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A propósito del 8M

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En algunos círculos de la ciudad me llaman la 'dama de la política' (la Doc también), denominación que agradezco profundamente dada mi enorme afinidad con el análisis político, desde una mirada más academicista y teórica, por supuesto. Sin embargo, muchas mujeres valiosas en la región podrían ostentar ese nombre también, inclusive aquéllas que han caído en desgracia producto de la violencia política de género y otras vicisitudes de la vida. Vaya para todas ellas, la mayoría perteneciente a partidos políticos y/o en cargos de connotación pública regional-local, un gran saludo en un año más de la conmemoración del 8M, cuando en 1875 varias mujeres de una fábrica textil en Nueva York protestaron por igualdades salariales. Las movilizaciones desencadenaron una brutal represión policial que terminó con la vida de 120 trabajadoras. La masacre no sólo trajo desgracia, sino la creación del primer sindicato femenino de la historia.

De ahí, hemos ido avanzando, pero desgraciadamente muy lento y en política todavía aún más, pues a nivel internacional estamos a 130 años de alcanzar la equidad de género en el Poder Ejecutivo. Los casos lamentables de las renuncias de Jacinta Ardern, ex Primera Ministra de Nueva Zelanda y Nicola Sturgeon, la líder del independentismo escoces, han puesto fin a una era de género interesante sobre todo en materia del manejo eficiente de la pandemia del Covid-19. Estos liderazgos emergieron justamente para contrarrestar las políticas populistas y reaccionarias de un Donald Trump en Estados Unidos y Jair Bolsonaro en Brasil. De eso, sólo nos quedan sus palabras de despedida respectivamente: "… estaría perjudicando a Nueva Zelanda si permanezco en el cargo" (DF MAS, 21/01/2023) y "Soy un ser humano, además de una política" (El País, 15/02/2023). Sin duda, el 'burnout' político quemó a estas damas de la política, y como un péndulo hemos vuelto a una 'masculinidad tóxica' (Sergio Sinay, 2007) en el poder.

A diferencia de la 'política de la bondad' que ofrecía la 'Jacintomanía' (Ardern), nos acostumbramos a hablar de 'damas de hierro' para emular un liderazgo más racional estratégico que uno ovular-empático, como dice la teoría feminista. Sin embargo, en eso también habría un sesgo de género, porque pareciera ser que para ejercer el poder, las mujeres debiéramos golpear la mesa y practicar un poder duro. En política internacional, el poder económico cada vez es más considerado la antítesis del 'soft power'. Así, una de las economías más importantes del mundo, la de Estados Unidos será ejercido por un 'triunvirato' de mujeres, luego de que el Presidente Joe Biden nombrara como nueva directora del Consejo Económico de la Casa Blanca a Lael Brainard, quien tiene una vasta experiencia en las administraciones de Bill Clinton y Barak Obama. A Brainard se suman Yanet Yellen como secretaria del Tesoro y Elizabeth Klein, directora del Centro de Energía. Ellas son la esperanza de que nuestra gobernanza sea reconocida como aporte a la política en todas las áreas humanas.

En términos de equidad de género en los diversos gobiernos de Chile, el gabinete de Patricio Aylwin tuvo 0% participación femenina; el de Eduardo Frei, un 14,3; el de Ricardo Lagos, un 31,3%. Llegamos al primer gobierno de Michelle Bachelet con el cuestionado 50%, y en su segundo período bajó a un 39,1%; los dos gobiernos de Sebastián Piñera fueron de 27,3% y 30,4% respectivamente. El actual gobierno de Gabriel Boric es el que más ha avanzado con un gabinete actual de un 66,7%, aun cuando los casos de violencia política han sido descarnados con mujeres en los ministerios. Otro aspecto atractivo del actual Ejecutivo es su política exterior feminista, a través de la cual seríamos el séptimo país en implantar algo tan disruptivo, seguido de España en 2021 (Suecia, 2014; Canadá, 2017; Francia, 2019; Luxemburgo, 2019; México, 2020). Si bien las naciones-estado no han definido específicamente qué es concretamente tener una política exterior de este estilo, pero su orientación estaría hacia la renegociación de las jerarquías de poder y de género en la institucionalidad y políticas públicas (Karin Aggestam y Annika Bergmann-Rosemond, 2016).

