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Estudiantes del 2020 conocen por primera vez la vida universitaria

EDUCACIÓN. Se trata de estudiantes que no tuvieron clases presenciales en los últimos dos años, producto de la pandemia, y que se reincorporaron recientemente a la comunidad universitaria.
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El 21 de marzo pasado la Universidad Católica del Norte (UCN) daba el inicio oficial a su año académico a los estudiantes antiguos. Entre ellos, las generaciones 2020 y 2021 quienes comenzaron sus estudios superiores en plena pandemia del Covid-19 y que se reintegraban por primera vez de manera presencial a las aulas, dejando atrás definitivamente dos años de clases y evaluaciones virtuales.

Desde temprano y con los celulares a mano, una gran multitud de alumnos colmaban el frontis de la casa de estudios, donde tuvieron que acceder al sistema de trazabilidad- que proporciona un código QR que les permite el ingreso a las instalaciones del campus y monitorea el desplazamiento en su interior - para luego tomarse la temperatura y recibir el alcohol gel desde los tótems dispuestos a cada costado.

Una mezcla de sentimientos y emociones se proyectaba en el rostro de las y los jóvenes que transitaban por los pasillos y espacios abiertos de la universidad. La expectación, la incertidumbre, el miedo, alegría y hasta felicidad de saber finalmente qué es la vida universitaria. De conocer gente nueva, interactuar con compañeros y profesores, entre otras instancias de convivencia.

El regreso permitió a las generaciones 2020 y 2021 lograr resolver dudas e inquietudes, así como también supuso a los académicos el trabajo de reforzar contenidos y una nivelación de conocimientos lenta en las asignaturas, debido a los problemas de conectividad ocurridos durante las clases.

El Mercurio de Antofagasta conversó con las y los estudiantes de la G'20 de la UCN, con la finalidad de conocer las reacciones que dejó el inicio de las actividades académicas presenciales, en un momento en el que, curiosamente, se encuentran cursando el tercer año de sus carreras.

Testimonios

"Estoy feliz, emocionada, porque igual fue un sueño de niña que siempre tuve. Desde que estaba en primero veía a mi hermana que iba a la universidad y siempre estuvo ese anhelo de ir a la universidad a estudiar", con estas palabras, Reina Castañeta (20), estudiante de tercer año de la carrera de Ingeniería Civil en Computación e Informática, expresó su emoción vivir por primera vez la vida universitaria.

Castañeta valoró el comienzo de este nuevo ciclo presencial con sus compañeros, recalcando además que el ritmo de las clases es más rápido ahora, dado que las dudas pueden ser resultas inmediatamente por los académicos, a diferencia de la modalidad online.

En esa misma línea, Iván Rojas (20), quien estudia Química y Farmacia, agradeció la oportunidad de volver a la presencialidad. Algo que le resultó gratificante por el hecho que pudo conocer en persona a sus compañeros y amigos que logró hacer durante la etapa de confinamiento.

"Personalmente sentí felicidad, de al fin poder estar viviendo la vida universitaria, de poder realmente aprender lo que es mi carrera", destacó.

Brenda Vera (20), también de Química y Farmacia, enfatizó que el trabajo presencial en grupo con sus compañeros favorece a que la comunicación sea más fluida y el aprendizaje mucho más rápido.

"Siento que presto más atención a las clases. Igualmente, el hecho de trabajar con mis compañeros hace más rápido el proceso. En online nos daban una tarea y la teníamos que entregar en un rato más, se podía buscar algo en internet, copiarlo y pegarlo, pero ahora podemos escribir las cosas, estar hablando entre nosotros, discutiendo un tema, y cosas así", expuso.

Pablo Pérez (20), es alumno de Ingeniería Civil en Computación e Informática. Dijo sentirse reconfortado, dado que espera poder nivelar conocimientos, los que en su momento no logró entender del todo.

"Es raro, es como si fuera mi primer día de universidad, pero a la vez se siente como si fuera un alumno viejo que está acá en su primer día", sostuvo.

