Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Actualidad general
  • Opinión
  • Clasificados
  • Servicios
  • Deportes
  • Espectáculos

Legado Político

Dra. Francis Espinoza F. Académica UCN
E-mail Compartir

Esta semana estuvo caracterizada por el cambio de mando del Ejecutivo y el traspaso de poder saliente al entrante. Se debe reconocer que las diversas actividades se caracterizaron por mostrar un tenor exquisitamente republicano, lo visto históricamente cuando un/a presidente/a de una coalición le entrega a otro/a la piocha de O'Higgins y las responsabilidades de un país entero, que como bien decía el mismo ex Presidente Sebastián Piñera "otra cosa es con guitarra". El comportamiento del poder o más bien el ejercicio político de éste trae necesariamente aparejado la necesidad de plasmar en la historia ciudadana aquellos hitos que caracterizaron o diferenciaron a un gobierno de otro, el tan llamado 'legado político'. ¿Qué nos dejó la presidencia de Piñera y cuáles serán las proyecciones de Gabriel Boric?

Ya al segundo día de asunción de Sebastián Piñera, el connotado periodista Juan Pablo Cárdenas en su columna "Otro gobierno bajo el mismo legado" (Diario UChile, 12/03/2018), habla de la derrota de la Concertación o Nueva Mayoría más que de un nuevo triunfo de la derecha propiamente tal. Casi como un vaticinador, Cárdenas se refiere a los temas pendientes que provocarían la caída del presidente recién electo: democracia, justicia social, no reparación de la violación de los derechos humanos por parte de la dictadura, inequidad social y vulneración de los derechos sociales por el modelo neoliberal y la situación de la Araucanía, entre otros temas. Definitivamente, nos encontramos con un Ejecutivo que terminó un primer gobierno con 50% de aprobación, hoy lastimeramente con un 24%, el nivel de aprobación más bajo y la más alta desaprobación desde 1990 (Plaza Pública, CADEM, 06/03/2022). Sin duda, un destino aciago como en las tragedias griegas donde el contexto golpea fuertemente a los liderazgos soberbios, o la visión cinematográfica de que las segundas partes siempre terminan mal.

Con la idea trascendental de cumplir con el programa, Sebastián Piñera debió cambiar de rumbo varias veces debido a las tres grandes crisis que tuvo que enfrentar: la económica global al inicio de su mandato, el Estallido Social y el Covid-19. En este contexto, su visión del management (gerenciamiento) del Estado chocó con la Real Politik, y debió pasar de 'halcones a palomas' en el conflicto de la Macro Zona Sur. Esto también ocurrió en el manejo de la pandemia, cambiando de ministro y generando una comunicación más transparente y humana. La 'marcha de los overoles blancos' (La 'otroriedad política', El Mercurio de Antofagasta, 21/02/2021) dio inicio a un proceso de trastabillados en el manejo de la crisis migratoria en el norte del país. Según el opinólogo Iván Weissman un gobierno de derecha como el de Piñera sepultó la transición, profundizando en el desplome de las instituciones y convirtiéndose en protagonista del populismo (El Mostrador, 06/10/2021).

Curiosamente uno de los aspectos positivos del legado del ex primer mandatario es que podría ser tildado como uno de los gobiernos más socialistas del país, inclusive cercano a la visión bacheletista, a través de la entrega de ayudas sociales para palear en la ciudadanía más vulnerable los embates económicos de la pandemia, tal vez un poco tarde o a destiempo, o con la billetera fiscal cerrada en un inicio. A esto se debe sumar la excelente gobernanza del proceso de vacunación y otros temas como el matrimonio igualitario y la deconstrucción de una derecha conservadora en lo moral.

