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Empresas expresan que incertidumbre se centra en la discusión política del país

INFORME DEL CENTRAL. Definiciones de la Convención preocupan en los negocios.
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El Banco Central entregó ayer su segundo Informe de Percepciones de Negocios del año, en el que las empresas consultadas señalaron que su desempeño no varió demasiado respecto al trimestre anterior y apuntaron a las definiciones políticas por las que atraviesa el país como su principal foco de incertidumbre.

Las firmas consultadas expusieron que la demanda, muy alta durante 2021, ha tendido a estabilizarse y se reportan indicios de desaceleración. El incremento en las presiones de costos continúa siendo un problema relevante para las empresas.

Se expuso en el informe que los márgenes de ganancias continúan reduciéndose y más de la mitad de las empresas se declara insatisfecha o muy insatisfecha con esta situación. "En el sector manufacturero, ello se ha traducido en disminuciones de la dotación de personas", añadió el documento.

Los problemas derivados de la pandemia para contratar nuevos trabajadores se mantienen altos y "en sectores como la construcción y la agricultura, los entrevistados reportan una persistencia de los problemas de oferta laboral". En sectores como el comercio, la dificultad para tener trabajadores es más relevante que para contratarlos".

Sobre los planes de inversión, menos del 25% de las empresas reporta desistimientos en las inversiones proyectadas originalmente para el año, mientras algo menos de la mitad declara que dichas inversiones se encuentran en evaluación.

Las firmas, además, reportaron una "persistencia de la incertidumbre" la que ha cambiado su foco desde la pandemia y el proceso electoral hacia las definiciones político-legislativas en curso por parte de la Convención Constitucional, "que pudieran afectar su desempeño hacia el futuro, especialmente en aquellos rubros como la construcción, agricultura, salmonicultura y minería".

Cambio climático

Respecto de la inflación, la gran mayoría de las empresas espera que esté muy por encima de lo que estiman normal durante los próximos 12 meses. Pero una parte importante de las firmas no declara que la inflación sea ahora una de las principales preocupaciones de su negocio.

Hacienda rebaja estimación de crecimiento y proyecta fuerte alza en la inflación este año

FINANZAS PÚBLICAS. Ministro adelantó que Chile se habrá expandido a final de año habrá 1,5%. Precio del cobre también fue ajustado al alza.
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Redacción

El ministro de Hacienda, Mario Marcel, y la directora de Presupuestos, Javiera Martínez, presentaron ayer el primer Informe de Finanzas Públicas (IFP) del Gobierno de Gabriel Boric y dieron cuenta de importantes ajustes respecto a las estimaciones de crecimiento que habían establecido las autoridades de la administración anterior.

El Ejecutivo proyecta que la economía chilena se expanda 1,5% en 2022, muy por debajo del 3,5% pronosticado en el informe de enero, el último confeccionado por la administración de Sebastián Piñera.

"Recordarán que el último informe de enero tenía proyecciones más optimistas para 2022 que las que se presentaron con el Presupuesto en tercer trimestre del año pasado. Se subió la estimación a 3,5% y la demanda interna por sobre 2,5%", recordó el secretario de Estado en su exposición ante la comisión de Hacienda del Senado.

"Estamos adoptando estimaciones considerablemente más moderadas, con crecimiento de 1,5% para la economía este año y caída de 1% en la demanda interna", pronosticó Marcel, quien había cuestionado las proyecciones del ex titular de Hacienda, Rodrigo Cerda al momento del traspaso del poder en marzo pasado.

"Dos puntos de diferencia es bastante significativo, y especialmente significativa es la diferencia en la demanda interna, que es más importante en la recaudación que el PIB, por el peso del IVA. Ahí tenemos una diferencia de 3,5 puntos", recalcó ayer Marcel.

"Aun así, las proyecciones son mejores que las que habían en la discusión del Presupuesto de 2022", agregó.

Inflación, dólar, cobre

El Gobierno ajustó también sus pronósticos inflacionarios en medio de un escenario de fuerte escalada de precios en el país: subió 2,4 puntos porcentuales el cálculo del IPC para este año, que quedó fijado en 8,9%.

A su vez, se actualizaron los pronósticos esperados para el tipo de cambio y el precio del cobre: se espera que el dólar termine el año en $811 mientras la estimación para el metal rojo pasó de un precio promedio de 4,10 dólares la libra a 4,45 dólares la libra.

