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El combate de la delincuencia es tarea de todos

"Continuaremos mejorando nuestros servicios, perfeccionando lo que ya estamos haciendo y generaremos nuevas estrategias". Jefe de la II Zona de Carabineros Antofagasta
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Como institución fundamental de la República, Carabineros de Chile ha desarrollado un rol central en el combate de la delincuencia desde su fundación y en cada rincón de nuestro país. Recientemente la comunidad ha dejado de manifiesto la valoración a esta importante y sacrificada misión, cumplida por cada uno de los Carabineros de nuestra querida e histórica Región de Antofagasta.

Es así como hace algunos días el Instituto de Políticas Públicas de la Universidad Católica del Norte, dio a conocer el último Barómetro Regional, encuesta que mide la opinión pública respecto a diversos temas relevantes para la comunidad.

Carabineros de la Segunda Zona (Antofagasta) figura como la institución mejor evaluada en el trabajo contra la delincuencia, resultados que refleja la ardua labor realizada y de la confianza que cada vecino de la región deposita en la institución, confianza que agradecemos profundamente.

Sin duda asumimos este resultado como un desafío, que implica mayor compromiso para continuar trabajando y llevar tanto seguridad como prevención a cada rincón de nuestra región, compromiso que busca proporcionar a las familias, trabajadores, estudiantes, niños, jóvenes, adultos y adultos mayores la tranquilidad de disfrutar en los espacios públicos, sus hogares o lugares de trabajo.

Continuaremos mejorando nuestros servicios, perfeccionando lo que ya estamos haciendo y generaremos nuevas estrategias, para adelantarnos al delincuente y a sus diversos modos de operar. Pero en esto no estamos solos, este resultado es el reflejo del trabajo colaborativo y coordinado con la comunidad, en su interacción en terreno con nuestras patrullas de integración Comunitarias, quienes recogen sus inquietudes y temores en materia de seguridad.

Nuestro compromiso es a continuar trabajando colaborativamente con las autoridades regionales, provinciales y comunales, a quienes agradecemos permanente apoyo, tanto en la implementación de nuevas estrategias operativas, como en el desarrollo de iniciativas de inversión en la lógica de mejorar nuestras capacidades logísticas, todo en la lógica de optimizar nuestra oferta de servicios policiales.

Duplicaremos nuestros esfuerzo de ser necesario, todo para seguir avanzando en la lucha contra el delito, nuestro compromiso como Carabineros es total, No obstante es imperioso entender que cada ciudadano debe asumir responsablemente su rol, ya que quitarle espacios al delincuente implica generar espacios de encuentro y confianza, cuidar los espacios públicos, mantener la confianza en sus Carabineros, respetar la ley, la sana convivencia y sobre todo recordar que sin seguridad no hay desarrollo posible.

General Gonzalo Castro Tiska

Escuela segundo hogar

"La escuela es indispensable. Su rol se ha hecho invaluable e irremplazable. No hay nada que la releve". Magister en Educación Positiva
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¿Por qué se puede decir que la escuela es el segundo hogar para los niños y jóvenes?. La escuela es colaboradora directa de la familia en la educación de los hijos. Los padres son los primeros y más importantes educadores, que confían la adquisición de los aprendizajes y las habilidades del currículum a la institución escolar. Porque no cuentan con las competencias para cubrir esas materias y con los tiempos para llevar con eficiencia esta tarea.

La escuela, luego de la familia, es el segundo hogar, donde se desarrolla la vida de niños y jóvenes, durante al menos doce años de estudios. Es el espacio para la formación del carácter, la convivencia, el compañerismo y la amistad. Donde se ejercitan diversos roles, de liderazgo y de equipo. Se aprende a ganar, a perder y asumir desafíos. Se viven ciclos, rituales y ritos, que preparan para la inserción social. Surge el sentido de identidad, arraigo y compromiso. Todo esto ocurre en la primera y más importante institución extrafamiliar.

