Dos líderes Aiquineños
A los pies del volcán Paniri, las extensas, verdes y barrosas vegas de Turi cobijaban miles de llamas y corderos introducidos desde otras tierras. Más arriba, en el místico poblado de Paniri y más al sur, en la quebrada de Aiquina, la abundancia de maíz en las terrazas del Salado, permitían la sobrevivencia de unos centenares de lican antai. La cantidad de morteros en el destrozado pukará de Turi certificaba que aquello ocurría desde hacía siglos.
En esas tierras, hoy áridas, secas y empobrecidas, el ayllu se extendía hasta las extensas terrazas tonceñas, conformando una sola comunidad. Allí nacieron, en distintas épocas, dos varones, los cuales transformaron el amor a su pueblo y su cultura en compromiso de vida.
En el siglo XVIII, es Tomás Paniri quien levanta la voz y encabeza a los suyos en Alto El Loa. Tomás Paniri fue un comerciante importante que desde pequeño recorría el altiplano hasta las costas lican antai. Ello le permitió conocer diferentes culturas y aprender varios idiomas. Su lucha libertaria la pagó con su vida.
Un siglo después, con la instalación de importantes faenas mineras metálicas y no metálicas, y el crecimiento de la población urbana en la antigua provincia de Antofagasta, aumentó la necesidad de agua tanto para el consumo humano como para la producción de las nuevas industrias. Ella fue extraída desde los riachuelos y vertientes andinas, especialmente desde el sector de Alto El Loa. Esta situación afectó directamente a sus pobladores en la modesta explotación agropecuaria de subsistencia, y en el consumo humano. Desde varios poblados y vegas, los lican antai debieron abandonar su tierra y emigrar hacia los márgenes de Calama.
En Aiquina sus pobladores se reunieron, intentando defender lo que ancestralmente les pertenecía. Don Sacramento Paniri, uno de los líderes comunitarios, encabezó a representantes de treinta y cinco familias, que se movilizaron hasta Antofagasta para inscribir sus tierras y sus aguas conforme a las leyes vigentes. Gracias a la visión de esos comuneros, en el poblado aún quedan recursos para sobrevivir.
A don Tomás Paniri y don Sacramento Paniri la historia regional los debe rescatar, reconocer, valorar y conservar en un espacio significativo de nuestra historia regional.
Domingo Gómez Parra. Profesor normalista. Miembro de OPRIL