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Antofagasta y su desgobierno

"En estos días, vemos a nuestras autoridades más pendientes de la campaña del 4 de septiembre que de querer resolver nuestros problemas".
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Cada vez es más evidente la falta de liderazgo de nuestras autoridades comunales y regionales ya que persisten los problemas de siempre. Mientras tanto, vemos a un alcalde más preocupado de la realidad virtual que de lo real, contando exaltado la cantidad creciente de seguidores que tiene; porque para él eso es un logro político. Pero si hablamos de política; de la real, no de la propaganda; todos hemos notado la incapacidad del actual edil para trabajar en conjunto, pareciera que su ego le impide coordinarse con otros personajes políticos, instituciones públicas y privadas.

Nuestro gobernador regional tampoco llega muy lejos con la poca autoridad conferida a su cargo, en todo caso esa impresión se desprende de la praxis que él está ostentando. La delegación presidencial, y las reparticiones que de ésta dependen, han sido dramáticamente ineficientes y su lenta instalación revela inexperiencia y -a esta altura- también incapacidad.

Hoy, tenemos a una ciudad irrespirable e insegura -con peleas a machetes a plena luz del día-, robos e inmigración descontrolada. Nuestra comunidad no está obteniendo respuesta a sus requerimientos más básicos y prioritarios. El "contrato social" está quebrantado hace meses en nuestra ciudad. Es urgente dejar egos, cálculos políticos y "pituteo" de lado. Esto se soluciona con trabajo real entre las autoridades locales y regionales. Deben escuchar a la gente y a quienes queremos aportar.

Las quemas no se terminarán hasta que el municipio no se haga cargo del exvertedero, cerrando y colocando seguridad tanto tecnológica como recurso humano, en un trabajo coordinado con el Gobierno Regional, que tiene los recursos. Asimismo, la Delegación Presidencial debe aportar desde lo técnico para viabilizar un proyecto para el depósito de los residuos de la construcción, mientras se desarrolla una fiscalización efectiva de uno de los dueños de casi todo el sector, como es Bienes Nacionales.

Si sus comodatarios no están cumpliendo con el fin destinado a los inmuebles concesionados, se deben quitar. Es necesaria -sobre todo- una fiscalización activa de la autoridad medioambiental en el sector, esta última ha pasado desapercibida en esta crisis.

La delincuencia y recuperación del centro no terminará con Facebook lives comentando lo bien que hacen su trabajo, el cual termina 5 minutos después de la transmisión cuando suben a sus vehículos para retirarse al municipio. Debe realizarse un trabajo planificado en conjunto con carabineros, PDI, Extranjería, Seremi de Salud, Servicio de Impuestos Internos, Aduana, Sag, Delegación Provincial y Municipio, para retirar el comercio informal y realizar una investigación para detectar donde guardan la mercadería que se vende en el sector. Esa operación duraría por lo menos un trimestre.

Asimismo, Dideco debe catastrar a quienes realmente califican para un permiso precario y disponer de espacios para desarrollar actividades comerciales y culturales que congreguen de manera segura a la comunidad.

En estos días, vemos a nuestras autoridades más pendientes de la campaña del 4 de septiembre que de querer resolver nuestros problemas. Pero yo, al igual que todos los antofagastinos, antes de vivir en Chile, vívo en Antofagasta. Una ciudad abandonada a su suerte, que teme que lo peor esté por venir.

El difícil escenario económico nacional

La inflación sigue subiendo y economistas esperan una recesión para el próximo año. Las medidas que se puedan adoptar tienen que ser bien analizadas para no provocar desajustes. Por el momento, nuevos retiros están descartados y las ayudas sociales están complicando las finanzas fiscales, por lo que el único modo de hacer frente a lo que viene es ordenarse y reducir el consumo.
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Los vaivenes de los mercados financieros y problemas internos tienen al país sumido en una espiral inflacionaria con alzas en los productos de consumo básico, un dólar por las nubes y una inesperada baja en el precio del cobre. No es el mejor escenario económico el que enfrenta el entrante gobierno del Presidente Gabriel Boric, quien ha tratado de resolver necesidades inmediatas con la entrega de bonos y apoyos a las pymes, pero todo apunta que la salida no será rápida.

