Política Freak
En la literatura sobre 'Freak Politics' (Política Freak) en el mundo, nos encontramos con una asociación directa a las visiones progresistas de las izquierdas, la política como un show mediático, y tal vez la asociación que hace Daniel A. Foss (Freak culture; life-style and politics, 1972) entre los movimientos juveniles de 1960, la 'Nueva Izquierda' y los movimientos obreros de principios de la década de 1920, rescatando una especie de ideología hippie asociada a lo 'freak'.
En el libro La forma de ganar: tomando la Casa Blanca (The Way to Win: Taking the White House, 2008), los periodistas políticos Mark Halperin y John F. Harris analizan las estrategias políticas de las familias Bush y Clinton en la carrera presidencial por el país más poderoso, Estados Unidos, llegando a la conclusión de que la 'política freak' obedece a una cultura política que proporciona incentivos para candidatos/as, activistas, grupos de interés y medios de comunicación, y que enfatiza el extremismo ideológico y el ataque personal. Por lo que podríamos concluir que la 'política monstruosa' ya se viene experimentando hace más de una década a nivel internacional y nacional.
En Chile, como subproductos del Rechazo, estamos viendo una serie de 'golpes blandos' que está dando la derecha en todos los frentes, especialmente en el Parlamento, de seguro se busca estirar el chicle para que no se instaure un nuevo proceso constitucional en las condiciones que la ciudadanía votó en el plebiscito de entrada, aun sabiendo que el momento constituyente ya pasó. El análisis político que se ha hecho en los medios nacionales es que la 'estrategia coup d'état' surge después de que la carta del oficialismo, el diputado Vlado Mirosevic (PL) ganara la presidencia de la cámara baja. Así, la nueva coalición integrada por Chile Vamos, el PDG y republicanos ha montado la presentación de una serie de censuras en contra de diputados/as oficialistas que presiden trece comisiones, pero cuatro ya están en manos de esta nueva fuerza política (La Tercera, 22/11/2022).
A nivel local, pareciera que ya estamos acostumbrándonos al 'escándalo de la semana' con la gobernanza narcisista del alcalde y su ridículo Plan 9, que ahora inclusive le cortan la luz por deuda millonaria. Me pregunto hasta cuándo aguantaremos la mala gestión municipal, con un concejo dividido y en el 'nowhere', y un concejal que corre solo con las denuncias como si una maratón política no requiriese articulación y no autopropaganda que lo conduzca mañana a estar sentado en el mismo sillón edilicio. Si bien pudiésemos compartir la soledad del poder, pero para el éxito de éste, la articulación con otras actoridades de la ciudad y la región es fundamental. Una gran lección que hemos aprendido como ciudadanía de los casos KR y JV, es justamente ya NO MÁS a los liderazgos narcisistas/individualistas en Antofagasta.
En la perspectiva regional, estamos frente a una gobernanza mediática atemporal donde a estas alturas del partido recién se hace pública la diferencia entre intendencia y gobernación, siendo que debió explicarse al comenzar las funciones en el cargo. Definitivamente a la Gobernación Regional le falla el 'hic et nunc' de la comunicación política, es decir, cuándo se debe decir lo que se debe decir. Y para coronar con la guinda de la torta, el gobernador pide que no se le fiscalice por la única función clara que tiene la ciudadanía que debe cumplir: ser la billetera regional. Como dice mi tía (Sonia Espinoza), "lo que tiene que hacer" es generar articulación con los municipios y presionar para la presentación de proyectos que impliquen un desarrollo equitativo de la Segunda Región. No se hace necesario acoplarse a viejos proyectos como el Corredor Bioceánico para mostrar gestión, o llevar el pandero de una estrategia minera que claramente requiere una mayor y mejor articulación académica.
La periodista turca Ecce Temelkuran (2019) plantea que el desarrollo de populismo inevitablemente nos llevará a gobiernos autocráticos y de extremos. Es decir, todos estos antecedentes que he expuesto nos deberían llevar a reflexionar si queremos una política populista en el país y la región, y si estamos a tiempo de combatir estos síntomas. La accountability ciudadana es lo único que podemos ofrecer para que no impere la 'freak politics' en Antofagasta.
