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Boric afirma que "me la voy a jugar por un Chile que se una"

PLEBISCITO. "Fue elegido Presidente y no vocero de la Convención", dijo Cubillos.
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El Presidente Gabriel Boric continuó ayer su visita a Chillán, Región del Ñuble, donde participó de la conmemoración del natalicio del Libertador Bernardo O'Higgins. "Me la voy a jugar por un Chile que se una por una nueva Constitución, ya sea que gane el Apruebo o el Rechazo", afirmó.

Con esta afirmación, explicó el Mandatario en la radio local Macarena, "quiero decir que ambas opciones son legítimas, si es que gana el Rechazo, vamos a tener que enfrentar un nuevo proceso constituyente, una nueva Convención, eso va a tomar, por cierto más tiempo".

"El pueblo de Chile ya se definió por tener una nueva Constitución, que sea escrita de manera democrática, paritaria, con más participación de lo que se hizo tradicionalmente, y por cierto, la Constitución del 80", sostuvo el Presidente. "Si gana el Apruebo vamos a tener que hacer mejoras, hacer reformas, vamos tener que convocar, en donde yo me voy a plantear desde un posición de humildad".

"Acá no pueden haber vencedores y vencidos", subrayó Boric, porque hay "algo que pareciera que es consenso hoy día: que Chile tiene que avanzar hacia un Estado social y democrático de derecho, en donde ciertos aspectos de la vida, como la salud, la educación, las pensiones, la vivienda, no sean el negocio que son hoy, sino que sean derechos que no dependan de la cantidad de plata que tenga".

Joaquín Trujillo

El remedio y la enfermedad

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No se sabe bien desde cuándo los seres humanos claman por grados de autonomía o independencia, que son a veces de tipo individual, y otras, colectivo.

Las de tipo colectivo son quizás las más antiguas. Distintos pueblos reivindican la identidad que los hace distintos, se fijan en sus usos y costumbres propios y los refuerzan.

Poco a poco fue surgiendo la necesidad de autonomía no solamente colectiva sino también individual. Las personas exigieron decidir su religión, sus opciones políticas, sus profesiones u oficios, el control sobre su cuerpo.

Ambas formas de autonomía se fueron combinando, pero no por eso han sido siempre compatibles.

Es interesante comparar lo que ocurrió en Francia y Alemania en los siglos XVI a XVIII. Ambos países estuvieron atravesados por las luchas de la autonomía colectiva, primero, e individual, después. En tiempos de las guerras de religiones el problema era qué pasaría si la colectividad común religiosa se rompía por opciones individuales.

Pero mientras en Francia las soluciones ilustradas, especialmente a partir de la Revolución Francesa, fueron para ese país en su totalidad, en Alemania no fue así. Como allí eran, hasta bien entrado el siglo XIX, tan poderosas las autonomías colectivas de los principados, cada solución corría por cuerda separada. Figuras tan geniales y profundamente individuales como los poetas Goethe y Schiller se vieron en la obligación de ofrecer explicaciones, en razón de sus actos más audaces, no a un rey, sino que al señor feudal de su localidad.

No digamos que el centralismo francés fuera muy libre. El hecho que el rey Luis XIV haya concentrado en el Palacio de Versalles a todos los líderes locales de Francia, transformándolos en su servidumbre personal, había sido el otro extremo del mismo defecto.

Y es que la autonomía colectiva (entre las que se ubica, por ejemplo, la regional, comunal, etc.) y la individual (donde tenemos cuestiones tan sensibles como la libertad de expresión) necesitan, querámoslo o no, un marco de referencia común.

Si ese marco no existe, abundan lo que en la historia de Europa se conoció como feudalismo, y en la de América, caudillismo. Vale decir, líderes locales, carismáticos, que poco a poco se hacen del control de los territorios. Al principio, puesto que conocen de cerca los problemas más concretos de su comunidad, ellos son una delicia. Sin embargo, con el paso del tiempo, el poder corrompe, y nadie está a salvo de acumular demasiado poder.

De ahí que una manera de controlar ese desmadre haya sido generar poderes a nivel general que entren en tensión con el local. Así se frustran los absolutismos de gran escala, como los de pequeña. Es un sistema de pesos y contrapesos entre lo general y lo local.

El asunto se ha vuelto fundamental con el proyecto de nueva Constitución. El centralismo santiaguino ha engendrado una reacción contraria: un localismo que, descontrolado, podría ser como el peor remedio para la enfermedad, si es que las personas, desde sus propios territorios, no permanecen atentas a los procesos en curso.

*Investigador del Centro de Estudios Públicos (CEP)

Jackson revela el camino que seguirá La Moneda en caso de ganar el Rechazo

PLEBISCITO. "Cada vez quedan menos dudas" de que se convocará a un nuevo proceso, dijo. El Congreso manifestó su voluntad de trabajar en las reformas.
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Redacción

A dos semanas del plebiscito que decidirá el futuro de la propuesta de Carta Magna escrita por la Convención Constitucional, el ministro secretario general de la Presidencia, Giorgio Jackson, dijo ayer que "cada vez quedan menos dudas de que esto tiene que ser una convocatoria a un nuevo proceso", en caso de que gane la opción Rechazo.

"Habrá que consensuar una fórmula con el Congreso Nacional, pero ya van quedando cada vez menos dudas de manera transversal de que esto tiene que ser una convocatoria a un nuevo proceso", dijo el titular de la Segpres.

Quienes participen en la redacción de esta eventual nueva propuesta "tienen que ser personas dedicadas y electas para poder redactar una nueva propuesta en el caso que salga el Rechazo", explicó Jackson.

Estas palabras fueron ratificadas por el Presidente Gabriel Boric, quien, en paralelo en la Radio Macarena de Chillán, señaló que "si es que gana el Rechazo vamos a tener que enfrentar un nuevo proceso constituyente, una nueva Convención".

En caso de triunfar el Apruebo en el plebiscito, el secretario de Estado indicó que desde La Moneda trabajarán "para la implementación, los ajustes y las modificaciones que haya que hacer" a la propuesta emanada desde la Convención.

El congreso

Los senadores DC Ximena Rincón y Matías Walker, a mediados de esta semana, pidieron al Gobierno poner discusión inmediata al proyecto de reforma constitucional que habilita un nuevo proceso constituyente en caso de ganar el Rechazo.

"Creemos que la propuesta que ellos plantean de que el Presidente le presente al país una propuesta para continuar con este proceso y que tenga que ser democrático, paritario, es algo que es totalmente coincidente con al menos lo que el Presidente ha planteado", afirmó Jackson ayer.

Sin embargo, "no sabemos si ese proyecto va a estar listo para la fecha del 4 (de septiembre, cuando en la noche se conozca el resultado del plebiscito), pero sin duda el espíritu de lo que está en esa norma constitucional es algo que nosotros vamos a promover", dijo el ministro.

La vicepresidenta del Senado, Luz Ebensperger (UDI), respondió que "a contar del 5 (de septiembre) efectivamente hay que seguir trabajando, ahí no termina el proceso. Espero que gane el Rechazo y eso significa que tenemos que seguir construyendo cómo va a seguir adelante el proceso constitucional".

La senadora dijo además que en la Cámara Alta hay "claras señales de nuestra disposición a que este proceso no termina el 4 de septiembre".

El presidente de la Cámara de Diputados, Raúl Soto (PPD), agregó que si gana el Apruebo se harán "mejoras" al texto, si pasa lo contrario, con el Rechazo "necesitamos, sin duda, fijar las nuevas reglas del juego de ese camino de cambio constitucional que debe continuar" .