Los desafíos del actual presidente son muchos y variados, como dice Mafalda, "lo urgente le quitará poder a lo importante". Extrañamente, este nuevo Ejecutivo se empezó a desmantelar antes de asumir con cuatro delegados presidenciales provinciales menos (Última Esperanza, Arauco, Biobío y Maipo), y graves denuncias en contra de dos ministros/as (Agricultura, Esteban Valenzuela y Deporte, Alexandra Benado). Nuevamente, nos encontraremos con un gobierno que defenderá a ultranza su programa de gobierno y luego su legado, surfeando las decisiones entre crisis y crisis, y que sólo podrá cumplir con un mínimo de expectativas proyectadas, una especie de gobierno de transición le han llamado. Si este Ejecutivo no logra equilibrar las fuerzas políticas y manejar los disensos, pasará de ser un poder inclusivo con lo diverso a una bolsa de gatos. Esperamos que el gabinete regional mejore los grandes detalles que hasta ahora nos muestra la Moneda ya en el poder.

"Si este Ejecutivo no logra equilibrar las fuerzas políticas y manejar los disensos, pasará de ser un poder inclusivo con lo diverso a una bolsa de gatos. Esperamos que el gabinete regional mejore los grandes detalles que hasta ahora nos muestra la Moneda ya en el poder".

La corrupción avanza

José Miguel Serrano Economista U. de Columbia
E-mail Compartir

Es cierto que estamos lejos de alcanzar los niveles de corrupción que se ven a diario entre nuestros vecinos geográficos, pero es evidente que dicho flagelo también nos ha golpeado con bastante dureza de un tiempo a esta parte. Incluso nuestras Fuerzas Armadas han caído presas de este grave problema social. En una sociedad democrática, abierta y pluralista como la chilena, todos, en mayor o menor medida, somos responsables de los casos de corruptela y deshonestidad que hemos descubierto durante los últimos años.

Los políticos que la practican son con toda seguridad los principales responsables, promoviéndola o aceptándola, usualmente en forma de "aportes"; los sobornadores, como causantes de la misma; los partidos políticos, carentes a estas alturas de la capacidad moral para combatirla, pero con demasiada frecuencia arrogándose una autoridad ética que no tienen; el estamento judicial (jueces y fiscales principalmente), que en muchas ocasiones no ha dado la talla y ha sido benevolente con los empresarios corruptos; las instituciones encargadas del control y fiscalización de la actividad administrativa, a menudo negligentes en su tarea; algunos medios de comunicación excesivamente politizados, silenciando o minimizando el fenómeno corrupto; la intelectualidad, poco comprometida con su erradicación; y la ciudadanía en general, tolerante con los políticos corruptos, quizás porque aún no está consciente de que la corrupción la paga de su bolsillo, de todas maneras.

Las causas que propician esta perversión son múltiples, a saber: la excesiva partitocracia del sistema chileno, con sus imperfecciones y poder nebuloso; la profesionalización de la política, entendida en su peor versión, es decir como el hecho de "apernarse" en los cargos; o el aún deficiente sistema de financiamiento de las entidades políticas. Otras, propias del ámbito municipal, son la crónica insuficiencia de sus recursos económicos; el débil régimen de incompatibilidades legales de alcaldes y concejales; o el deficiente sistema legal de control interno de sus actos económico-administrativos.

Pero, por encima de todas las razones mencionadas anteriormente, la causa primera de los males en el ámbito nacional es la falta de ética de muchos de nuestros servidorespúblicos, llegados a la política no por vocación ni espíritu de servicio, ni siquiera por ideología (a pesar de que desde los partidos más ideologizados se hace un permanente mal uso de este concepto), sino por simple y puro interés propio. En términos generales, ética es el sentido o la conciencia de lo que está bien y lo que no, de lo que se ha de hacer y de lo que debe evitarse. Sin embargo, nuestra vida pública está colmada de maquinaciones, intrigas y "trampas" que conducen a las actuaciones reñidas con la moral, que la ciudadanía conoce y puede presenciar a diario, con una actitud generalizada casi siempre indiferente.

Así, los valores clásicos de las personas que participan de la función pública - imparcialidad, honradez y probidad -, han de ser complementados hoy con los nuevos valores de transparencia, eficacia y rendición de cuentas propios de las administraciones gubernamentales del siglo XXI, y que la sociedad chilena debe exigir en todo momento.

"Nuestra vida pública está colmada de maquinaciones, intrigas y 'trampas' que conducen a las actuaciones reñidas con la moral, que la ciudadanía conoce y puede presenciar a diario, con una actitud generalizada casi siempre indiferente".