"La amenaza aluvional sigue latente, pero en un escenario más complejo de emergencia climática"
En una nueva jornada de la Feria Internacional del Libro Zicosur, Filzic 2022, el evento tuvo como invitado al geógrafo y académico, especialista en procesos naturales extremos y su interacción con asentamientos humanos, Marcelo Lagos, quien es además, un reconocido divulgador científico.
En entrevista con este medio, Lagos, se mostró profundamente interesado por los fenómenos naturales que han azotado nuestra región. Posterior a ello, conversó en el escenario principal de Filzic 2022, con la ex directora de ONEMI, Irina Salgado acerca de cómo el Climate Challenge 2022 de Naciones Unidas otorga señales e impactos en adaptación y vulnerabilidad, y cómo la prevención y la educación es el camino.
El 18 de junio se conmemoró en nuestra ciudad, 31 años del Aluvión que azotó nuestra ciudad, posterior a ello se construyeron vías aluvionales que hoy se encuentran ocupadas por asentamientos irregulares o campamentos. Desde tu perspectiva de geógrafo, ¿qué política piensas que sería oportuna instalar para la prevención de este tipo de desastres?
-No creo que una política sea una solución, sino que es una pequeña fracción de una ecuación más compleja. Por otra parte, este 18 de junio se conmemoró, no el aluvión de 1991, se conmemora un desastre y, en ese desastre, el aluvión es sólo una parte de esa ecuación. Naturalizar la conmemoración de ese desastre, de alguna forma invisibiliza gran parte del problema: se debe conmemorar que ese día, 18 de junio de 1991, ocurrió un proceso natural que interactuó con condiciones de vulnerabilidad que nadie fue capaz de anticiparse, siendo que los aluviones siempre han ocurrido .
Por lo tanto, es muy importante precisar que los 18 de junio de cada año conmemoramos el desastre de 1991. Hay que poner énfasis en que más importante que el proceso físico natural que demandó y cobró casi cien vidas, fue un desastre que marcó y dejó una cicatriz permanente en la ciudad, una cicatriz que está ahí, latente y que, de algún modo, nos revela un escenario que podría volver a repetirse en el futuro, pero en condiciones mucho más complejas, pues existen tres elementos claves: primero, la amenaza aluvional, que es un tipo de movimiento en masa, sigue latente, pero en un escenario más complejo de emergencia climática, donde hay mayor incertidumbre. Hay complejidad, los detonantes pueden ser muy distintos de los del año 91, que fue un año del "Fenómeno del Niño". Hoy día, la recurrencia de estos procesos está condicionada por múltiples factores que todavía no logramos entender muy bien y, generalmente, somos sorprendidos; segundo, mencionas que luego del aluvión vinieron medidas, pero, evidentemente, esas medidas se concentran en una mirada segmentada de un problema que es mucho más complejo, que es el incorporar medidas de mitigación, en este caso estructural, para tratar de contener a la naturaleza, y evitar daños aguas abajo y que, si bien, es un salto sustantivo, porque en 1991 no existían, de alguna forma revela que esta realidad que países como los nuestros, donde estas sociedades reactivas, tienen que ser perturbadas para que haya una reacción, una consecuencia. En el transcurso del tiempo, una ciudad minera como Antofagasta, con todo lo bueno y lo malo que ello involucra, combinada con una mala política de manejo de la entrada de población migrante, la falta y carencia de políticas de habitabilidad te dice que la solución a este problema no es solamente una política: implica una mirada multisectorial. Se trata de un problema complejo, pero no difícil. Es un problema donde todas las acciones suman, desde las más pequeñas. Desde los hogares, las comunidades, hasta la autoridad elegida, que de alguna forma converse con esta necesidad que está en función del desarrollo humano.
Divulgación y constitución
Usted, en su carrera, además de la academia, se ha dedicado a la divulgación, ¡cuál es su opinión acerca de la democratización de los saberes en materias científicas?
-Depende cómo uno quiera posicionarse para valorar el trabajo científico, porque yo podría tratar este tema, como lo que recién hablábamos, con un lenguaje técnico, críptico, y hablar de todas las cosas que les gusta al típico formato del experto o la experta (que es fácil identificarlos) y que, de alguna forma, pueden decir cosas muy increíbles, pero su factor de impacto es limitado. Lo mismo pasa con la publicación científica, yo soy académico, hace 25 años que soy profesor de la UC y, claramente, que mis fichas podría ponerlas en la publicación científica que es una forma que la universidades, particularmente en el mundo, y, sobre todo en Chile, han instaurado para evaluar la productividad de los académicos: publicar o morir. En este punto, yo me posiciono desde una posición crítica y discrepo con una mirada académica desde el confort, que busca avanzar en la comprensión de fenómenos físicos o la comprensión del riesgo y teorizar al respecto, sin que eso llegue de forma explícita y rápida al mundo real. En ese sentido, estoy absolutamente convencido que los medios de comunicación son una forma mucho más efectiva. Necesitamos los datos y la información que permita reducir la incertidumbre y esos se obtienen en el laboratorio, para avanzar en este mundo complejo donde la sorpresa es la nueva normalidad. Pero, paralelamente, ese paso de ese conocimiento al mundo real, como no es instantáneo, se necesita una forma de irradiar, se necesita una forma de democratizar el acceso a la información y, de alguna forma, avanzar en las prioridades, porque existen soluciones y soluciones: una política puede demorar una década, por ejemplo. Llegar a un hogar, a través de la televisión y potenciar conductas de autocuidado, es mucho más rápido y efectivo, que la promesa de la disminución de la pobreza para que la vulnerabilidad disminuya. Eso implica un tiempo que, quizás, no tenemos. Tengo la certeza de que la comunicación científica eficiente es necesaria.
Desde su ejercicio profesional y de divulgador científico, ¿cuál es su opinión del actual proceso constituyente?
-Ante toda crisis hay cambios y no creo que hoy nadie ponga en duda que estamos viviendo una crisis en todo sentido. Las crisis siempre son preámbulos de cambios y los cambios siempre son buenos para las sociedades. Gran parte de las cosas que hemos logrado en este planeta han sido debido a las crisis y los cambios que ellas traen consigo.
Yo estoy en plena sintonía con la nueva Constitución , siento que es algo inédito, único, que lo ganamos y tengo una muy buena expectativa de lo que vendrá, independiente de las bajadas necesarias que se tendrán que hacer. Lo bueno es que como yo no veo redes sociales, no veo fake news, por lo tanto, toda esa cosa que anda por ahí, no existe. Yo veo lo que leo y lo que leo en la nueva constitución es que está increíblemente bien encaminado.