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Nuestro cáncer de cada día

"Recuerdo a tantas y tantos en esta lucha, pero aún no hemos sido capaces de unirnos en torno al valor de la vida, de nuestra salud y la de los nuestros".
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El cáncer es parte de nuestra realidad regional, nos ha arrebatado a seres queridos, entrañables amistades, personas que admiramos. De tarde en tarde se hace pública esta amenaza y miles de madres, abuelos, hijos, hermanas, que siempre vivirán en nuestros corazones, hacen de esta una realidad indesmentible.

Una verdad cotidiana y dolorosa, que ha llevado a levantar la voz a tantos, recuerdo una columna de hace unos años de Iván Simunovic, Aliro Bolados y Hugo Benítez, reclamando al Estado el daño del arsénico, recuerdo a Marco Madrigal y las cifras ocultas del cáncer, la cruzada de Alvial y la muerte del padre de mis hijos en menos de tres meses por un cáncer de pulmón fulminante y las manchas blancas en su piel.

Recuerdo a tantas y tantos en esta lucha, pero aún no hemos sido capaces de unirnos en torno al valor de la vida, de nuestra salud y la de los nuestros, de todas y todos quienes habitamos este territorio.

Generar un protocolo preventivo para la región, iniciando con subsanar la herida que provocó el arsénico hace ya medio siglo y que aún sangra. Ese es un plan que elaborar en la región con nuestros especialistas, el mundo médico que conoce en terreno el riesgo sanitario que hemos heredado.

Si bien las condiciones sanitarias de base mucho han mejorado en las últimas dos décadas, vamos a destiempo y el daño ya está sembrado. Nuestro doloroso récord en cáncer es el resultado de un proceso de casi medio siglo, en especial los cánceres de pulmón, piel y vejiga, que son el fruto del arsénico de los años 50 al 90.

Hoy contamos con el Centro Oncológico del Norte -CON, un Hospital Regional moderno y de avanzada, un Hospital Clínico que está llamado a la vanguardia, dos clínicas privadas deben esforzarse por estar a la altura de lo que la región requiere, una Universidad de Antofagasta con una Escuela de Medicina y Odontología, y una Facultad de Ciencias de la Salud, que tienen sobre sus hombros un deber con la comunidad que recién comenzamos a dimensionar.

Todas instituciones y profesionales con capacidad de actuar en sinergia, nutrirse de conocimientos y experiencia, en un espacio que es pequeño, en el que nos podemos conocemos y generar este compromiso de gestión y proactividad. Brindar respuesta efectiva, avanzar en procedimientos, mejorar protocolos, optimizar la infraestructura, formar especialistas, educar en prevención, gestionar e invertir los recursos enfocados en reducir esta problemática, que nos sitúa como la región con la tasa de muerte por cáncer más alta de todo el país.

Los invito a sumarse, a sacar la voz con soluciones concretas, protocolos de detección temprana especiales para nuestra región, especialización del personal médico, contratación de especialistas educación preventiva, inversión en infraestructura e implementación tecnológica. Todo lo que pueda brindar cobijo a quienes están padeciendo y a quienes padecerán un cáncer.

Les invito a sumarse más allá de los afanes políticos y de poder, a sumarse a nivel humano, a realmente generar un compromiso de humanidad, que va más allá de los mínimos a cumplir, que se enfoca en que la otra persona puede ser mi hija, mi padre, mi abuela, mi hermano. De escalar los protocolos, de impulsar una mejora continua, de brindar esperanza y sentido al dolor y el miedo de quienes enfrentan un cáncer.

El personal médico, los profesionales y técnicos hacen su pega, lo he vivido, los he visto comprometidos en la consulta, agotados en el quirófano, siempre entregando lo mejor de sí. Tens, enfermeras, kinesiólogas, tecnólogos, nutricionistas, médicos. Para ellos y ellas, siempre las infinitas gracias.

Polémica decisión en el canal de todos

El periodista Matías del Río sucumbió ante las presiones del ahora sector oficialista que lo quería fuera del rol de entrevistador político. Lo más lógico sería sincerarse y apostar a que los medios de comunicación estatal estén al servicio del gobierno de turno. Con una línea editorial clara emanada desde La Moneda.
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Se ve mal que un Gobierno que se ha erigido como defensor de los derechos a la libertad de expresión ceda ante presiones y saqué de un programa político de TVN al periodista Matías del Río. Ya nadie cree lo de decisión estratégica y de "protección" al periodista, porque es sabido que su rol de entrevistador no era bien evaluado en el ahora sector oficialista y las críticas se hicieron públicas hasta las de una integrante del Gabinete presidencial.

