Sistema político
Hemos conocido el borrador definitivo del nuevo texto constitucional que se nos propone. En dicho texto, escondido entre atrayentes formulaciones de plurinacionalidad, derechos sociales, paridad de género, derechos para la naturaleza y los animales, reconocimiento de pueblos indígenas y tantas otras, se esconde un sistema político absolutista, por no decir derechamente totalitario.En efecto, según lo dispone el nuevo texto, el poder político ya no quedará repartido armónicamente entre tres poderes que se apoyan y si es necesario se contraponen, pero siempre es cada uno dique y contrapeso de los otros. Esta armonía de poderes, que es la esencia de un verdadero sistema democrático y de una república, es precisamente lo que se ha demolido en el texto redactado por la Convención Constitucional.
Al despejar la maraña de formulaciones y cientos de artículos aprobados, desnudamos un sistema político absolutista que radica la totalidad del poder político y legislativo en una Cámara única, que al legislar sin contrapesos dominará sobre nosotros, los ciudadanos, al antojo de la mayoría circunstancial que la controle. Todo, todo quedará, y sin contrapesos, bajo su voluntad. Y digo todo: la economía, la política, la educación, la cultura, la vida social; entiéndame, todo. Ni siquiera el futuro Presidente de la República podrá detener a este "monstruo" ávido de poder y de dirigir nuestras vidas. Pero aún hay algo más, la mayoría de esa Cámara todopoderosa podrá por simple mayoría cambiar las reglas, cuando y como quiera, para continuar por siempre en el poder.
De verdad, no me gusta el futuro panorama para nuestras libertades y democracia.
Francisco Bartolucci Johnston
Volver a lo simple
En el actual escenario sociopolítico de Chile y el mundo, donde la inflación se ha metido en los bolsillos de las familias chilenas, podría haber una cuota de optimismo y ser un aliciente para que aquellos ciudadanos que durante décadas fueron "refinando" gustos, placeres y necesidades, pudiesen ajustar a la fuerza sus modelos de consumo y volver a un estilo de vida austero y apegado a lo justo (no consumiendo más de lo que se requiere); regresar a la belleza de lo simple y trabajado a una escala humana, añorar y buscar aquel espacio de convivencia en armonía que fuimos como sociedad desechando por una vida de comodidades absurdas.
Instaladas por la publicidad, presión social y, lo más penoso, por nuestras propias decisiones, ¿qué nos pasó? En buen chileno, "nos creímos el cuento" de la modernidad y el desarrollo, pero a costa de qué. Pregunta que nunca nos hicimos, ni siquiera ahora que los tiempos son críticos en lo ambiental, social y financiero.
Bajémonos de la nave del consumo y la sofisticación, caminemos por nuevas rutas de lo cooperativo, lo manual y lo simple. Este mensaje no es para todos, ya que, a pesar de la modernidad, muchas personas pobres en lo monetario viven así por necesidad, más que por opción; es un llamado a quien se sienta interpelado, es un grito al aire en estos tiempos convulsos y desquiciados. Lo complejo ahora es volver a lo simple.
Felipe Kong López Académico Facultad de Educación UDP Director Observatorio Latinoamericano de Educación Ambiental
Un hombre ejemplar
Un día 17 de mayo, hace 134 años, nació en Chillán, maravillosa cuna de grandes próceres, un soldado ejemplar, brillante, inteligente e imaginativo. Se trata del comodoro Arturo Merino Benítez, hombre visionario que dedicó su vida a crear las bases de la aviación nacional, siendo reconocido por ser el verdadero arquitecto de la institucionalidad aeronáutica de Chile. Fue una figura relevante para la época, dado su espíritu de lucha e inquebrantable afán por desarrollar un sistema aeronáutico para nuestro país que permitiera integrar y conectar por "los caminos del aire" la totalidad del territorio nacional. Los hechos demuestran una y otra vez que su obra ha sido un verdadero aporte para el desarrollo de la nación y el bienestar de cada uno de sus habitantes.
En virtud de sus logros en materia aeronáutica, el principal aeropuerto de nuestro país lleva su nombre. Asimismo, a través del tiempo, diferentes organizaciones y ciudades han rendido un merecido homenaje a este verdadero prócer, instalando su busto y dando nombre a calles, edificaciones, colegios y clubes aéreos. Uno de los últimos reconocimientos recibidos es haber sido declarado merecidamente Hijo Ilustre de su querida ciudad natal, Chillán.
La vida y obra del comodoro Merino es un verdadero ejemplo para las nuevas generaciones de nuestro país. Por ello, es muy importante conocer el robusto legado de este insigne aviador militar chileno, quien junto a jóvenes e intrépidos precursores de la aviación nacional, lograron a costa de grandes sacrificios unir y conectar vía aérea el intrincado territorio en el que habitamos.
Claudio Alcázar Sichel Coronel de aviación (DA), jefe del Departamento Comunicacional Fuerza Aérea de Chile