Sociedad de Amigos del País
Por esos días de 1818, don Bernardo O'Higgins reunió a los más señeros varones de Santiago para que fundasen, al amparo de su austeridad, una Sociedad de Amigos del País, curiosa y fértil organización que propendería, de modo dinámico, "promover todas las actividades encaminadas a dar vida a la agricultura, comercio, minería e industria nacionales". Esta Sociedad era el espejo donde reflejarían los hombres de 1818 su verdadera entraña nacional.
En la finalidad de este agrupamiento de voluntades limpias, latía la ternura de la patria; y por ella se unían el corazón y la mano de entonces: para ensancharla, para desbrozarle el camino, para henchirla y para establecerla en tradición de puridad y prioridad.
Esta Sociedad no duró lo que debió durar. Sin embargo, dejó el resplandor de su ejemplo, la palanca de su impulso. O'Higgins quiso que Chile poseyera la conciencia de ser el país la primera preocupación y la primera exigencia moral.
¡Qué bien nos hubiera hecho la continuidad de esta línea cívica! ¡Qué freno y qué horizonte pudo ser para una tierra como la nuestra, donde, tan a menudo, nos olvidamos que Chile no es una mercancía de disfrute personal!
¡Chile necesita amigos de su día y su futuro! Amigos. Esto es: gentes que no le exijan a Chile nada y le den a Chile todo; amigos en el cabal sentido y en el sentimiento cabal de esta honda palabra unitaria.
Cuando el país se rasga en banderías y los demagogos juegan con su sangre -que es la del pueblo- recordar que la patria es la fuente matriz y que a ella se le ha de conceder el máximo, sin regatearla ni esfuerzo ni probidad, contar -y recontar- que el primer partido, propiamente chileno, fue el del país mismo, adquiere caracteres de llamada al orden y a la conciencia.
Tú que me lees -y tú, y tú- ¿no les parece bien que en el propio corazón fundemos y sostengamos una fecunda Sociedad de Amigos de Chile que sea nido y trinchera para ayudarle a conseguir la total claridad de su progreso…?
En el anhelo de trazar la más alta y diáfana tradición nacional, la de situar a Chile por encima de cualquier interés personal, vibró el mayor gesto patrio. Lo propongo en memoria de Bernardo O'Higgins: ¡seamos amigos de Chile, que será serlo de nosotros mismos y de nuestro porvenir!
Andrés Sabella. De "Críticas y problemas". 1955