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Por la fuerza, la razón y las urnas

"Ahora, irónicamente, debemos tener confianza en los políticos. Hay consenso que la Constitución vigente debe ser reformada para luego abrogarla". Doctor en Ciencias Políticas
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Al inicio del estallido social, el connotado economista Sebastián Edwards afirmó que, en Chile, "el experimento neoliberal estaba completamente muerto"; siendo citado en un artículo por el reputado diario liberal inglés "The Economist". Siempre se ha escuchado hablar del laboratorio chileno en el cual los "Chicago boys", a partir de la mitad de los años 70, pudieron materializar sus ideas. Ese experimento habría empezado a derrumbarse, el famoso botón de muestra del modelo neoliberal en la zona. Ayer, se reivindicó.

¿Qué pasó justamente?

En primer lugar, se debe subrayar que los "obligados" a ir a votar dejaron ver que eran anti-oficialismo (o política) y anti-Convención. Sin duda el comportamiento de este segmento responde a lo propuesto por esa misma Convención, desde su inicio, desde que se empezó a hablar del tema de los "prisioneros políticos" en la inauguración de una asamblea constitucional. El desempeño de sus personajes, sus promotores, una cierta soberbia en su actuar hicieron que la opción "Apruebo" ha sido un fracaso absoluto.

El perfil del los "apruebos" podían ser diversos, no lo son menos quizás los del "rechazo", pero estos últimos se manifestaron en contra de un modus operandi bien preciso de hacer política y una contingencia que nos tiene a muchos agobiados. El gobierno siendo el rostro de esta campaña, él debe asumir espectacularmente esta paliza. Todo lo que ha sido enfoque de género, lo que se relaciona con las minorías sexuales, con los pueblos originarios, esa impresión de priorizar temas "societales" más que sociales, han hecho que la "generación dorada" de la política conoció su primera derrota brutal. Histórica. Y como un símbolo, en la elección la más votada de toda la historia del país.

Ayer se cerró un capítulo de la Historia de Chile. Una ambigüedad. Ayer se validó "democráticamente" la Constitución de Jaime Guzmán. La obra del régimen de Augusto Pinochet. Sus resultados empíricos fueron preferidos a otra (mal hecha) opción. Porque el día de hoy es la que rige, hasta nuevo aviso. Y además, después de una elección donde millones de personas de todas clases sociales se manifestaron. El origen discutido de la Constitución, hoy ya no se discutirá de la misma manera. Si se discutirá aún. Las derivas de la matriz institucional, que sacaron a un momento dado millones de personas a la calle, no hacían llamado, a lo que podemos entender, a una refundación total. Acá, no habrá fotos con estatuas derrumbadas. Siguen de pie.

Ahora, irónicamente, debemos tenerle confianza en los políticos. Hay consenso que la Constitución vigente debe ser reformada para luego abrogarla. Todos sabemos, que en el contexto de cualquier elección, lo que se promete en campaña, inclusive a personas que se comprometen mucho y que son decisivos en la victoria, inclusive imprescindibles; una vez el poder y responsabilidades otorgadas, los mismos ganadores "olvidan" sus compromisos, lo minimizan, los dilatan. A pesar que la razón indique que deben respetar lo prometido. Ayer, las urnas hablaron, hay que saberla escucharlas. Por ende, existe entonces, acá, una ventana de oportunidad para hacer las cosas en el sentido correcto y en dirección de la gente. Chile habló. Claro y fuerte. A acatar lo que ha querido decir. Sin malentendidos, falsas promesas, cuentas mezquinas, y con más prolijidad. Y por supuesto, con otros actores.

Cristián Zamorano Guzmán

Ni esta ni la otra. Chile exige más

"Los chilenos exigen un proyecto político sostenible en el tiempo y acorde a los difíciles días que vienen para el mundo". Osvaldo Villalobos Corante, Analista político
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Nada ha terminado. El proceso chileno continuará durante los próximos meses y quizás años en torno al cambio constitucional que mayoritariamente la gente aprobó hace dos años, pero que ha tenido una pausa interesante y necesaria según los resultados obtenidos ayer.

Si bien, este escenario era previsible (según todas las encuestas) la cuantía de la derrota para las fuerzas que apoyaron el apruebo debe hacerlos repensar su forma de entender la práctica política y la manera en la que interpretan a los ciudadanos y sus verdaderos intereses.

Sería trágico para ellos, repetir los errores de coaliciones políticas anteriores y continuar sin hacer un análisis profundo en torno al proyecto político, su pertinencia y como se asume en serio una derrota política profunda y demoledora más no mortal.

