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Conectividad digital: una visión de Estado

"Estamos comprometidos en evitar que se repitan escenas como las de profesores o alumnos buscando señal en los techos de sus casas o en la cima de los cerros". Josefina Hernández .G, Directora Legal y de Asuntos Públicos de American Tower
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La conectividad digital ha demostrado ser una necesidad cada vez más importante de ser satisfecha. La pandemia puso a prueba nuestra resiliencia y debimos acostumbrarnos a que muchas actividades cotidianas se realizaran en línea. Sin duda, el teletrabajo, la teleeducación y la telemedicina llegaron para quedarse. Esta nueva realidad supone un gran desafío para la industria y las nuevas autoridades, quienes deben enfrentar una demanda por una conexión segura y estable sin precedentes, que avanza aceleradamente producto de esta renovada manera de hacer las cosas.

Una conectividad robusta necesita de infraestructura que le dé soporte, que pueda ser neutral y compartida, óptima en cuanto a su capacidad y amigable con el entorno. Por eso es tan importante que la conectividad digital sea asumida como un desafío público transversal, focalizado en las personas y que se enfrente con visión de Estado, con la mirada puesta en el largo plazo.

Si bien Chile posee un buen estándar de conectividad en relación con otros de la región, aún persisten espacios de mejora importantes. Según un estudio realizado por la consultora SmC+ Digital Public Affairs, 8 de cada 10 habitantes en zonas urbanas usa internet, pero en áreas rurales esta proporción baja a casi de 5 de cada 10. Ahora bien, no tenemos que confundirnos, porque los problemas de acceso y calidad de servicio se observan, incluso al interior de grandes urbes, donde factores como el nivel de ingreso, la educación e incluso el género, terminan por profundizar aún más la desigualdad en materia de acceso digital.

Son varias las barreras identificadas para la superación de la brecha digital. Entre ellas destaca la multiplicidad de entidades que participan en el proceso de obtención de permisos, cada una con sus propios criterios y procedimientos. A esto, debemos sumar las trabas regulatorias presentes y la existencia de plazos que no se hacen cargo de la urgente demanda por conectividad que existe en el país. Sin ir más lejos, los trámites para que un sitio esté instalado y operando demoran cerca de un año y medio, mientras que en otros países de Latinoamérica (como Perú o Colombia) ese tiempo es de solo dos meses.

Pese a que numerosos estudios avalan la seguridad de este tipo de infraestructura, la legislación chilena se ubica dentro de las más restrictivas en cuanto a emisiones radioeléctricas según la OCDE. Por esto, pensamos que hay que informar veraz y oportunamente a las comunidades para que los temores se vayan disipando y exista una mejor disposición ante los soportes de antenas de telecomunicaciones.

Como actores de una industria que requiere un trabajo colaborativo entre agentes públicos y privados, estamos comprometidos en evitar que se repitan escenas como las de profesores o alumnos buscando señal en los techos de sus casas o en la cima de los cerros. Ese es el desafío que viene, y estamos gustosos de contribuir a su superación.

Del retorno a clases presenciales

La señal del Ministerio de Educación pone el acento en el cuidado y seguridad sanitaria, pero a la vez, en la irremplazable experiencia del aprendizaje en el aula. Es de esperar que la inminencia del retorno y la baja sostenida de contagios ayuden a consensuar acuerdos y los alumnos vuelvan a clases.
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Una señal importante entregó esta semana el Ministerio de Educación, al ratificar la decisión del retorno a clases presenciales, para todo el sistema escolar al entregar el "Protocolo de medidas sanitarias y vigilancia epidemiológica para establecimientos educacionales". En resumen el retorno a clases resultará obligatorio y sin restricciones de aforo a partir del 1 de marzo.

La exitosa campaña de vacunación en menores de 18 años y la buena evaluación del manejo de protocolos covid durante el 2021 en establecimientos abiertos, son dos de los argumentos de mayor peso que exhiben las autoridades para mantener la decisión, esto pese a que durante las últimas semanas, el país atraviesa la cuarta ola de la emergencia sanitaria.

