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Sensualidad Política

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Hay tanto de 'sensualidad' en la política (creo que otras veces he escrito de esto), tal vez por eso la política es una de mis grandes pasiones. Hay frases notable como "tanto en el amor como en política (guerra), el exceso de metodología produce impotencia", pero también hay expresiones burdas y de mal gusto como la parodia de la guitarra del senador de RN, Francisco Chahuán, que trajo sólo lluvia de memes por su 'chiste repetido'. La fauna política chilena tiene de todo y nosotros/as debemos estar expectantes de lo que se ha denominado en los medios 'el circo político' y si éste es sexy o no.

Es sabido que no existen sistemas políticos internacionales que no descansen en los partidos políticos, ni siquiera aquéllos que representan poderes hegemónicos como China o Rusia. Según Kelsen (1932), "la democracia moderna reposa enteramente sobre los partidos políticos, cuya importancia es tanto más grande, cuanto mayor es la aplicación del principio". Sin embargo, esto estuvo en discusión profunda durante el plebiscito de entrada y el proceso constituyente, donde pareciera ser que -a ratos- el poder institucionalizado perdió juego y le ganó la 'política nocturna' (Colin Crouch, 2000), es decir, la necesidad de las expresiones ciudadanas en política, más allá de lo político-partidista.

Esta curiosa sensualidad política se ve reflejada en una serie de situaciones que se han venido dando como el éxodo masivo de militantes de la Democracia Cristiana, la constitución de una partido político 'guabinoso' como 'Amarillos por Chile', y la crisis del Partido de la Gente (PDG) por la votación de la presidencia en la cámara baja a favor de Vlado Mirosevic (Partido Liberal). A esto se debiera sumar la creación del colectivo 'Demócratas', liderado por Ximena Rincón, Matías Walker y Carlos Maldonado, quienes quedaron en la vereda del frente de su conglomerado político al votar por la opción Rechazo. De manera más local, también llama la atención la formación de una especie de movimiento político 'Somos Región', liderado por el Gobernador Regional Ricardo Díaz, y que busca una especie de autonomía regional (El Mercurio de Antofagasta, 16/11/2022); me imagino desde la gestión 'lacrimosa' de Díaz, y las contradicciones existenciales entre Gobernación Regional y Delegación Presidencial Regional, que por lo demás eso se debiera resolver en La Moneda, y no acá.

En definitiva, se observa una profunda crisis en la concepción de las democracias capitalistas de occidente y en la visión tradicional de los partidos políticos. Es un liderazgo individualista como el de Franco Parisi el que abre la puerta a una democracia participativa digital, incluyendo territorialidad online y expresiones contemporáneas de una Postdemocracia (Colin Crouch, 2000). Por ende, lo que está pasando sin duda es la expresión supina de una 'democracia postmoderna', y no moderna. Por ende, dudo mucho que el PDG vaya a desaparecer como han señalado algunos medios (La Tercera, 13/11/2022; El Mostrador, 14/11/2022; biobiochile.cl, 14/11/2022), y seguramente seguiremos presenciando la irrupción de estos conglomerados aparentemente 'apolíticos'.

El antropólogo austríaco de la modernidad, Hans Kelsen, en un libro que estuvo a punto de publicar Religión Secular (1964) manifiesta que le podríamos llamar 'religión' a cualquier sistema de normas morales que determinan valores supremos. Por lo cual, la sensualidad en la política debiera estar en la premisa de que no podríamos hablar de partidos políticos propiamente tal, sino tal vez de pseudo 'religiones seculares', a lo que Paolo Virno (2003) les llama 'democracias no representativas y extraparlamentarias'. La problemática que aquí subyace es que si bien estas 'religiones seculares' que abrazan con pasión dogmática sus posturas y representarían la máxima expresión de la multiplicidad del espectro político, tarde o temprano terminarían erosionando el sistema y constituyéndose en partidos políticos individualistas (Fernando Bizzarro, 2022). Bizzarro precisa que frente a la debilidad de los partidos tradicionales, la irrupción de liderazgos individualistas nos lleva directamente a expresiones populistas como Jair Bolsonaro en Brasil y Donald Trump en Estados Unidos, sólo por nombrar algunos. Si bien la pluralidad es sexy, pero los costos asociados a manifestaciones políticas oportunistas y gelatinosas nos pueden llevar a crisis populistas peores de las que estamos viviendo.