Con esto, según el informe, se espera que este año la economía experimente una corrección, que debería permitir ir equilibrando el desbalance macroeconómico que ocasionó la crisis provocada por el covid-19. A raíz de ese panorama macroeconómico, se espera una recaudación de ingresos del Gobierno Central Total para 2022 que asciende a 57.442.256 millones de pesos.

Carlos Peña

Siches y la economía de la fuerza

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La Ministra Siches ha diagnosticado correctamente el problema de las armas en Chile al plantear ayer cuán urgente es que las armas sean "monopolio de la policía" (y de las Fuerzas Armadas le faltó agregar) y, según dijo con énfasis, no "una necesidad" de las personas.

Ese es exactamente el problema.

Porque lo que ocurre (y es cosa de mirar para advertirlo) es que hay una relación entre la capacidad del estado para monopolizar efectivamente la fuerza, por una parte, y la disposición de las personas (honradas o no) para hacerse de las suyas, por la otra.

Cuando, como parece ocurrir hoy en amplias zonas de la vida ciudadana, el estado no cumple la tarea de monopolizar y ejercer la fuerza para hacer cumplir la ley, los ciudadanos que no toleran el desamparo o temen vivir a la intemperie, o que están a la espera de la oportunidad de delinquir (como también ocurre, no hay para qué engañarse) se esfuerzan de inmediato para adquirir armas y llegado el caso emplearlas. En suma, a mayor abandono por parte del estado de la tarea que le es propia, mayor propensión de las personas a emplear privadamente la fuerza y a adquirir armas para hacerlo. Por la inversa, cuando el estado provee seguridad (algo que se logra solo cuando muestra de manera flagrante que está dispuesto a emplear el monopolio de la fuerza que la ley le concede) entonces los ciudadanos honrados no sienten la necesidad de armarse y los ciudadanos que gustan delinquir cuentan con poderosas razones para no hacerlo.

Podemos llamar a esa relación sencilla, la economía de la fuerza.

Es como si las sociedades para existir y funcionar requiriesen una determinada cantidad de fuerza, de manera que el problema no es, o no parece ser, si habrá o no fuerza en la vida social, sino quién la ejercerá y de qué forma. Esta es por lo demás la lección de los clásicos, desde los protoliberales como Hobbes, hasta los iliberales como Marx. Todos ellos supieron, y sus seguidores debieran saber, que la vida edénica sin fuerza simplemente no existe y que el problema, entonces, cabría insistir, es siempre quién la ejercerá y en qué medida o cuánto.

De manera que (es de esperar que involuntariamente) la Ministra ha demostrado con esa declaración poseer un conciencia del problema que experimentan zonas y barrios del país (o mejor, las personas que viven en esas zonas y barrios del país) harto más aguda y menos bien pensante de lo que ha mostrado el presidente Boric quien a propósito del baleo en el paseo Meigss en Santiago, un verdadero remedo mapochino del far west, manifestó su queja porque estábamos "naturalizando" -esa fue la expresión que empleó- la violencia, agregando en tono de conmiseración que fue "desgarrador" ese acto de violencia "entre personas con necesidades".

La verdad en cambio, como lo muestra la economía de la fuerza, es que la fuerza es lo más natural que hay en las sociedades humanas, y que advertirlo es el primer paso para controlarla y contenerla y que la civilización brota allí donde esta naturaleza que hay en cada uno se controla y se limita (gracias, claro está, a la fuerza, solo que ejercida por el estado). Pero el presidente parece no tener conciencia de ello cuando atribuye lo ocurrido en Meigss a "personas con necesidades" como si la violencia se produjera solo cuando hay carencias cuando la verdad es que ella también se produce cuando esas carencias no existen y al compás de otras múltiples pulsiones como el deseo de dominio, la simple voluntad de poder o sueños ideológicos (y, como muestra la experiencia, son estos últimos, los pretextos ideológicos y no las carencias las que impulsan las formas más masivas e hirientes de violencia).

Así entonces con esa sencilla declaración la Ministra Siches está demostrando que está en curso de comprender el problema que tiene entre manos una de cuyas dimensiones, si no la más relevante, es lo que puede llamarse, vale la pena insistir una y otra vez, la economía de la fuerza.