Fronteras con poco control
"Todo lo anterior exige mayores esfuerzos gubernamentales por intentar recuperar el esquivo control de las fronteras". Carlos Gajardo, Abogado y exfiscal
Diversas estadísticas nos muestran lo complejo que ha resultado los últimos años el control de la frontera norte. Motivado fuertemente por la diáspora de ciudadanos venezolanos que huyen de su tierra, el norte de Chile ha recibido en los últimos años cantidades muy relevantes de migrantes indocumentados que avanzan hacia el centro del país. La extensa frontera entre Chile y Bolivia, de más de 800 kilómetros, se encuentra llena de pasos no habilitados difíciles de controlar con los menguados recursos de Carabineros y Aduanas. Un estudio reciente de la Universidad Católica muestra el aumento del comercio ilícito de cigarrillos que alcanza ya el 37,4% del total del cigarrillo que se comercializa en el país. Asimismo, se ha conocido recientemente el estudio Connecta, que muestra como "la importación de tabaco de Bolivia aumentó de 264 toneladas a 6.032 toneladas entre 2010 y 2017. Justamente ese aumento de la importación en Bolivia coincide con el aumento del consumo de cigarros ilegales en Perú y Chile". El estudio también hace una conexión entre la permisividad de Aduanas de Bolivia con la creciente entrada de mercancía ilícita a través de su frontera con Chile al país. La situación por cierto genera una serie de problemáticas asociadas. El contrabando de cigarrillos es un delito transnacional con participación de sujetos de diversos países en la producción, que ocurre fundamentalmente en Paraguay, transporte, internación y distribución a lo largo de los distintos países del Cono Sur. A esta transnacionalidad, se une como fenómeno la criminalidad organizada que ha mostrado incluso como bandas rivales se enfrentan a tiros para apropiarse del producto ilícito habiéndose acreditado al menos en dos ocasiones que se han producido muertes en dichos enfrentamientos. Por su parte los inmensos recursos que mueve esta industria ilícita genera el necesario lavado de activos de las ganancias producidas, como asimismo el intento exitoso en algunas ocasiones, de incorporar en las estructuras criminales a funcionarios públicos responsables de la persecución y control del delito.
Todo lo anterior exige mayores esfuerzos gubernamentales por intentar recuperar el esquivo control de las fronteras, debiendo dotar a los organismos encargados, especialmente Aduanas y Carabineros, de mayores recursos humanos y logísticos para el cumplimiento de su tarea. No se divisan tampoco razones de peso para negarle al Ejército mayor protagonismo en el cumplimiento de dichas tareas. Hay mucho por hacer y es urgente hacerlo.