Cómo no gobernar
El ser humano ha aprovechado el viento y la electricidad, controlado o erradicado enfermedades, penetrado en los misterios del cosmos y logrado comunicaciones instantáneas a través del orbe. Pero podría pensarse que mientras todas las demás ciencias han avanzado enormemente, la de gobernar apenas se practica ahora mejor que hace dos mil o tres mil años. Es válido preguntar, puesto que la insensatez es inherente a los humanos, ¿por qué habríamos de esperar algo distinto del acto de gobernar? La razón para preocuparse es que la imprudencia de quienes gobiernan puede generar repercusiones mayores en más personas. Por lo tanto, los gobiernos tienen el deber de actuar conforme a la razón y no a la obcecación, como sucede actualmente en Chile.
Sin embargo, la insensatez y el desatino, como fuentes de autoengaño, desempeñan un papel asombrosamente grande en los gobiernos y en las campañas políticas. Consiste en evaluar una situación según nociones preconcebidas, mientras se pasan por alto o se rechazan todas las señales en contrario. Es actuar de acuerdo con nuestros deseos e ideologías, sin permitir que los hechos nos disuadan. Para ejemplificar esto, bastará hacerlo con una inequívoca pregunta. ¿Por qué la Convención Constitucional y luego el gobierno insistieron en refundar el país, cuando todo indicaba que no debían hacerlo? La ciudadanía rechazó de manera rotunda los intentos refundacionales de individuos con actitudes extremas, que dominaron dicha instancia constitucional. Sin embargo, desde el gobierno y los partidos que lo apoyan, continúan intentando implantar un sistema constituyente que proponga más de lo mismo, con una visión "radicalizada" de Nación, que no se condice con nuestras tradiciones históricas ni con lo que la gente quiere.
En el Chile actual, hemos tenido múltiples advertencias sobre los cambios que las grandes mayorías exigen, y sobre aquellos que no están dispuestas a aceptar; no quieren un país nuevo, menos aún uno revolucionario. Desean mejorar las pensiones, la salud, la educación, y ciertamente tener mayores grados de seguridad. Y, sin embargo, el gobierno actúa como si no hubiera existido un rechazo a su propuesta constitucional, y plantea la repetición casi calcada del sistema que la población desechó tres meses atrás. Así, la insensatez de nuestros gobernantes y los partidos políticos oficialistas - totalmente desacoplados de las necesidades urgentes del país -, ha derivado en que cada semana que pasa existan más personas interesadas en reformar la actual constitución en vez de realizar un nuevo proceso, que a todas luces puede transformarse en un segundo salto al vacío.
Para que los futuros cambios de nuestra institucionalidad política no contengan las semillas de la ruina, fomentando la inestabilidad y el ansia de poder entre los líderes del país, sería prudente emular a Solón de Atenas, aquel sabio gobernante del siglo VI a. de C., a quien en una época de graves dificultades políticas y económicas, se le pidió salvar el Estado y reparar las enormes diferencias existentes entre los ciudadanos. Una vez logrado este propósito con notable éxito, Solón hizo algo extraordinario: compró un barco y partió al exilio voluntario durante diez años. Tal decisión parece indicar que la falta de una suprema ambición personal, junto con una fuerte dosis de realismo político no-dogmático, se encuentran entre los componentes esenciales de la sabiduría. Es lo que esperamos también de los políticos chilenos durante los próximos meses y años, si no en el gobierno, entonces desde la oposición.
Dra. Francis Espinoza F.
josé miguel serrano
Opinión
"A nivel local, pareciera que ya estamos acostumbrándonos al 'escándalo de la semana' con la gobernanza narcisista del alcalde y su ridículo Plan 9, que ahora inclusive le cortan la luz por deuda millonaria.
"En el Chile actual, hemos tenido múltiples advertencias sobre los cambios que las grandes mayorías exigen, y sobre aquellos que no están dispuestas a aceptar; no quieren un país nuevo, menos aún uno revolucionario.
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Académica UCN
Economista Universidad de Columbia