Si bien el año pasado planteé un profundo pesimismo de género, del cual todavía estoy cierta de ello. Sin embargo es bueno pensar que son tiempos de mujeres, que el género importa (como confronté a un senador de la región en una columna), y que debemos educarnos en más sororidad política para hacer transformaciones profundas a una sociedad que requiere cambiar su foco excesivo en seguridad e interés nacional para pasar al de ciudadanía empoderada y preocupada del cuidado cívico.

Dra. Francis Espinoza F.

Si bien el año pasado planteé un profundo pesimismo de género, del cual todavía estoy cierta de ello. Sin embargo es bueno pensar que son tiempos de mujeres, que el género importa y que debemos educarnos en más sororidad política para hacer transformaciones profundas".

El manejo de las expectativas

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En economía se sabe que predecir el futuro representa un camino altamente complejo y plagado de vericuetos. Los modelos que se utilizan en estos casos se basan fundamentalmente en las "expectativas racionales" de los agentes económicos - consumidores, trabajadores, empresarios -, donde se asume que en promedio la visión que tienen estos agentes es la correcta, cuando se la proyecta en el tiempo.

Indudablemente, la estimación de las expectativas económicas puede variar mucho,?dependiendo de los supuestos que se apliquen en los modelos económicos utilizados para trabajar con estas expectativas. Pero una cosa es la teoría, y otra muy diferente la realidad. Es un hecho de la causa, un tema muy estudiado en economía, que cuando los agentes se forman una opinión negativa sobre el devenir de la macroeconomía en base a todas las variables disponibles en su entorno económico, esas expectativas son muy difíciles de revertir en el corto y mediano plazo, ya que están íntimamente ligadas a factores de confianza, a temas que tienen que ver, incluso, con la psicología de masas. Las declaraciones públicas, o de buenas intenciones (como las del ministro Mario Marcel), no producen cambios importantes en la curva de las expectativas, pues éstas cambian de manera sustancial sólo ante hechos económicos tangibles, concretos, generados durante un período representativo de tiempo, bastante largo.

Es obvio que la economía chilena viene sufriendo una fuerte desaceleración, la cual se ha intensificado durante la actual administración. Si bien el Imacec de enero 2023 creció un 0,4%, la economía en general cayó un 0,3% en los últimos doce meses. La economía de los países latinoamericanos productores de materias primas también se ralentizó, pero la caída chilena es la más acentuada entre las naciones relevantes del continente. Y esto tiene mucho que ver con las negativas señales provenientes desde el gobierno, donde la reforma tributaria está sembrando dudas sobre su real impacto en las personas y empresas de todos los tamaños. No es un dato menor transferir 4,1% del PIB desde el sector privado al sector público para crear nuevas estructuras, como un sistema de pensión o de salud mayoritariamente estatal que no aborda el problema de fondo - la mala calidad, sobre todo de la salud pública -, sino que se queda sólo en los aspectos económicos de acceso a la misma, el cual sigue siendo muy deficiente. Esta inmensa transferencia de recursos, cuyo manejo por el sector estatal inevitablemente se transformará en otra gran burocracia, sólo agrega más volatilidad a unas expectativas ya deterioradas.

Las declaraciones de altos personeros oficialistas tampoco ayudan a despejar las dudas de los agentes, de los consumidores. Basta que exista una polémica con algún sector de la economía, o con alguna empresa, para que surjan voces de varios ministros criticando de manera generalizada, y desde posturas de izquierda extremadamente ideologizadas, a? los empresarios como un todo. Pero luego se intenta suavizar esta situación hablando de profundizar la cooperación público-privada a través de una agenda de productividad y crecimiento, tratando así de reparar el daño causado por quienes siembran dudas sobre las ventajas del sector privado, que representa cerca del 85% de la economía chilena.

Es importante tener presente que en el complejo mundo de la economía, las confianzas se ganan con hechos concretos. La inversión, fundamental para generar empleo, y el consumo, no regresan sólo porque alguien pide que así suceda.

José Miguel Serrano

Es importante tener presente que en el complejo mundo de la economía, las confianzas se ganan con hechos concretos. La inversión, fundamental para generar empleo, y el consumo, no regresan sólo porque alguien pide que así suceda.