Si tuviéramos que resumir ambos ejercicios plebiscitarios podríamos resumir en: Chile no quiere seguir anclado en el pasado necesita cambiar su constitución, pero no está dispuesto a saltar del Pinochetismo al experimento de la izquierda más radical. Los chilenos exigen un proyecto político sostenible en el tiempo y acorde a los difíciles días que vienen para el mundo No hay espacios para gustitos ideológicos ni ideas refundacionales. Esperemos que el sector político rechazado antes y el que fue rechazado ahora entiendan que las personas le exigen más que argumentos añejos y "sueños" por supuesto que el proyecto rechazado tenía cosas buenas y ojalá sean rescatadas, no todo era malo, pero francamente lo destacable palidecía ante conceptos difíciles de entender.

La política tiene momentos ingratos pero sabrosos uno de esos momentos llega cuando se cobran las facturas pendientes y después de estos resultados muchos quieren cobrar. Los principales acusados después de la derrota son sin duda las facciones más extremas del Frente Amplio y por supuesto el Partido Comunista junto con su presidente Guillermo Tellier por no entender que la lógica electoral no es la misma que la lógica política menos antes de una elección vital para su proyecto de país.

Sin embargo, ellos no son los únicos que deben salir a dar explicaciones. También algunos ministros (exministros en algunos días) y por supuesto varios convencionales constitucionales que confundieron apoyo circunstancial con omnisciencia prepotente y antipática.

Como hemos analizado en columnas anteriores hay formas de ganar y formas de perder. Ni si quiera "el candidato Gabriel Boric" pudo evitar una derrota lacerante. Tuvo valentía el Presidente quizás incluso fue imprudente pero hizo lo que debía. Ahora tiene la oportunidad de guiar un nuevo proceso con menos margen y poder, pero con la opción de llevarnos a un encuentro verdadero. Aunque si toma está opción dejara muchos heridos y se convertirá en "el amarillo" "el traidor" más allá de esos conceptos Gabriel Boric no puede ni debe dejar de Gobernar. No sólo por su individualidad también por la institución presidencial que representa hasta el último día de su gobierno.

La historia la seguimos escribiendo entre todos...

Que los resultados no desvíen el camino

El contundente triunfo del Rechazo no puede hacer olvidar el compromiso de contar con una nueva constitución para nuestro país. La civilidad que demostró el ciudadano debe ser el ejemplo para quienes desde hoy deberán acordar el mejor camino a seguir. Uno que dé certezas y unidad, tan necesarias para enfrentar las exigencias que vive el país y el mundo.
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Para algunos debe ser tentador sentarse a dialogar con los resultados del plebiscito constitucional de salida en la mano e imponer el ritmo por el que debe transitar el país para contar con una nueva Carta Magna. Se vería lógico pero se repetiría la fórmula que precisamente hoy ha prolongado una tarea que pudo haberse cerrado ayer y hoy iniciar su puesta en marcha.

Entonces, el mensaje tiene que entenderse claramente. Las aplastantes cifras no pueden cegar a quienes desde hoy creen tener mayor autoridad para hablar de cambios. Deben abrirse al diálogo, porque es la enseñanza que deja el proceso constituyente y que nadie puede arrogarse ser el representante máximo de la ciudadanía. Es obligación ponerse al servicio del país para participar de buen modo de lo que viene.

Y qué viene. Lo que el país espera es que se redacte una nueva constitución. La fórmula no está muy clara, aunque debiera primar la idea presidencial de citar a una nueva constituyente que trabaje en tiempos más acotados y que recoja lo bueno y modifique lo malo de lo entregado por la Convención.

En este escenario será fundamental que se respeten los acuerdos de quienes promovieron el rechazo y se comprometieron en avanzar en una nueva constitución. Entre festejos lo reafirmaron pero esto debe verse refrendado en las próximas reuniones políticas que se desarrollarán.

Rol determinante será el que cumpla el Presidente Gabriel Boric, quien no estará en el escenario más cómodo o al menos el deseado. El voto ciudadano determinó otra realidad la que deberá asumir con características de estadista y trabajar como el mismo lo manifestó: "por la unidad del país".

La civilidad que demostró el ciudadano, el chileno debe ser el ejemplo para quienes desde hoy deberán acordar el mejor camino a seguir. Uno que dé certezas y unidad que es tan necesaria para enfrentar los exigentes momentos que vive el país y el mundo.

Ya no se puede volver la vista hacia el pasado, este ya fue superado y lo que resta es enfocarse en una visión de futuro.

Lo que no se puede repetir es tratar de avasallar e imponer ideas y proyectos sobre la base del respaldo en las urnas.