Responsabilidad presidencial
Creo que las declaraciones del Presidente al señalar que hubo desprolijidad en los recientes indultos, lo que produjo la salida de la ministra de Justicia, merecen varios comentarios.
Si hubo desprolijidad, quiere decir que los dichos del Presidente hace algunos días, cuando señaló que los casos fueron meditados en profundidad y que los indultados no eran delincuentes, carecen de verosimilitud. El Presidente es la máxima autoridad del país y, como tal, es el primer llamado a crear la confianza de sus compatriotas (a quien se debe) en las autoridades e instituciones públicas.
Si hubo desprolijidad, ello es un hecho gravísimo, dada la relevancia y la sensibilidad que en la actualidad tiene este tema para la seguridad de la sociedad. Asimismo, este descuido generó injusticia para aquellas personas que, estando actualmente privadas de libertad, han hecho un permanente y real esfuerzo para optar a tener una segunda oportunidad.
Si hubo desprolijidad, ésta debió ser advertida oportunamente por el Presidente al analizar detenidamente los antecedentes, no solo porque es su responsabilidad de ejercer el control jerárquico permanente establecido por ley, sino, también, porque el indulto es una atribución exclusiva del Jefe de Estado. Cabe concluir, entonces, que no solo hubo desprolijidad de la ministra de Justicia, sino también del propio Presidente de la República.
Creo que si se otorgó un indulto a personas donde hubo un reconocido descuido, es de esperar que este error sea corregido al más breve plazo, revirtiendo la medida.
Reinaldo Mella Lavalle
Difícil comprensión
Definitivamente, es difícil de entender al Presidente que, como parte de sus facultades, genera indultos con completa convicción personal e incluso colocando en duda las decisiones del Poder Judicial. Luego, probablemente haciendo eco del llamado de atención de la Corte Suprema, de la reacción de la prensa, de la oposición y de parte de algunos políticos de oficialismo, anuncia la renuncia de su ministra de Justicia (que al parecer algo le queda de amor propio). Como parte de este anuncio, el Jefe de Estado declaró que su decisión de aceptar la renuncia de su exministra se basaba en "que hubo desprolijidades en la ejecución de mi decisión de conceder indultos".Al respecto quisiera señalar: ¿cómo explica su desprolijidad el Presidente Boric a las víctimas de atentados, crímenes, asaltos, siendo que es la máxima autoridad del país? ¿No sería bueno dar disculpas públicas o por lo menos revocar su decisión? Ahora queda más claro por qué el Sr. Presidente no logró sacar adelante su título de abogado. Insisto en que la directiva estudiantil que está gobernando el país, definitivamente no está a la altura.
Anthony Covarrubias Castro
¿Hasta cuándo?
María Sagua, una mujer en situación de calle, fue la única víctima del incendio que la madrugada de Año Nuevo consumió el ala norte de los locales comerciales de la Plaza Sotomayor. Ahora, en la pared donde ella tenía sus pertenencias y pasaba los días junto a sus perros, hay globos y algunas fotografías en su memoria.
La mayoría la recuerda caminando con sus tacones negros y su minifalda azul, sus pantys de red, sus ojos pintados de azul y su cigarrillo en la boca, pero muy pocos conocían su nombre, de dónde era, qué edad tenía.
¿Cuántas mujeres, como ella, deambulan por nuestra región atrapadas en una espiral de violencia que no termina?
Definir el perfil de la mujer que vive en situación de calle es difícil, pero se sabe que en Antofagasta son más de 150. Hay mujeres jóvenes, con hijos o sin ellos; de la tercera edad, con pareja o solas; extranjeras y chilenas; con enfermedades crónicas, problemas de salud mental o de consumo de drogas. Muchas de ellas quedaron sin hogar por escapar de la violencia intrafamiliar o de un quiebre afectivo inabordable, como María.
María nació en 1967 en Tierra Amarilla, Copiapó, y fue abandonada por su madre, luego de provocarle quemaduras en el brazo y en el rostro. Su padre murió tempranamente. Antes de cumplir 5 años, padeció de meningitis. Hoy sabemos que los últimos años de su vida vivió en situación de calle y era conocida en el sector del Mercado Central de Antofagasta. Quienes la veían circular por la Plaza Sotomayor, en pleno centro, afirman haberla observado discutir con personas invisibles.
Hoy se habla de una feminización de la pobreza. Hace 10 años, sólo el 5 por ciento de las personas en situación de calle eran mujeres, ahora, esa cifra se ha cuadruplicado: el 20 por ciento del total de la gente en calle en Antofagasta, son mujeres abandonadas. ¿Hasta cuándo veremos cómo las maltratan, ignoran, golpean o mueren a la vista y paciencia de todos, como sucedió con María?
Andrea Cox Jefa social territorial del Hogar de Cristo en Antofagasta