Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Actualidad general
  • Opinión
  • Clasificados
  • Servicios
  • Deportes
  • Espectáculos

Chi va piano, va sano; chi va sano, va lontano

"Sí, de todos modos, concluyentemente, es preferible ir lento, despacio, y tendremos garantía de llegar sanos, saludables, seguros".
E-mail Compartir

¡Oh, el lenguaje! El lenguaje es comunicación, el lenguaje es expresión de los modos asentados en la cultura de un pueblo. Por medio del lenguaje no solo comunicamos ideas, sentimientos, valores, experiencias, sueños, también es expresión de costumbres, hábitos, usanzas y prácticas ancestrales.

Toda comunidad de personas en sus prácticas comunitarias expresa, expresamos de manera verbal y no verbal nuestros asertos, nuestras convicciones, nuestra posición respecto de lo humano y de lo divino, y así vamos dejando huellas de nuestra ventura, de nuestro estar, aquí, allá y acullá.

Es mejor hacer que no hacer, ¡cierto!, muy cierto, al menos eso creo, he creído. No obstante, algo inquieto, busqué, averigüé, y hallo algunas y no pocas variantes en otras expresiones idiomáticas afines. Comparto algunas.

"Mejor que decir es hacer, mejor que prometer es hacer", (Juan Domingo Perón). Imagino, sospecho en qué contexto se expresaba así el mandatario argentino, quizás, quizás, una promesa de gobierno. Y tal aserto se instala en la idea de sumar, dar, añadir, y no restar.

Una más, "Es mejor hacer menos de lo que esperabas que no hacer nada" (James Clear). Algo así, como "pasito a pasito, despacito,…", lo poco que se realice es más que nada; poco a poco se llega más lejos.

Otra más, "A veces no hacer nada es lo mejor que puedes hacer" (Daniel Colombo). El autor aclara que su expresión no es una oda a la holgazanería, sino todo lo contrario, pues se trata de que, en un entorno de mucha vorágine, de caos, de confusión, es más efectivo parar, detenerse y reflexionar, y no incurrir en errores.

Una frase preferida por mí, "Un problema bien planteado es un problema resuelto en sus tres cuartas partes", (Adalberto Salas Santana). La vida está llena de vicisitudes, de problemas en lontananza, no obstante, algo de quietud, de reflexión, de análisis, será más que suficiente para que un problema sea menos problema desde un adecuado planteamiento.

Antes, y también hace unos días recordé esta expresión italiana, y del mundo, "Chi va piano, va sano; chi va sano, va lontano", que es cierto tiene en la práctica algunas cuantas variantes, como "Chi va piano, va lontano", o, tan solo, la más común, "Piano, piano, va lontano", o "Chi va piano e va sano, va lontano". Y, a estas, una exalumna atenta a mis escritos añadió una versión mayor, "Chi va piano, va sano; chi va sano, va lontano; chi va forte, va alla morte". ¿De qué hablo, a qué me refiero? Me valgo de esta traducción, "Quien va despacio, va seguro; quien va seguro, va lejos; quien va fuerte, va a la muerte".

Sí, de todos modos, concluyentemente, es preferible ir lento, despacio, y tendremos garantía de llegar sanos, saludables, seguros; y así, si vamos saludables, seguros, llegaremos lejos, a mayor distancia; en tanto, si vamos fuerte, de modo intrépido, e irresolutos, no tenemos seguridad de llegar con vida, quizás malheridos, o no conseguir el objetivo.

Capisci?

Raúl Caamaño Matamala

Profesor UC de Temuco

Terrrenos para viviendas sociales

El Core definió una millonaria inversión en la compra de terrenos que posibilitará la construcción de cerca de mil viviendas en suelos urbanizados y dentro de la comuna de Antofagasta. En lo inmediato es mejor comprar terrenos en la ciudad y no emprender una urbanización fuera de sus límites lo que sería muchos más onerosa.
E-mail Compartir

Todos conocemos que la necesidad de viviendas en Antofagasta es altísima y en niveles que cada año aumentan. De hecho, se estima que el déficit regional se aproxima a las 25 mil viviendas (cifras oficiales) y en ese sentido todo esfuerzo que se haga por reducir las cifras es positivo. Por ello se entiende la alta inversión que aprobó el Core para comprar terrenos y ejecutar proyectos dentro del plan estratégico que fue anunciado por el Presidente Gabriel Boric.

