Cambios en el sistema educativo
La alta deserción informada entre 2021 y 2022, es una indicador que refleja la falta de incentivos para que los estudiantes no abandonen el sistema. Partir por la identificación de los casos que abandonaron y de paso mejorar el sistema tradicional, es prioritario. Se deben hacer las inversiones y aplicar nuevas políticas educativas.
Autoridades ministeriales y expertos en el área tenían estimaciones que el porcentaje de deserción escolar 2021-2022 sería más alto que los últimos años y ese temor fue confirmado porque hace algunos días el Ministerio de Educación informó que el 1,9% de los escolares matriculados en 2021 no siguió en 2022, porcentaje que en la práctica significa que son más de 50 mil los niños y niñas que dejaron de asistir a clases.
En términos porcentuales la Región de Antofagasta son similares y llevados a la cantidad de alumnos son casi 2 mil los estudiantes que desertaron. Igualmente un dato que preocupa y que debe ser analizado a fondo para dilucidar qué ocurrió y si esto no es solo producto de la pandemia.
Es normal que los largos confinamientos, las clases virtuales incluso el experimento híbrido no fue suficiente para lograr la permanencia estudiantil. Más aún que las restricciones covid golpearon la economía de las familias y se hacía aún más difícil conciliar la atención con los deberes académicos. Por ello, muchos dejaron de seguir los estudios para buscar alternativas en escuelas libres o simplemente ingresar al mundo laboral.
Será muy importante conocer qué pasó con esos casi dos mil estudiantes e intentar que regresen a al sistema formal.
Es sabido que hay deficiencias y que el retorno a la presencialidad no ha sido fácil. Aún permanecen las demandas de mejor infraestructura y de calidad académica, situaciones que han desatado serios problemas de convivencia.
Allí el enfoque está en inyectar recursos y en políticas orientadas a solucionar problemas de salud mental. Esto último es algo que no se le ha puesto la atención suficiente, porque los conflictos de convivencia escolar derivan de los problemas relacionales producto de los prolongados confinamientos.
Partir por la identificación de los casos que abandonaron y de paso mejorar el sistema tradicional, es prioritario. Se deben hacer las inversiones y nuevas políticas que signifiquen una modernidad en las escuelas y en la enseñanza que hasta hoy conocemos.
La pandemia se transformó en un problema en muchos ámbitos, pero como se dice, también es una oportunidad para dar un salto cualitativo y con ello lograr que sean menos los que quieran salir de la educación formal.