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El combate al crimen organizado

En Calama se reunió por primera vez el Comité Regional, en el que las policías y las autoridades delinearon el trabajo que debe efectuarse para hacer frente a este flagelo. No son simples delincuentes, están jerárquicamente estructurados, con la tecnología adecuada, con redes de contactos y estudiosos de cada paso que dan.
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Ni los análisis ideologizados o conspiranoicos, que según sus detractores buscan distorsionar la realidad, resisten una verdad que preocupa y esa es el avance del crimen organizado en todo el país. Bajo condiciones particulares de cada zona estas organizaciones han logrado permear los controles, instalarse y articular lo necesario para extender sus ilícitos con altas posibilidades de éxito.

En la denominada Macrozona Norte el narcotráfico, el contrabando, tráfico de migrantes y trata de personas se han masificado y ya están tocando la puerta de todos los vecindarios. La prueba más palpable de ello es que los fuegos artificiales que anuncian la llegada de nuevos cargamentos de droga es posible verlos en los diferentes sectores de la ciudad, casi a diario.

Ello acompañado de disparos al aire de armas cortas y largas que lo hacen para demostrar el poder de fuego que tienen y para amedrentar a quienes intenten denunciarlos.

Por está razón es plausible la determinación de gobierno de coordinar a los involucrados en el combate de este tipo de delito, liderados por las autoridades y con las capacidades suficientes para actuar frente a organizaciones que operan con un alto grado de preparación y con los recursos necesarios para vulnerar los controles policiales.

No son simples delincuentes, están jerárquicamente estructurados, con la tecnología adecuada, con redes de contactos y estudiosos de cada paso que dan. Debido a lo anterior es que la coordinación es sencillamente obligatoria para impedir que lleguen a niveles difíciles de erradicar con la simple acción policial.

Los ejemplos en Latinoamérica se repiten y las consecuencias son por todos conocidas, en las que el respeto a las leyes, a los convenios y a la dignidad humana están lejos de ser sus principios a considerar.

Se dio el primer paso que es concretar la intención de conformar equipos multidisciplinarios que atiendan el problema y se coordinen. Falta conocer los recursos que se dispondrán para adquisición de vehículos preparados, tecnología y el material humano disponible.

Como se ha comentado con anticipación las buenas intenciones deben estar acompañadas de fondos para asegurar su éxito. Lo positivo es que ya se dio el primer paso.

Ladrones del tiempo, enemigos letales

"Lo que da sentido al tiempo es el compromiso y la responsabilidad, de que tenga propósito y sentido".
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¿Qué es el tiempo cronológico? En palabras simples, es la duración de las cosas sujetas al cambio. Que determinan épocas, períodos, horas, días, semanas, meses. Permiten ordenar los hechos en momentos específicos. Desde antiguo existe una sentencia temporal, tempus fugit, el tiempo fluye o mejor dicho corre. En expresión gráfica, se oye decir, que las horas del día no alcanzan. El tiempo se escapa de entre las manos. Hay acontecimientos que transcurren en un abrir y cerrar de ojos. Para algunos el tiempo es oro, los santos dicen que es gloria.

El tiempo es recurso escaso. No sobra y siempre falta. Uno quisiera más. En la actualidad, un enemigo mortal, que envenena nuestra civilización, es la ausencia de tiempo. Cuando los avances de la tecnología, de las comunicaciones, parecieran entregar mayor eficiencia en la administración del tiempo, los hombres hemos ido en la dirección contraria. Para la familia, la amistad, el amor, la contemplación, para uno mismo. El tiempo es un tesoro. Sin embargo, se pierde, se desnaturaliza. Pasan los años y con retrospectiva, si estuviera en nuestras manos, quisiéramos haberlo detenido, vivir ese instante con mayor atención. Lo que ya sucedió, de esa manera, en ese lugar, con aquellas personas, ya no volverá. El tiempo tiene ladrones que asaltan, dispersan y confunden. Además, están en nosotros mismos. Los llevamos para todas partes.

Una revisión. Ni siquiera exhaustiva, permite identificar algunos de esos ladrones. La falta de prioridades, la dispersión. El vitrineo permanente de las redes sociales, ajenas a la actividad de ese momento. Postergando la tarea por resolver, el asunto sobre el cual decidir, la atención de quien nos acompaña. La esclavización a las pantallas. Es frecuente ver a padres e hijos, en un restaurante, en un parque, en la vida doméstica, cada uno dedicado a su propio celular. Cada uno en lo suyo. Y el tiempo corre. Lo peor de todo es que en muchos casos resulta de mala calidad. Porque finalmente se consume en aquello más superfluo.