La inversión es cercana a los 11 mil millones de pesos y se adquirirán tres terrenos en calles Lima, Edmundo Pérez Zujovic y Magnetita. Sectores insertos en el radio urbano y que nos presentan problemas de urbanización para que los proyectos se ejecuten con celeridad.

Cuesta entender que se destinen tantos recursos en la adquisición de paños en la ciudad y que no existan terrenos fiscales que pudiesen traspasarse al Serviu y con los recursos disponibles subsidiar las construcciones que en la actualidad están en valores altos.

Dentro del debate en el Consejo Regional (Core) se explicó que ya no hay sitios urbanos que pertenezcan al Estado, los existentes están en la periferia norte y por ende no están urbanizados. En lo inmediato es mejor comprar terrenos en la ciudad y no emprender una urbanización fuera de sus límites la que sería más onerosa.

Totalmente válido y necesario porque si se espera a que los espacios disponibles se urbanicen las soluciones tardarán mucho más. Lo que se lamenta es que en una ciudad como Antofagasta no existan terrenos fiscales para esos fines, cuando es sabido a que el mayor porcentaje de los suelos disponibles en las distintas comunas pertenecen al Estado, y que el Core deba gastar esa enorme cantidad que podría servir para otros fines si existiera el traspaso de sitios entre Bienes Nacionales y el Serviu.

Ante hechos lícitos y consumados, por menos que nos parezcan, es momento de mirar hacia el futuro y pensar que si todo sale de acuerdo a la planificación serán cerca de mil las familias del sector más precario y de la clase emergente que serán beneficiadas con una vivienda digna. Serán parte de las 17.400 casas que planea poner en marcha el gobierno durante su gestión, una cantidad nada despreciable y que por fin responde a una imperiosa necesidad de dignificar a las familias.

Una posibilidad de reivindicar la política

"Debemos entregar certidumbres de que tenemos una vía y que somos capaces de lograr consensos para llegar a una solución que nos una a todos y todas".
E-mail Compartir

La izquierda sufrió, hace unos días, una de las derrotas electorales más duras de las que probablemente exista registro en nuestro país. Y es que, durante casi un año, tuvieron una hegemonía al interior de la Convención Constitucional, con una mayoría que, en la práctica, les permitió escribir una propuesta de Constitución a sus anchas, excluyendo completamente la visión de una parte importante del espectro político que, por motivos circunstanciales, tuvo una representación reducida.

Hubo en los constituyentes que venían de los Movimientos Sociales, en algún momento Lista del Pueblo, en los del Frente Amplio y el Partido Comunista, una sobre interpretación de lo que meses antes había ocurrido en el estallido social de 2019. Esto porque creyeron que ese malestar expresado en las calles de manera vehemente y muchas veces, violenta, era una especie de revolución o renacer de las izquierdas, adjudicándose aquel fenómeno como si fuese un "despertar" ideológico que les diera una base de apoyo permanente para sus fines electorales.

Nada más equivocado, porque la energía que fluía en las calles, nada tenía que ver con banderas de partidos o pensamientos politizados. Era simplemente, en mi opinión, una expresión de rabia acumulada contra cuestiones esenciales para la vida de las personas y que habían sido, erróneamente, dejadas en un segundo plano por un sistema político que había perdido credibilidad.

Por eso, cuando en un ánimo revanchista, los constituyentes de izquierda le pasaron la aplanadora a la Derecha en la Convención, estaban cometiendo un grave error. Estaban demostrándole al país que, más que conectar con sus necesidades, estaban imponiendo su agenda partisana y con un sentido de aprovechamiento político de la realidad innegable.

Por ello, tampoco creo que debamos sobre interpretar el triunfo del Rechazo del domingo anterior como una victoria de la Derecha. Sino, muy por el contrario, como una oportunidad de la clase política completa, para demostrar a la ciudadanía que puede confiar en nosotras y nosotros para darle conducción política a un malestar y unas necesidades que siguen existiendo y que no ha sido solucionadas en lo absoluto.

Debemos dejar de creer que la ciudadanía es tonta o que no sabe lo que decide. Cuando un 60% de la población que votó le dijo que no a un texto, debemos entregar certidumbres de que tenemos una vía y que somos capaces de lograr consensos para llegar a una solución que nos una a todas y a todos en la construcción de nuestro futuro común.

Paulina Núñez Urrutia

Senadora de la República