No se conocía mucho de este tipo de determinaciones en el canal estatal. Puede, y lo más probable que sí, que en otros gobiernos también hayan adoptado decisiones similares pero no se recuerda que hayan sido tan evidentes.

No olvidar que fueron los sectores de centroizquierda los que promovieron la autonomía del canal estatal. No se podía permitir que la TV de todos estuviera al servicio de los postulados de un gobierno de turno y había que impulsar un directorio pluralista para un medio que se destacara por ser referente en cultura y educación.

Flaco favor se consiguió con la salida de Matías del Río porque se hizo precisamente lo que apuntaban que no debía ocurrir. Ahora la visión que tienen los defensores de esa antigua premisa se ha ampliado a que deben existir ciertos límites. El Gobierno se ha restado de la polémica pero hay quienes opinan y claramente se puede entender que no sólo lo hacen a título personal.

En el periodismo siempre se lucha por conseguir la objetividad. El profesional de las comunicaciones tiene que ser objetivo y sus posturas personales tienen que quedar fuera de las entrevistas, notas, crónicas y reportajes. La tarea no es fácil pero una gran mayoría lo logra en el ejercicio de su profesión.

Lo que no quita que como cualquier persona tengan opinión frente a distintos temas y lo esencial es que no trascienda a su labor periodística, la que siempre deber ser ecuánime. Ser prejuzgados y cancelados no es el camino en un país que se jacta de ser democrático.

Si quisiéramos entender lo obrado bien valdría la pena coincidir en que del Río fue parcial o tendencioso lo que no está evidentemente claro.

Lo más lógico sería sincerarse y apostar a que los medios de comunicación estatal estén al servicio del gobierno de turno. Tal vez con matices, pero con una línea editorial clara emanada desde La Moneda y elegir a quienes más representen lo delineado.

Tomémonos en serio la seguridad vial

"Si no nos tomamos en serio el problema, las cifras de accidentes seguirán en aumento".
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La Cámara de Diputadas y Diputados aprobó eliminar la obligatoriedad de la enseñanza básica completa para obtener la licencia de conducir clases B, C y F; una muy mala noticia para nuestro país, considerando las estadísticas de accidentes de tráfico que hemos tenido en los últimos 20 años.

Algunas cifras: en el año 2000 hubo 40.926 accidentes con 1.698 fallecidos; en el año 2010 hubo 57.746 accidentes con 1.595 fallecidos; en el año 2021 hubo 80.751 accidentes de tránsito con 1.688 fallecidos. Es decir, en Chile se producen 221 accidentes de tránsito y fallecen 5 personas diariamente por esta causa (este promedio diario de fallecidos por accidentes de tránsito se ha mantenido durante los últimos 30 años), cifras que, a vista de nuestros legisladores, "justifican" bajar las exigencias para obtener licencia de conducir.

Dada la preocupante situación de accidentalidad y mortalidad en las calles y carreteras de Chile, las medidas deberían ir en el sentido opuesto, es decir, contar con planes y programas de seguridad vial que eduquen a los usuarios desde edades tempranas, iniciando en la etapa preescolar, siguiendo durante toda la escolaridad hasta la enseñanza media, para finalizar en las Escuelas de Conductores, las cuales deberían ser controladas de manera periódica, revisando los contenidos de los cursos, los profesionales que dictan los cursos y la infraestructura mínima para funcionar.

Debemos aprender de las políticas implementadas en países que han logrado disminuir los fallecidos por accidentes de tránsito, políticas que han sido actualizadas de manera periódica, aumentado las exigencias para obtener la licencia de conducir, donde se incluye el perfil psicológico del usuario del vehículo, asunto absolutamente necesario el día de hoy, solo vasta circular unos minutos por nuestro espacio vial para darse cuenta que la convivencia en el espacio público es muy mala y que la mayor parte de los usuarios no está dispuesto a modificar su conducta en virtud de una mejor y más segura circulación en el espacio vial. Si no nos tomamos en serio el problema de la (in)seguridad vial, las cifras de accidentes seguirán en aumento y se seguirán destruyendo las vidas de familias completas por la muerte de un ser querido, muertes que, de acuerdo con la experiencia internacional, se pueden evitar.

Dr. Alejandro Torres Flores

Académico Escuela de Ingeniería, UCEN