Bajo un viejo reloj de sol medieval se lee la inscripción: sólo cuento las horas serenas. La administración del tiempo, cuando se hace consciente del hoy y ahora, a partir de un horario, trayendo al presente lo que se debe hacer, con prioridades, entrega una energía capaz de resolver los asuntos más complejos. Donde la práctica de la paciencia y la perseverancia encauzan la velocidad y la premura que acompañan a la temporalidad. Necesitamos tiempo. Para querer, contemplar, caminar, leer, jugar, celebrar, reír, acompañar, escuchar, ayudar y dejarse apoyar. No da lo mismo cómo vivir el tiempo. Saber estar en modo pasado y futuro, para aprender y proyectar. Sobre todo, en presente. Para destinar la mayor atención al momento. Atesorar aquello esencial, gozar y profundizar. Por sencillo que sea. Finalmente, lo que da sentido al tiempo es el compromiso y la responsabilidad, de que tenga propósito y sentido.

Manuel Dannemann Correa

Magister Psicología Positiva

Las palabras empiezan en todas partes

"Un secreto a voces es que, para cambiar la realidad, endosamos al gobierno o al presidente de turno el vértigo de nuestra existencia".
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Alguna vez alguien escribió "Para cambiar cualquier cosa, empieza en todas partes". Si tuviéramos esa opción, aunque muchos le tienen temor a la libertad, podríamos comenzar por la pregunta "¿qué harías ahora mismo para cambiar?" Pero, usted "¿se imagina algo?", "¿dejaría el laburo para ir de vacaciones, por ejemplo?" "¿pediría luchar por los cambios repensando todas las lógicas de esos mismos cambios?" O "¿se preguntaría por lo que nos limita para la autodeterminación?"

Un secreto a voces es que, para cambiar la realidad, endosamos al gobierno o al presidente de turno el vértigo de nuestra existencia. Algunos estudiosos señalan que, a lo largo de la historia, se ha hecho más daño por obediencia de corderos que por malicia. Entonces, si queremos aportar o queremos plantear la idea del cambio, el primer paso es reflexionar acerca de las medidas y las órdenes, así como de la información. Ya lo dijo Byung-Chul Han: la información, de hecho, no tiene capacidad orientativa. Si fuéramos responsables de nuestras creencias y decisiones, tendríamos que comprometernos con los criterios de la existencia y de lo que sucede alrededor de nosotros. En el fondo, asumir que tenemos un poder y que debiéramos actuar en eso para realizar de lleno el potencial que tenemos, casi como un don. ¿Cómo desarrollar capacidades, entonces, que aumenten el sentido de la reflexión y de la libertad? Por esa razón, me pregunto si la sociedad ciudadana comprendió el mensaje de la cuenta pública realizada por el presidente de la república entendiendo que el discurso no es solo texto, sino una forma de interacción humana.

La "explosión de los malestares" derivadas del estallido social, que aún existen, se transformó en una forma de hacer gobierno y de hacer política. Lo que da pie a llenarnos de asuntos institucionales. Porque más allá de las ciento dos medidas anunciadas a través del discurso, más allá del abordaje en temas como derechos sociales, mejor democracia, justicia y seguridad, crecimiento inclusivo y medio ambiente, se extrañó la necesidad de responder a las urgencias. Con prontitud y concreción. Aunque todos sabemos, en realidad, que las democracias comparten el mismo principio que las autocracias: la centralidad del poder y legitimidad en una estructura da como resultado que a mayor expansión de la democracia hay coincidencia con el aumento de la desigualdad.

¿Qué le podríamos decir al speechwriter del discurso del presidente? Que mantenga su propio negocio que, paradójicamente, no es el de escribir; sino, mantener el mutismo que es igual a la discreción obligada. Seguramente, por eso el propio Boric Font ha leído la mente de su escritor fantasma y le ha puesto las ideas en un papel blanco. Ya sabemos que el lenguaje de ese tipo de discursos no es de un publicista, sino de alguien humanista, pero uno, generalista. Abundante en intenciones hacia las medidas y las cosas. Y con un reconocimiento bien inspirado en las palabras, aunque, muchas veces, la postura ideológica se engulle a las esperanzas.

En la era de la transformación digital cada uno de nosotros es nuestra propia frontera y, a la vez, es el vuelo hacia otras aperturas. En cada aspecto de nuestra sociedad tendríamos que crear el nosotros; pero, al parecer, como dice Byung-Chul Han la democracia nos lleva a estar en una comunidad de oyentes, sin ámbitos discursivos o bien, de índole escasa, porque ya no nos escuchamos y en el contexto de lo digital, es probable que el escuchar sea anulado. Entonces, usted ¿se ha imaginado algo? ¿dejaría su trabajo para ir de vacaciones, por ejemplo? ¿pediría luchar por los cambios repensando todas las lógicas de esos mismos cambios? O se ¿preguntaría por lo que nos limita para la autodeterminación como personas…?