Propiedad y Constitución
Continúo mi acucioso y reflexivo estudio del texto preparado por la Convención Constitucional y llego a los artículos relativos a la propiedad en general y a la particular propiedad indígena que se crea y protege especialmente. Al estudiarlos, llego a una muy clara conclusión que se desprende al cotejarlos y que considero de la mayor gravedad. Vamos allá.
El Art. 78, numeral 2, señala que las personas solo pueden ser expropiadas de lo suyo por motivos de "utilidad pública o interés general". A su vez, el Art. 79, en su numeral 1, señala que "el Estado reconoce y garantiza, conforme con la Constitución, el derecho de los pueblos y naciones indígenas a sus tierras, territorios y recursos"; para agregar en el numeral 2: "El Estado establecerá instrumentos jurídicos eficaces para su catastro, regularización, demarcación, titulación, reparación y restitución"; concluyendo en su numeral 3 con: "La restitución constituye un mecanismo preferente de reparación, de utilidad pública e interés general".
Cotejando e interpretando el modo de aplicación de los artículos 78 y 79, no cabe duda que será la "expropiación" el mecanismo por el cual se formarán los territorios indígenas que se "restituirán" de acuerdo lo mandata la Constitución que se nos propone aprobar, ya que según lo dispone el numeral 3 del artículo 79, dicha "restitución" es causa de "utilidad pública" e "interés general", los dos requisitos que fundan la expropiación.
Así, en la práctica, veremos que dentro de poco, expropiados por "utilidad pública" o "interés general", perderán los agricultores sus predios, los parceleros sus parcelas, los pobladores sus pueblos y los pescadores sus caletas; mientras los chilenos perderemos el goce de las costas, playas, ríos, lagos y lagunas que siempre hemos disfrutado, y el acceso a parques nacionales que dejarán de pertenecernos, pues ahora formarán parte de territorios indígenas que gozarán de plena autonomía y protección constitucional y legal.
Francisco Bartolucci Johnston
Responsabilidades
Algo que se ha hecho habitual en el Gobierno es la seguidilla de errores sin responsabilidad. En menos de cuatro días presenciamos a la ministra Vallejos, en algo inédito, tratando de presionar al Banco Central para que interviniese en el tema del dólar. Demás está recordar que es un órgano autónomo que no debiese recibir presiones políticas (al menos, bajo la actual Constitución vigente). También vimos el video del diputado Leo Soto, que eliminó después de sus redes sociales, sobre la reunión que sostuvo la directiva del PS con el Presidente Boric para "coordinar la campaña del Apruebo". Esta demás, nuevamente, recordar lo que ha dicho la Contraloría con respecto a la prescindencia que debe asumir el Gobierno en elecciones, sobre todo si hay posibilidad de uso de recursos públicos. Y por si fuera poco, fuimos testigos de la negligencia inexcusable de lo sucedido en el paso Los Libertadores, con más de 200 vehículos atrapados, algo que era totalmente previsible, pero no se tomaron las medidas necesarias.
Los mismos errores siguen, igual que los responsables. Un viejo dicho dice que "no cometer los mismos errores requiere trabajo, y que no es un acto de magia". Al parecer, este Gobierno no solo no le está poniendo trabajo, sino que tampoco responsabilidades para no repetirlos.
Pablo Aldunate Allegro Fundación para el Progreso
Posplebiscito
El 15 de noviembre de 2019 se firmó, entre lo más granado de nuestro mundo político, un Acuerdo por la Paz consistente en llamar a una Convención Constitucional para proponerle al país una nueva Constitución. El diseño de este ejercicio consistió en un plebiscito de entrada, elección de los convencionales y la elaboración de un texto de Constitución que debe ser votado en un plebiscito de salida.
En el plebiscito de salida, el soberano, es decir, el pueblo, debe decidir entre las opciones Apruebo o Rechazo, dejando establecido que si gana esta última, seguiría vigente la actual Constitución y punto. Pues bien, ahora que las encuestas están favoreciendo el Rechazo, los políticos habituales a todo tipo de maniobras politiqueras, los mismos que nos han conducido al complejo momento actual que estamos viviendo como país, nos dicen que no, ahora tienen otras ideas, y nos proponen una serie de pasos y compromisos para el día después.
¿Hasta cuándo les tenemos que aguantar a ese mundillo político sus inconsistencias? ¿Es que todavía no entienden que ese tipo de cocinerías es lo que los tiene valorizados en lo más bajo de las preferencias ciudadanas?
Está bueno ya, esperemos primero los resultados, no especulemos, y después se verá lo que se hace.
Alejandro Niklitschek Heck