La aceleración del tiempo

Durante la primera mitad del siglo XIX, hace más de 150 años, había ya una preocupación por la aceleración del ritmo de vida que imponía la modernidad. Existía antes, y más aún hoy, una gran ambivalencia relacionada con la aceleración del tiempo, celeridad que permite acortar los plazos para la realización de todo tipo de tareas, pero que genera la adicción a un producto social cuyo consumo crea efectos peligrosos, como son el estrés, la ansiedad y la depresión.

"Más rápido, más de prisa" es el lema actual. Y es también la mayor desgracia de nuestra época, la que nada deja madurar ya que al siguiente instante, lo previo se ha consumido y sólo quedan sus cenizas. Nadie, o casi nadie, se permite gozar ni sufrir, sino solamente matar el tiempo aceleradamente, saltando de una cosa a otra, de un trabajo a otro, de un mundo a otro mundo.?El individuo post-moderno quiere ser un adelantado, quiere saber más, siempre más, para así colmar los deseos y pretensiones de una sociedad que lo todo, y al instante.

Esta verdadera tormenta podría llegar a tener algún alcance positivo, pero el enorme ruido ambiente que genera se interpone como un obstáculo prácticamente insalvable. El mundo globalizado se nutre perfectamente de acelerados mundos virtuales y digitales. Este arsenal digital se extiende desde el exterminio televisado de las nuevas guerras (reales), hasta la virtualidad imaginada de películas de ciencia ficción o videos,?con secuencias de imágenes rápidas y cambiantes que son fieles representantes de una sociedad dedicada al goce y al entretenimiento, que se divierte dando muestras de una inmensa superficialidad, y que busca afanosamente una administración mal orientada del tiempo. Y los gobiernos, indecisos e inestables como niños mimados, no hacen otra cosa que acentuar esta percepción de apresuramiento y precipitación en todos sus actos.

Es una nueva forma de esclavización moderna que se manifiesta en la dictadura de la prisa y en la creencia de una dinámica de progreso ilimitado. Nietzsche lo expresa muy bien cuando manifiesta: "La carencia de tranquilidad lleva a nuestra civilización a una nueva barbarie" (Humano, demasiado humano). Los héroes y referentes actuales se equivocan constantemente porque se precipitan, porque en el fondo de su impaciencia son incapaces de ver el real sentido de la experiencia del tiempo, y toman siempre un camino acelerado a través acciones irreflexivas. Luego vienen las excusas.

Pero frente a la cultura del tiempo acelerado, existe también una cultura de la mirada tranquila hacia el espacio que nos rodea, de la contemplación con calma, del pensamiento y la conversación.?Frente al no ver del que no puede ver, aunque mira, existe la posibilidad ?de mirar pausadamente, para luego entender. En algunos lugares remotos, en el campo, quizás en la Carretera Austral o el altiplano del norte, podrían darse esas oportunidades. Mucha falta hacen.

Dra. Francis Espinoza F.

josé miguel serrano

Opinión

"En definitiva, se observa una profunda crisis en la concepción de las democracias capitalistas de occidente y en la visión tradicional de los partidos políticos.

"Nadie, o casi nadie, se permite gozar ni sufrir, sino solamente matar el tiempo aceleradamente, saltando de una cosa a otra, de un trabajo a otro, de un mundo a otro mundo.

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Académica UCN

Economista Universidad de Columbia