Compleja falta de recursos marca el aniversario de ONG Corazones Unidos
SOLIDARIDAD. Fundación destinada a brindar ayuda humanitaria a personas en situación de calle en Antofagasta, enfrenta crítico escenario por escasez de aportes. Esperan sumar nuevos socios y voluntarios para mantener labor social.
Las limitaciones presupuestarias que enfrenta a diario la Fundación Corazones Unidos, agrupación dedicada a brindar ayuda humanitaria a personas en situación de calle, impidieron este año celebrar su aniversario con un trozo de torta y asado entre quienes acostumbran acudir a su sede en busca de alguna ración de alimentos.
Una organización creada hace cuatro años, que en su período de mayor actividad llegó a distribuir hasta 200 raciones de alimentos tres días a la semana. Hoy, en cambio, el escaso nivel de ingresos con el que cuentan ha restringido a unos 20 los almuerzos que distribuyen en el comedor de la fundación los martes, jueves y sábado.
Violeta Navea (43), primera directora de la Fundación Corazones Unidos, reconoce que por momentos la progresiva disminución de las ayudas y colaboraciones que antes recibían golpea el ánimo para continuar con esta cruzada humanitaria. La agrupación la integran hoy unas 10 personas. Hoy labor se concentra en las instalaciones de la entidad ubicada en calle Chacalluta 214 en el sector norte de la ciudad. Una determinación adoptada por las mismas restricciones presupuestarias que hoy impiden mantener las antiguas habituales ruta calle.
"Hemos estado a punto de decir a veces hasta aquí no más llegamos; pero luego nos miramos y decimos: 'no nos vamos a dar por vencidas'. Esto no puede morir, porque hay gente que nos necesita. Esas 20 personas fijas que vienen a buscar alimentos requieren de nuestra ayuda. Por mí les daría comida todos los días, porque uno no come tres veces a la semana", afirma.
"Quizás algunos puedan tener otra visión, y pueden decir ellos (personas en condición de calle) lo que gastan en droga deberían gastarlo en un plato de comida. Sin embargo, la drogadicción es una enfermedad, una adicción (…) Por nuestra experiencia, y por lo que hemos visto en las salidas en ruta, cualquiera puede llegar a la calle. Nosotros hemos tenido gente que ha pasado por acá que son profesionales, como el caso de un ingeniero, un escritor, un psicólogo, un soldador. Un joven que trabajaba en las minas, que tenía su casa, moto y auto… Algunos de ellos se rehabilitaron; nosotros también hemos colaborado en ese proceso", agrega Navea. Esta estilista de profesión revela que por las conversaciones con personas en condición de calle, el inicio para hallarse en esta situación muchas veces ocurre debido a duras experiencias emocionales, como el caso de separaciones, pérdida de vínculos familiares y muerte de un ser querido, entre otras causas. En este contexto, el primer paso en las adicciones consiste en el abuso de alcohol para luego seguir con el consumo de drogas, según comenta.
Según describen en la agrupación el aniversario del 17 de octubre pasado no marcó diferencias. "Seguimos poniéndole ganas, porque estamos pasando por un período de escasez de alimentos y gente (voluntarios). Este aniversario lo pasamos de largo por lo mismo, porque antes nosotros hacíamos asados, invitábamos a la gente de calle a participar con nosotros. Sin embargo, este año fue imposible porque estamos cortos de dinero. Ni siquiera tuvimos torta. Aunque tratamos de mantener el ánimo para seguir con Corazones Unidos adelante", explica Navea.
Voluntarios de esta agrupación agradecen que una serie de autoridades los hayan saludado y reconocido el aporte que brindan a la comunidad. Sin embargo, reconocen que estas expresiones no se han concretado en algún tipo de ayuda. Un panorama distinto hoy ocurre con trabajadores de Rotary Club de Antofagasta, que cada 15 días aportan con algunos insumos. Lo mismo ocurre con trabajadores de una empresa de venta de maquinaria pesada para faenas mineras, quienes contribuyen con compras de 20 a 30 docenas de sopaipillas que preparan para obtener recursos y mantenerse en funcionamiento.
La Fundación Corazones Unidos adquirió notoriedad al asumir la administración del albergue para familias migrantes que operó entre noviembre de 2021 y enero de 2022 en la salida sur de la ciudad de Antofagasta, en un camping próximo a la caleta Coloso.
Desembolso en arriendo
Una de las altas inversiones que destina cada mes esta agrupación consiste en el arriendo de la amplia vivienda en que operan. "Acá nosotros pagamos $700 mil de arriendo. Para reunir el dinero lo hacemos trabajando, vendiendo sopaipillas, picarones, almuerzos. A la vez, de inmediato planeamos qué hacer el mes siguiente para obtener recursos. En ocasiones creemos que quizás sea necesario buscar un arriendo de una vivienda más pequeña para pagar menos; pero quienes buscan nuestra ayuda no tendrían quizás la posibilidad de bañarse cómo lo hacen acá, de sentarse en un comedor", sostiene Navea.
"Somos la casi la única olla común o comedor que está entregando comida en el sector norte. La mayoría ha cerrado y, por lo mismo, porque la gente no está cooperando. Quizás por la misma situación económica en la que está el país, en que está todo caro, disminuyó la ayuda para las ollas comunes que ayudan a la gente", añade. Desde la Fundación Corazones Unidos extienden la invitación para los voluntarios que deseen sumarse a esta labor humanitaria. "Necesitamos gente que nos pueda ayudar a cocinar y participar, porque la casa es grande y tenemos espacios muertos. Tal vez algún rincón pueda destinarse a plantas y decoración. Por último, que sean socios pasivos; quizás con un aporte de $3 mil mensuales, que nos servirían mucho si este tipo de aporte se va multiplicando", agrega la primera directora de agrupación, quien detalla que para los eventuales aportes poseen una cuenta con los siguientes datos: Agrupación Social Corazones Unidos Antofagasta; RUT: 65.184.057-0; Chequera Electrónica; número de cuenta 025-7-275109-3; Banco Estado; corazonesunidosantof@gmail.com.