Pérez recordó su día a día de estudios durante el auge de la pandemia.

"Todos los días era levantarse 15 minutos antes de una clase, porque uno no tenía que tomar micro. Me duchaba y me sentaba durante una hora y media, para luego pararme unos 15 minutos y prepararme para otra clase, y así durante toda la semana".

Algo similar manifestó Scarlett Torres (21), estudiante de Derecho, quien dijo que, gracias a este reencuentro en la universidad, es posible además retomar la vida social que, a su juicio, hace dos años no existía producto de la pandemia.

"Ha sido una experiencia reconfortante, porque no me acomodaba socializar mucho por la vía virtual y hablar por internet. Entonces ahora, al iniciar las clases presenciales, estoy retomando la vida social que antes no tenía o era casi nula", contó.

Los estudiantes recalcaron que las jornadas eran casi monótonas en su mayoría y que, si bien en un comienzo parecían tranquilas, en cuestión de semanas se transformaron en algo intenso y que de cierta manera no había lugar para el descanso tras varias horas de estudio.

Tal es el caso de Kevin Sotelo (20), estudiante de la carrera de Ingeniería Civil en Computación e Informática, quien de igual forma coincidió con sus pares respecto a las diferencias existentes en el aprendizaje tanto online como presencial.

"Mis días en la pandemia fueron levantarme, desayunar, estar todo el día en mi pieza estudiando y tener los horarios para comer y cenar, pero casi todo el día encerrado, a no ser que tuviera algún trámite en el centro o alguna actividad distinta. En varios momentos no podía dar más con las clases online porque, más que nada, mentalmente uno no se podía despejar", manifestó.

Por su parte, Francisca Olivares (20), estudiante de Química y Farmacia, aseveró que, a su juicio, tiene incertidumbre por el cambio del ritmo de trabajo que significa volver a estudiar presencialmente en la universidad.

"A mí me complicó un poco más porque me tengo que levantar más temprano, tengo que tomar las micros, que a veces vienen llenas, y aquí hace más frío también en las mañanas. Pero fuera de eso, es mejor, siento que nos atrasamos dos años en la experiencia universitaria y ya era necesario volver".

Remate solidario reúne fondos para ir en ayuda del pueblo ucraniano

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Una donación solidaria de 3 mil dólares para los clubes rotarios de Ucrania realizará el Rotary Club Antofagasta, RCA. El monto se reunió en una subasta de vinos y licores desarrollada en la ciudad de Antofagasta.

Fue así que 19 lotes de finas cepas y refinados destilados de origen nacional y extranjero fueron rematados por el martillero público Carlos Baéz en un encuentro de camaradería desarrollado en la pérgola del RCA. Además, una quincena de entusiastas compradores, socios y público en general, se sumó al remate conectados de manera virtual.

El director de la Fundación Rotaria, Edgar Blanco Castro, a cargo de la organización de la subasta, señaló que esta iniciativa ratifica la sensibilidad de los rotarios antofagastinos y de Chile por el dolor de pueblos hermanos. "No podemos restarnos del sufrimiento que de Ucrania y menos de un pueblo en libertad". Agregó que en un cálculo muy optimista apuntaban a recaudar 1.000 dólares, pero lo reunido superó todas las expectativas.

En tanto, el presidente de Rotary Club Antofagasta, Freddy Arteaga Valdés agradeció a quienes participaron del remate. Dijo que hoy los rotarios demuestran con un hecho concreto su apoyo al pueblo ucraniano. "Cuando seres humanos en el otro lado del mundo se preocupan de aquellos que hoy sufren significa que estamos rodados de gente maravillosa", concluyó.

Los fondos recaudados serán destinados directamente a Rotary Club Internacional para en un plazo de 48 horas llegar a los clubes rotarios de Ucrania. Los vinos y licores fueron donados por los amigos rotarios y el Comité de Damas, principalmente.

En cuanto a los valores ofertados el mayor monto fue de $260.000.- para una botella de whisky japonés Chivas Regal Minuzara.