Algunos economistas anticipan para el próximo año una recesión debido a la caída que manifiesta la actividad económica nacional, con una proyección del PIB de entre -1% a 0%. Nada halagüeño para un país que ha visto el aumento de las personas en situación de calle, la escasez en los campamentos, el aumento del comercio informal, la caída en las ventas de los establecidos y así una serie de otras contrariedades que obligan a pensar cómo prepararse para lo que viene.

De partida, los retiros desde los fondos previsionales de las AFP fueron una tabla de salvación para muchas familias, pero generó un aumento en la inflación debido al crecimiento en la demanda del consumo. Obviamente que hay otras variables que inciden en la inflación, factores externos como el precio de los combustibles, por ejemplo.

Por el momento, nuevos retiros están descartados y las ayudas sociales están complicando las finanzas fiscales, por lo que el único modo de hacer frente a lo que viene es ordenarse y reducir el consumo. El país atravesará un momento difícil, mayor a otras crisis y de allí que debe existir una mayor conciencia en quienes pueden "apretarse el cinturón".

El Estado tiene que entregar confianza en que la crisis será pasajera entregando a los mercados la certeza necesaria para retomar la senda del crecimiento. Se espera que el 12% o 13% de inflación para el 2022 se reponga con una cercana al 3% el 2023, pero de allí tienen que desarrollarse nuevas políticas que incidan directamente en las inversiones.

Ya lo dijo el embajador francés en nuestro país Pascal Texeira da Silva, en el sentido que el potencial de Chile y la Región es enorme al contar con dos elementos claves como el litio y el cobre para enfrentar el cambio climático y una producción más sostenible. Pero tienen que darse las condiciones para recoger esos frutos.

Estrés y salud oral

"No existe una receta tipo para disminuir los niveles de estrés ó modificar los aspectos psicológicos y/o emocionales en cada uno de nosotros".
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La situación económica, las consecuencias de la pandemia, los cambios experimentados durante los últimos años han impactado fuertemente en la salud mental de las personas, elevando los índices de ansiedad y depresión. Cada nuevo condicionante genera una respuesta defensiva de nuestro organismo, un desequilibrio del funcionamiento que se traduce en una alteración de la relación cuerpo- mente, que puede afectar a un alto porcentaje de individuos.

La cavidad oral es una zona de reflejo de este tipo de alteraciones. En la actualidad se reporta un sinnúmero de lesiones y enfermedades asociadas a trastornos psicógenos, que se manifiestan no solo con dolor, sino también, con otros signos y síntomas que alteran la calidad de vida de quien las padece. Ardor, úlceras (heridas) o ampollas son algunas de las expresiones que se pueden evidenciar producto de la desregulación inmunológica que inducen los cambios psíquicos en nosotros.

Los trastornos psicológicos que conforman la conocida triada ansiedad, estrés y depresión han sido fuertemente estudiados en asociación a otras entidades, entre ellas las lesiones orales como las úlceras recurrentes (aftas), el liquen plano, el pénfigo o el cada vez más común Síndrome de Boca Urente (SBU). Las anteriores patologías orales ya venían manifestándose cada vez más frecuentemente en la sociedad y el número de consultas al especialista aumentaba paulatinamente de forma considerable, debido al ritmo acelerado al que estábamos acostumbrados.

Resulta fundamental, entonces, entregar directrices de cómo actuar o qué hacer frente a esto. El dolor, de diferente intensidad, que acompaña en mayor o menor grado a las lesiones mencionadas, es en la actualidad un motivo de consulta que debe ser considerado, ya que se establece dentro de los protocolos de urgencias odontológicas actuales.

No existe una receta tipo para disminuir los niveles de estrés ó modificar los aspectos psicológicos y/o emocionales en cada uno de nosotros, pero sí contamos con herramientas para mitigarlos. Además del tratamiento farmacológico, una práctica y de bajo costo, que debería masificarse, es escucharnos unos a otros y desarrollar nuestra empatía.

Bernardita Fuentes Palma

Cirujano-Dentista, académica UNAB