A menos de dos semanas de reinicio del año escolar, la idea despierta la resistencia de actores del sector, en particular del Colegio de Profesores, principalmente por la eliminación de los aforos en las aulas y el potencial riesgo a la salud de las comunidades escolares. En su propuesta, el gremio, plantea la gradualidad del retorno en la medida que los indicadores sanitarios den señales de un menor riesgo para la población. Para este argumento, valga precisar, la propuesta establece mantener el régimen híbrido de clases presenciales/telemáticas.

Precisamente en este punto, es cuando el mismo gremio parece obviar que las brechas de acceso digital no solo han profundizado las distancias entre sistemas de educación público y privado, sino que además han evidenciado lo complejo de implementar soluciones rápidas que ayuden a compensar el enorme impacto de la falta de clases, por cuanto, es un consenso de expertos en educación y salud, que nada reemplaza el aprendizaje en el aula.

Y la región de Antofagasta no está ajena a ello. Sin clases en establecimientos públicos desde marzo del 2020, en contraposición gran parte de los establecimientos privados que volvieron a clases durante el 2021.

Es de esperar que la inminencia del retorno y la baja sostenida de contagios ayuden a consensuar acuerdos y los alumnos, más allá de la dependencia de su sostenedor, vuelvan a clases y podamos retomar la cotidianidad de una nueva normalidad.

¿Estamos repensando la movilidad urbana?

"Ahora que nos encontramos ad portas a iniciar el año laboral y escolar, antes de tomar el auto preguntémonos cuál es el medio más eficiente que me llevará al destino". Alex Ferreira, country manager Tembici Chile
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El discurso de la innovación siempre está presente en los debates sobre el futuro de la movilidad, pero, en la práctica, estamos estancados: el mismo desafío que teníamos antes de la pandemia vuelve a estar frente a nosotros

Hace un año, cuando se analizaron los principales impactos de la pandemia, nos llamó la atención la fuerte reducción en la emisión de gases de efecto invernadero por el simple hecho de que hay menos autos en las calles. En su momento afirmamos que teníamos una gran oportunidad para repensar y revolucionar la movilidad urbana en los grandes centros, liberando a la población de pasar largas horas trasladándose para llegar al trabajo.

Hoy, cuando vivimos una apertura avanzada en la mayoría de las ciudades, el regreso de la congestión de tráfico en los grandes centros es una realidad, y si no se hace nada, nos estaremos hundiendo cada vez más en el caos vial. Todos sabemos las consecuencias que trae tener muchos autos en la calle y los atascos para la rutina de las ciudades e incluso para la salud de las personas.

Según el estudio TomTom Traffic Index, Santiago es la segunda ciudad de Sudamérica con más tráfico -después de Río de Janeiro- con un índice de tiempo extra de 43%. Y es el lugar 17 en el mundo con un promedio de tiempo extra de 49 minutos por día y 187 horas por año.

Ahora, que nos encontramos ad portas a iniciar el año laboral y escolar, antes de tomar el auto preguntémonos cuál es el medio más eficiente que me llevará al destino que necesito, los invito a no solo mirar el tiempo si no también los gastos, la salud física y la mental. Probemos nuevas maneras de trasladarnos, ya sea a pie, en bicicleta propia o compartida, que se puede combinar de manera fácil con el transporte público. Repensemos la manera en que nos movilizamos, quizás nos encontremos con que las decisiones que tomamos hace años ya no son las más eficientes.

También pensemos a futuro, pensemos en invertir en políticas para el desarrollo de ciudades sostenibles, con movilidad inteligente, crucial para que hagamos un mejor uso del espacio público. Por eso, la implicación de las personas, de las empresas y los poderes públicos y la innovación continua en este sector son elementos obligados para una revolución en las vías públicas del país..