Ferrocarril Antofagasta-Bolivia evidencia 71 asaltos y robos de carga en los últimos tres años
SEGURIDAD. Representantes de trabajadores de FCAB reconocen que violencia y organización de bandas asaltantes va en aumento.
Los dos nuevos asaltos al ferrocarril FCAB perpetrados la semana pasada, que causaron la suspensión por parte de la empresa del transporte de cátodos de cobre por la región, confirmaron el alto nivel de organización con las que operan las bandas de crimen organizado en Antofagasta, según reconocen los propios trabajadores de la empresa.
El jueves pasado un grupo de delincuentes asaltó un convoy y robó unos ocho paquetes de cátodos de cobre, que contenían unas 30 toneladas de mineral. Dos días después, en otro atraco al ferrocarril, bandas de asaltantes sustrajeron otros 15 paquetes de cátodos, equivalente a unas 40 toneladas. Según trabajadores de la compañía los dos últimos robos representan unos $500 millones en pérdidas.
Mayor organización
Operarios del ferrocarril reconocen progresivos cambios en los delitos cometidos a lo largo de las vías. FCAB opera en una red férrea de más de 700 kilómetros con servicios de transporte para la industria minera del norte de Chile, norte de Argentina y sur de Bolivia. "Hace más de dos años que venimos con estos robos. Antiguamente no pasaba esto, y yo llevo 23 años trabajando en el ferrocarril. Este nivel de delincuencia no se había visto nunca. Al principio sacaban de a un paquete, lo tiraban con huinche al suelo para robarlo. Pero hoy están atacando al personal. A los viejos les tapan la cara, los apuntan con pistolas, los raptan y llevan a sus camionetas mientras roban", describe Denis Varas, presidente del Sindicato Nacional de Trabajadores de Ferrocarril de FCAB.
"Lo que nos tiene más preocupados es que conocen el sistema. Lo han estudiado porque, por ejemplo, vamos en el trayecto y ellos a propósito nos dan vuelta un cambio, que están en la vía, en la líneas de cruzamiento. Tenemos que parar para devolver el cambio y seguir avanzando, y ¿qué hacen?: en la cola nos abren la llave del aire, que es como decir el freno de emergencia. Cuando intentamos cerrar esa llave para recuperar la presión atacan el tren. Esa es una fórmula de las que ocupan", añade.
"Estos tipos han ido evolucionando, porque empezaron con ataques al tren con camionetas cuatro por cuatro. Al principio tiraban unas cadenas al paquete del último carro, el que envolvían y cuando el tren se movía pegaba un tirón y botaba el paquete. Robaban de a uno, pero muchas veces no les resultaba. Ahora lo que hacen es detener directamente el tren, incluso con obstáculos y barricadas en la vía para forzar a detenernos. Usan camionetas acondicionadas cuatro por cuatro gigantes y además traen camiones para cargar los cátodos. Atacan al tren totalmente armados. Bajan a los operadores, los encapuchan, los amarran y dejan botados, y empiezan a bajar el cobre y cargarlo en camiones. Con grúas pluma y todo. Estamos hablando de un nivel de tecnología mayor. Porque antiguamente rompían las abrazaderas de los zunchos, que abrazan el paquete, y robaban placas. Una placa, dos placas… y era el gran robo. Hoy se están robando un carro completo. Estamos hablando de 10 paquetes, 15 paquetes". Según Varas cada paquete de cátodos de cobre pesa aproximadamente 2,5 toneladas.
Incremento de violencia
De acuerdo a datos de la compañía hasta junio pasado FCAB registraba 15 robos, que acumulaban 50 toneladas de cobres avaluadas en U$506.593. En 2020 la empresa ya registraba 36 robos y en 2021 un total de 28 asaltos.
Según comenta Varas los atracos han ido de la mano de un creciente nivel de violencia. "Secuestran a los trabajadores, porque como estamos en ruta, los obligan a hablar por radio para informar que está todo bien, mientras los apuntan con una pistola en la cabeza (…) Lo peor es que conocen el sistema. Saben cómo nos movilizamos, saben que en las vías hay precauciones y donde tenemos que bajar la velocidad porque la línea está dañada. Saben todo. Manejan mucha información. Y si me pregunta a mí, para entender todo este sistema, podrían ser ferroviarios".
"Nosotros no solo transportamos cobre, sino también ácido sulfúrico y en hartas cantidades; pero esos trenes no han sido atacados. El ataque ocurre en los cargamentos de cobre, que bajan de Escondida de Zaldívar, de Chuqui, de Gaby (… ) Hace dos años que comenzaron con estos robos, porque antes nunca nos había atacado nunca nadie en el desierto. Una de las primeras medidas fue enjaular los carros, pero en los carros que aún no se han enjaulado bajan con escoltas de hasta cuatro camionetas, atentos a cualquier ataque. Es como en las películas de cowboy, cuando atacaban los indios al tren", añade el representante.
Estado de excepción
Según fuentes vinculadas a las investigaciones, los robos a FCAB han incorporado empleo de drones para evitar seguimientos posteriores al robo; además de bloqueos o interceptación de las frecuencias de radio del personal y/o empresas de seguridad.
Para Guillermo González, dirigente de la Federación Nacional de Ferroviaria con más de 40 años como trabajador de FCAB, deben adoptarse con urgencia medidas para contener la ola delictual. "La gente queda muy choqueada por los robos, y el 21 de mayo ya había ocurrido lo mismo con otro asalto. Pero ahora en menos de 48 horas tuvimos dos robos. Por lo mismo, la gente no quiere salir a trabajar en estas condiciones. Se tomó una decisión de paralizar las operaciones hasta el martes para ver qué respuesta podemos obtener. Esto afecta a todo el mundo, porque si no se mueve el cobre, esto perjudica a todos", describe.
"Es necesario controlar las carreteras, porque el cobre tiene que salir por carretera, porque roban con camiones. La Macrozona Norte también necesita un estado de excepción, porque los vehículos que usa son espectaculares", agrega.