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Al rescate de una feminista clásica

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1-¿Cómo fue abrir el archivo de tu abuela Iris?

-En 1995 me hice cargo del archivo de Inés Echeverría (Iris) para continuar la segunda parte de sus memorias, aquellas que iban desde 1925 en adelante. Optamos con mi hija Valentina Sedlacek por mostrar lo extraordinaria que fue nuestra "Granmamá", como le decíamos. Valentina se dedicó en su último año universitario en Dartmouth a estudiarla como una precursora del feminismo en Chile, analizamos su archivo completo, desciframos, clasificamos y tradujimos manuscritos, un fascinante crucigrama que reveló misterios y trascendencia histórica.

2-¿Cómo resuena hoy la voz de Iris? -Se repite la tensión social de principios del siglo 20, con una poderosa clase media que busca derechos sociales. Iris no solo buscaba remecer a la mujer para que se educara, sino a todos los políticos, para que trabajaran por el bien común. Quería la elevación cultural, social y política de todas las mujeres dentro de la sociedad chilena. Creía que esta mayor preparación ayudaría a sacar al pueblo del caos de la "cuestión social" y alzaría al hombre, pues la mujer "los convencerá de marchar de la mano con las otras clases de la sociedad hacia la grandeza futura de la nación".

3¿Cómo imaginas a tu bisabuela en el siglo XXI? -Estaría encantada de ver que las mujeres chilenas logramos igualdad ante la ley, acceso a la educación, derecho a voto y participación de lo público y el gobierno. Sobre el medio ambiente, Iris ya tenía conciencia de la necesidad de preservarlo y seguiría luchando contra el femicidio y la violencia de género. Lucharía por la defensa de los derechos de la mujer y de los desprotegidos en general, buscando los cambios legales y culturales necesarios para lograr estos objetivos. Inés quería el beneficio del país en general, su feminismo no era contestatario o de enfrentamiento.


En resumen

Carmen Bascuñán es bisnieta de Inés Echeverría (1869-1949), escritora que reflexionó sobre la mujer bajo el seudónimo "Iris" y fue la primera profesora de la Facultad de Filosofía de la U.de Chile. En "La voz de Iris" se compendia una selección de sus escritos.

Carmen bascuñan es la bisnieta de inés echeverría, precursora del feminismo en chile.

3 preguntas

Carmen Bascuñán abre el archivo de "Iris"

cedida

"Top Gun: Maverick": los vaqueros también vuelan

La secuela de la película de 1986 ha sido un éxito mundial. Tom Cruise vuelve a interpretar al capitán Pete "Maverick" Mitchell. Una segunda parte consciente de su naturaleza que supera a la apuesta original.
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Si hiciéramos un escrutinio crítico del cine comercial de los años 80, pocas películas se salvarían. "Top Gun" (1986) no estaría entre ellas. Maniquea, hiperbólica, militarista y patriotera en tiempos de Guerra Fría, el éxito de Tom Cruise entra en la categoría de aquellas obras que son rescatadas por la cultura pop pero se destiñen con el tiempo.

¿Cómo se procede, entonces, con una secuela capaz de capitalizar el universo de la primera apuesta sin repetir sus errores? Esta es una pregunta que seguramente se hicieron los responsables de "Top Gun: Maverick", blockbuster que por estos días revienta los cines del mundo, incluidos los de Chile.

Es posible imaginar que, en una reunión de equipo, uno de ellos -quizás el productor o el director de fotografía (el chileno Claudio Miranda)- habrá mencionado las posibilidades visuales que otorga la tecnología y, cómo no, el presupuesto de 150 millones de dólares. Tom Cruise probablemente manifestó su deseo de seguir siendo el héroe de acción de los 80 sin que la edad lo relegue a un rol menos activo.

Todos ellos fueron consentidos, porque Cruise parece un adolescente en su edad más vigorosa y las escenas aéreas son asombrosas y no dan tregua. La mejor, de hecho, está al comienzo de la película, cuando Maverick desafía las órdenes de sus jefes y lleva un avión de prueba al extremo de la velocidad.

Las palabras más valiosas en el desarrollo del proyecto cinematográfico seguramente las tuvieron el director Joseph Kosinski y el equipo de guionistas compuestos por Ehren Kruger ("Dumbo"), Eric Warren Singer ("Escándalo americano") y Cristopher McQuarrie ("Jack Reacher"). Porque "Top Gun: Maverick" no es mejor que la precuela por sus efectos especiales ni el físico de Tom Cruise. Lo que marca la diferencia es su simpleza argumental en tiempos de complejidades fallidas. Y, una pizca de humanidad que la cinta anterior no tenía (es conmovedor ver de regreso a Val Kilmer, actuando a pesar de padecer una enfermedad que lo sacó del cine), su distanciamiento de la propaganda ideológica de la administración Reagan y la consciencia absoluta de su propia naturaleza de megaproducción pensada para llenar butacas.

¿Qué esperamos de un blockbuster? Acción, romance, gente linda, tensión narrativa, humor, finales redentores. Todo eso está en la película.

La estructura del western -eternamente usada en Hollywood- funciona para accionar el viaje del héroe. Es que por su comportamiento, Maverick es enviado a Top Gun, su antigua escuela, con el fin de entrenar a jóvenes. Es la clásica historia del forastero que llega al pueblo y enamora, cómo no, a la chica de turno (Jennifer Connelly). Ahí encuentra también obstáculos, antagonistas y las complejidades de una misión peligrosa. No hay aquí nada impredecible ni fuera de lugar. Todo sigue la lógica del blockbuster.

Cruise y compañía establecen un acuerdo tácito con un público que busca emociones. Eso es "Top Gun: Maverick" y probablemente también lo fue "Top Gun" en su momento. Sólo habría que ver cómo envejece esta secuela en 36 años. El peor enemigo del cine comercial es el tiempo.

"Top gun: Maverick" usa la estructura del western para volver a poner en la cima a tom cruise.


En resumen

"Top Gun: Maverick" fue presentada en Cannes.

Por Andrés Nazarala R.

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