La pandemia está significando el mayor desafío para la educación en el mundo desde la Segunda Guerra Mundial. El año 2020 más de 1.500 millones de alumnos y 63 millones de profesores se vieron afectados por el cierre de todo el sistema educativo en 191 países. En algunos casos los centros escolares consiguieron implementar sistemas de clases online. En muchos otros debieron recurrir a la entrega de material impreso, programas de radio o televisión. En algunos, no se pudo hacer nada. La ausencia de la presencialidad ha causando un rezago significativo. Probablemente muchos niños y jóvenes necesitarán de años para recuperar competencias sociales y emocionales, conocimientos y habilidades.

La escuela es indispensable. Su rol se ha hecho invaluable e irremplazable. No hay nada que la releve. Ningún programa o institución online, como cualquier esfuerzo para tratar de igualar sus condiciones, son capaces de asimilar el ambiente de un centro escolar. El trabajo personal, directo, grupal, los vínculos que dan vida y sentido a la escuela, el ambiente socioemocional que se desarrolla en una clase, en los recreos, en el juego, no pueden ser recreados ni por la mayor animación virtual que exista. Además, a la vista están los altos indicadores de aburrimiento, tedio y hasta obesidad, que ha presentado la población escolar luego del confinamiento.

Sin educación no hay progreso. La escuela en el país tiene en estos momentos desafíos perentorios. Recuperar el 2,7% de los estudiantes que nunca se han conectado este año con sus centros escolares y el 32% que no está asistiendo. Los padres, primeros y más importantes educadores de sus hijos, tienen también la insustituible tarea de hacer que acudan cada día a la escuela. De apoyar a los profesores, a quienes han confiado sus hijos. De lo contrario, ese abandono acarreará el peor de los destinos. Eso no lo queremos para ninguno. Ni para niños y jóvenes, menos para los educadores, quienes hacen realidad este segundo hogar.

Manuel Dannemann Correa

Gobernanza en áreas protegidas

Un trabajo intersectorial que busca dar una nueva gobernanza a las áreas protegidas puede resultar crucial para la puesta en valor de la enorme riqueza ecosistémica de la Región. El trabajo que se encuentra liderando la Conaf que busca generar una nueva forma de organización y relacionamiento con las áreas protegidas de la Región resulta un auspicioso anuncio para la protección de la biodiversidad de especies
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A la hora de la discusión de temas estratégicos para la Región, de aquellos asuntos que trascienden administraciones políticas y generaciones, suele suceder que las decisiones que resultan claves en el futuro, pasan casi inadvertidas en medio de la agenda política.

Sucedió cuando a fines de los '90 el país apostó por convertir a Antofagasta en un polo de atracción de la inversión científica-astronómica. Algo similar pasó con el advenimiento de los proyectos de energías no convencionales que comenzaron a multiplicarse exponencialmente hace diez años.

Guardando las proporciones, y en el ámbito medioambiental, lo que está pasando en la construcción de una gobernanza para la administración de áreas protegidas en la Región, transita en ese mismo camino.

Por décadas, la conservación y resguardo de parques y reservas naturales en la región han carecido, no solo del respaldo del nivel central, sino además de la necesaria interoperación entre el mundo público y la colaboración del mundo privado. Escasez de recursos económicos y técnicos, pero además una serie de trabas derivadas en el límite de acción de instituciones han perjudicado el cuidado de cientos de hectáreas que constituyen hábitats únicos en medio del desierto costero o del altiplano andino.

Es por eso que el trabajo que se encuentra liderando la Corporación Nacional Forestal (Conaf) que busca generar una nueva forma de organización y relacionamiento con las áreas protegidas de la Región resulta un auspicioso anuncio para la protección de la biodiversidad de especies que allí habitan, sino además de revalorizar la enorme riqueza que éstas guardan y que despiertan el interés de un sinnúmero de científicos que encuentran en estos sitios verdaderos laboratorios naturales que reúnen características únicas para la investigación de avanzada.

De paso la mesa, ayudaría fortalecer la labor de la Conaf que en la región, y con los recursos habituales, ha desarrollado un su labor de protección del patrimonio ecológico de la Región. La fiscalización de los bosques de Quillagua lo demuestra. Es de esperar que ese camino se fortalezca y permita generar las condiciones para convertir a esas áreas en futuros polos de desarrollo regionales con insospechados alcances.