Sombreaderos
El cambio climático nos anuncia que las temperaturas podrían elevarse y con ello los días de pleno sol serán más frecuentes en la zona costera de la región. Nos faltarán espacios con sombra principalmente en los paseos peatonales. Un detalle a considerar.
Carlos Gutiérrez
40 horas
Un rápido avance está teniendo el proyecto de ley de 40 horas en el Congreso, actualmente en segundo trámite constitucional, haciendo parecer inminente que se convertirá en ley durante este Gobierno. Sus detractores han centrado sus críticas en un argumento sumamente real y válido, que es la baja productividad de los trabajadores chilenos, pues si miramos los indicadores de la OCDE, Chile ocupa el lugar 36 de 39 en esta materia, solo por encima de Costa Rica, México y Sudáfrica.
Sin embargo, también somos el sexto país con más horas de trabajo anual de sus trabajadores, superando las 1.900 por año, cuando el promedio de quienes integran la OCDE es de 1.600 horas anuales. Entonces, si es tan evidente el problema, ¿para qué seguir insistiendo con lo que claramente no funciona?
Avanzar en las 40 horas debe ser visto como un desafío para mejorar nuestra productividad, dejando atrás los paradigmas y convirtiéndolo en un buen incentivo para los trabajadores, donde habrá más espacio para la vida familiar y social, a cambio de un mayor esfuerzo por cumplir con las mismas tareas laborales en menos horas de trabajo. En esto último, la desconfianza no ayuda.
La prueba de que es posible es que hoy 184 empresas e instituciones, de todos los rubros y tamaños, se han acogido voluntariamente al sistema, porque seguramente algún beneficio les trae. Nuestra casa de estudios es la primera universidad en hacerlo y estamos convencidos que nos ayudará a continuar mejorando la eficiencia de nuestros procesos -que es uno de nuestros principales ejes de trabajo desde que nos constituimos-, así como tendrá un positivo impacto en el clima laboral.
Rafael Rosell Aiquel
Sorpresas
A las derrotas de Alemania y Argentina habría que agregar algunos resultados que no se esperaban y otros que seguramente se pueden dar en el transcurso del campeonato. Esto nos lleva a pensar que la ley de las probabilidades está más vigente que nunca. En este tipo de eventos, nunca hay que subestimar al adversario que no tiene historia y considerarlo "pan comido". Todos los que participan tienen un objetivo y harán lo posible por conseguirlo. En estos momentos, equipos representantes de Asia y África son el mejor ejemplo de superación y la gran amenaza deportiva para quienes se consideran imbatibles.
Jorge Valenzuela Araya
A propósito de la crisis
Las jornadas de octubre de 2019 propiciaron una gran discusión sobre las fragilidades de la economía y política chilena. Hasta entonces, diversos estudios provenientes de las ciencias sociales advertían una serie de tensiones precisas de atender institucionalmente. Estas aludían a la necesidad de implementar medidas de democratización que favorecieran la participación ciudadana en la toma de decisiones vinculantes y a la redistribución económica, con especial atención hacia los sectores vulnerables, sin perjudicar la inversión y crecimiento macroeconómico.
El estallido que vivió nuestro país se enmarca en un ciclo global de movilizaciones, similar a aquellas desarrolladas en 1968, 1989 y 2011. Una de las principales conclusiones sobre esto es que tal tipo de escenarios hoy se reiteran con mayor frecuencia e intensidad. No obstante, existen diferentes lecturas para la explicación de los hechos.
Entre ellas destacan las que sostienen que dichos acontecimientos se explican por el incremento de la complejidad de las sociedades contemporáneas. Mundialmente integradas, estas son más proclives a la autocaotización, debido a las propiedades emergentes de las interacciones entre la creciente multiplicidad de partes que las componen. Ejemplo es la pandemia de SARS-CoV-2, que vino a replantear el dilema entre autonomía e integración local en las cadenas mundiales de valor.
Hoy la sociedad chilena enfrenta el desafío de escribir una nueva Carta Magna. La expectativa es suturar tejidos rotos y generar una adaptación institucional al Chile del posestallido y de la pospandemia. Sobre esto, se sugiere reflexionar en base a tres tensiones. Primero, aquella dada entre la fragmentación y polarización política en el país. Segundo, a las fricciones entre élite/pueblo que dificultan la legitimidad institucional. Por último, a las propuestas de salidas materiales y posmateriales a los momentos de crisis, a propósito del 'rechazo popular' del pasado 4 de septiembre. Tal resolución permitiría diseñar salidas a estas crisis.
Jorge Valdebenito Académico UDLA