean y con el productor fetiche de C. Tangana, Alizzz, un flirteo con el mundo del urbano latino que invita a imaginar más colaboraciones.

¿Trabajaría también con los españoles C. Tangana y Rosalía? "Nunca se sabe. Para mí los dos son grandes artistas y, si se diera la ocasión, claro, por qué no. Me encanta compartir la música", responde Sanz a Efe.

Más allá de las hipótesis, lo que ya es una realidad es ese primer álbum EP que lleva por título "Correcaminos" y que, como canta en el tema homónimo, le ha imprimido otra velocidad a su carrera.

"Los tiempos lo piden. Lo que no se puede es estar en medio, entre la época de los discos en los que uno se pasaba seis meses en un estudio para grabar y estos que corren con otra agilidad. Yo tenía estas tres canciones y me quemaban en las manos", alega.

Anticipa, además, que no habrá que esperar al álbum que tome el relevo al previo "Sanz" (2021) para escuchar más material inédito suyo. "Iremos teniendo música seguro", indica al advertir las ventajas de este sistema: "Así puedo ir grabando canciones y sacarlas, de forma que todo lo que vaya en el álbum sea escuchado".

Originalidad

Sobre "Correcaminos", la canción bandera de este lanzamiento, cuenta que era la oportunidad que llevaba "bastante tiempo" esperando para trabajar junto a Danny Ocean.

"Es uno de los artistas más personales y con más talento que hay, muy original en su forma de hacer las cosas y un tipo que no se da por vencido, que siempre está a la búsqueda de algo mejor, muy sofisticado además en el estudio", señala.

Buenas palabras tiene también para el productor del tema, el español Alizzz, especialmente célebre por su trabajo al servicio de artistas como C. Tangana, el uruguayo Jorge Drexler o Amaia Romero.

"No había oído hablar de él hasta que me mostraron su trabajo y alguien de mi equipo lo propuso. Es un tipo muy serio y muy sensible en el estudio, también muy testarudo con la excelencia en el sonido, así que nos entendimos muy bien", celebra Sanz.

"sin miedo"

Como anticipándose a posibles críticas por la deriva estilística del tema, el español canta en la letra: "Y cuando juzguen y critiquen y me pregunten por qué agarré este camino, soy un viajero, un aventurero, soy el 'motherfucking' correcaminos".

"Llevo mezclando urbano con mi música desde hace 20 años, así que no lo considero nada nuevo", responde el autor de "No es lo mismo", tras insistir en que él siempre ha entendido su composición "de forma abierta, con amplitud y generosidad" al hacer convivir diferentes géneros, "sin miedo a los estilos".

Este miniálmbum se completa con dos temas en los que su firma resulta más reconocible, "Cuándo" y "Volé", en el que entabla un diálogo con el niño que dejó de ser. "Intento que no se vaya del todo, pero hay partes de ese Alejandro que ya no existen, la inocencia por ejemplo. Antes creía que todo el mundo era bueno y confiaba mucho al poner aspectos de mi vida en manos de los demás. Las decepciones van separándote de ese niño, pero también ganas en capacidad de decisión", reflexiona.

Llama la atención otra parte de la canción, en la que dice: "Y volé, volé y volé sin mirar atrás, volé, volé, volé hacia la libertad".

"No he parado de volar hacia la libertad desde que empecé en esto -comenta-. De hecho, empecé en la música para poder ser libre".

Sobre el anuncio de la apertura de una casa museo dedicada a su figura en la localidad de Acalá de los Gazules, comenta: "Es una maravilla (contar con algo así). Es también un poco un repaso de mi vida, pero más que una casa museo al uso, con objetos, es un lugar donde vivir experiencias sensoriales y escuchar cosas que solo están allí".

Conciertos en chile

El 14 de abril retomará en Bogotá la gira de presentación de "Sanz en vivo", y cantará en otras ciudades como Lima (20 de abril), Guayaquil (22 de abril), por supuesto Santiago (26 y 27 de abril) o Buenos Aires (11, 12 y 14 de mayo).

En junio, Sanz regresará a su país y en septiembre estará con su show en Estados Unidos.

Medio siglo del disco con el que Pink Floyd iluminó la cara oscura de la vida

MÚSICA. Cómo se gestó "The Dark Side Of The Moon", uno de los álbumes más vendidos de la historia.
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Mucho antes de que la salud mental hallara por fin hueco en las agendas mediáticas y de gobierno del planeta, Pink Floyd convirtió esta materia en el sustrato de su disco más ambicioso, "The Dark Side Of The Moon", que cumple medio siglo como luz no solo para la música, sino también para la vida.

Según la fuente consultada, la fecha de su publicación diverge entre el 1, el 23 o el 24 de marzo de 1973. Warner Music, poseedora de su catálogo, viene a solventar el dilema con la edición este viernes de una caja "deluxe" que, entre otros atractivos, recoge el directo que la banda ofreció en Londres en 1974 en el Wembley Empire Pool, que por primera vez estará disponible en vinilo.

Su dimensión en la historia de la música viene avalada ya por parámetros tan evidentes como los comerciales: se trata de uno de los discos más vendidos del mundo, con 50 millones de copias despachadas.

Entonces formado por Roger Waters (bajo, voz), David Gilmour (voz, guitarras), Nick Mason (batería, percusión) y Richard Wright (órgano, piano, sintetizadores), Pink Floyd llenó sus arcas gracias a aquel álbum, que además les proporcionó su mayor salto de fama internacional tras siete discos previos.

La banda británica había sufrido en 1968 la salida forzosa de su hasta entonces líder, Syd Barrett, aquejado por un deterioro mental que el uso frecuente de alucinógenos hizo más severo y que aún hoy sigue sin diagnóstico firme.

Aquello marcó la deriva de Pink Floyd, que contrató a Gilmour como miembro de pleno derecho para sustituirlo en la guitarra y que vio cómo Roger Waters asumía progresivamente la batuta del grupo.

Suya fue la idea de dedicar su octavo álbum a los estragos que la vida moderna suponían para el hombre, muy influidos por la experiencia personal de Barrett.

Título y portada

Su título mismo no alude a la luna como satélite, sino al carácter lunático de las personas.

Otra particularidad fue que las canciones se presentaron en vivo antes de ser grabadas, por lo que fueron creciendo en directo hasta ser inmortalizadas en los estudios de Abbey Road en Londres.

Contaron como productor con quien había sido ingeniero en los discos de los Beatles "Abbey Road" y "Let It Be" y que terminaría convirtiéndose él mismo en una estrella de la música cuando tres años después emprendió su propio proyecto: Alan Parsons.

Al exquisito resultado sin duda contribuyeron las posibilidades técnicas del lugar, donde contaron con una mesa de mezclas de 16 pistas que les permitió encajar los numerosos recursos extramusicales que añadieron, desde el latido del corazón con el que acaba y empieza el álbum hasta las emblemáticas monedas de "Money".

Aquella denuncia de la ambición fue el corte de mayor éxito del disco y de la carrera entera de Pink Floyd, en una placa de diez temas entrelazados hasta sumar apenas 42 minutos.

Quedaba solo por modelar la portada, otro elemento icónico en la cultura popular.

Diseñada por Storm Thorgerson, del colectivo Hipgnosis, y dibujada por George Hardie, la premisa era buscar claridad y concisión al reflejar la luz de los espectáculos de Pink Floyd. Así se llegó a la idea de la portada en negro y el haz que, al filtrarse por un prisma, sale refractado en forma de arcoíris.