Andrés y sus libros silenciosos
Andrés, nuestro querido Duende Mágico, se alejó de su senda terrena el 26 de agosto de 1989. Desde entonces sus amigos recordamos esta fecha con recogimiento; lo acompañamos el día 25 para estar junto a él en su pascua, asistiendo al Mausoleo Sabella en una Romería Nocturna. Y digo sus amigos y me refiero a amigos, alumnos, literatos, seguidores de su obra. Y, por supuesto, como cada año, participa la Hermandad de la Costa. Sus amados hermanos, que realizan una tradicional y emotiva ceremonia en homenaje al querido Contramaestre, "Pirata pata de palo".
Cada grupo asistente rinde su homenaje. Los poemas juguetones se atropellan para abandonar la quietud del cuaderno y lograr cantar y contar sus cantarinas estrofas. Sonriendo, llenan el silencio con versos, estrofas, poemas, sonetos. Alegres, cantan en nuestros oídos sus hermosas palabras, llenando el ambiente de belleza y poesía.
¡Cómo se llenará de alegría Andrés al sentirnos tan cerca! Recuerden que él hablaba de recordarlo a los 10 años. Ya han pasado 33, y aquí estamos.
Pero, tengo una duda. ¿Cómo estarán los libros de cabecera de Andrés? Esos que sus manos grandes y generosas acariciaban con la suavidad de un padre con su bebé. Esos libros que regaloneaban con el poeta, acostumbrados a sus caricias, a su amor. Porque el Duende Mágico amaba sus libros, llenos de apuntes, de líneas, ¡hasta de dibujos! Cómo estarán esos libros, llorando amarillas lágrimas de tiempo; sollozando suspiros de soledad; hilvanando silenciosas sílabas de recuerdos; extrañando, cual anciano nostálgico, las caricias de esas manos suaves y poderosas. De repente, alguna tos pequeña y triste se oye… el polvo hace daño. No está Andrés, ni tampoco Elba Emilia, la musa inspiradora, que con prolijidad limpiaba, sacudía, cuidaba los amados libros del Duende Mágico, que llamaba al libro "herramienta", herramienta de saber, de conocimiento, de cultura.
Felizmente, los libros de Andrés, sus obras, no están olvidados. Circulan por el mundo, en manos de sus fieles seguidores. Por eso, como Corporación Cultural Linterna de Papel, no cejamos en los propósitos de reeditar y, de ser posible, poner libros de Andrés Sabella en mano de cada estudiante. Antofagasta, el Norte y Chile lo merecen.
María Canihuante V., curadora del Patrimonio Andrés Sabella