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Clases presenciales y seguridad sanitaria

A pocos días de la vuelta a clases se insiste en la importancia de las clases presenciales, con garantías para salud de alumnos y profesores. Ante las reservas del Colegio de Profesores, la subsecretaria de Salud Pública, María Teresa Valenzuela, afirma que hay protocolos aprobados y aplicados para el retorno a clases con la mayor seguridad para abrir las aulas.
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Para el miércoles 2 de marzo -restan poco más de tres semanas- está programada oficialmente la vuelta presencial a clases. Sobre la importancia de recuperar la presencialidad en el proceso lectivo 2022 hay consenso entre las autoridades del actual Gobierno y las que asumirán el próximo 11 de marzo. Por su parte, desde ya, los representantes de la educación particular, pagada y subvencionada, apoyan ese retorno, sin embargo, el Colegio de Profesores se opone a ello aduciendo que no se dan las condiciones de seguridad sanitaria.

El problema sanitario es efectivo y enfrentamos la pandemia a un ritmo creciente, pero desde diversas entidades se insiste, y con razón, en las clases presenciales, tanto por su valor pedagógico, como por la importancia que tiene para los alumnos su desarrollo social al interior de la comunidad escolar. Esas ventajas no se dan en la docencia telemática, que además no está al alcance de todo el universo escolar, pese a los esfuerzos que se han hecho por generalizarla.

Ante las reservas, la subsecretaria de Salud Pública, María Teresa Valenzuela, afirma que hay protocolos aprobados y aplicados para el retorno a clases preparando a los establecimientos para que puedan abrir las aulas.

Pedro Díaz, presidente nacional de la Federación de Instituciones de Educación Particular, expresó su apoyo al retorno presencial y destacó "los estragos que está provocando, tanto desde el punto de vista emocional como pedagógico la no presencialidad" reemplazada en parte por la virtualidad. Destacó también las positivas experiencias del año pasado en planteles con clases presenciales, donde no hubo contagios aplicando medidas preventivas. También el dirigente hizo un llamado expresando que "los educadores deben, por amor a su vocación y a los niños, hacer el esfuerzo de ir".

Aspectos importantes, señala Luis Cañas, presidente de la Coordinadora de Colegios Particulares Subvencionados. Advierte que la no presencialidad contribuye a la deserción escolar y recuerda que para muchas familias en que ambos padres trabajan la actividad escolar normal es fundamental, pues no tienen con quin dejar a sus hijos en casa.

No hay dudas en cuanto a la importancia de las clases presenciales, las dudas son sanitarias. Y es ahí donde se deben focalizar recursos con una vigilancia permanente de los resultados, con participación del Magisterio, teniendo como meta, junto a la protección de la salud de alumnos, profesores y personal auxiliar, la urgencia en superar la brecha que ha afectado a todo el proceso educativo, tanto al público como al privado.

Ponerse en forma o cambiar la forma

"Hay que educar personas sanas desde la primera infancia, enseñándoles lo que es comer bien, que hagan actividad física y que adquieran buenos hábitos". Oscar Barrera Marengo, Médico especialista en nutrición y chef profesional
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El verano, a pesar del contexto pandémico, es una época de celebración y disfrute: playa, montaña, vacaciones, fiestas y risas. Bueno, eso no es tan así para algunos. El hecho de que llegue la época estival significa para un grupo no menor una presión constante. Esa de llegar con el cuerpo de verano y verse lo mejor posible en la piscina. Se iguala la necesidad de bajar de peso con el derecho a ponerse un traje de baño. La cultura del cuerpo esculpido a cualquier costo, y como requisito mínimo para poder disfrutar, ha llevado históricamente a un daño a la población. La medicina tradicionalmente ha vinculado a la obesidad y al sobrepeso con enfermedad, así como también la visión de la contraparte, en la que ser delgado sería sano. Esto tiene bastantes problemas. Lo primero es que la acostumbrada forma de clasificar a una persona de obesa es por IMC, método de utilidad en estudios poblacionales, mas no en el análisis individual. Otra forma de llegar a ese diagnóstico es mediante el porcentaje de grasa de la persona. Si bien a mayor exceso de grasa corporal (sobre todo de tipo abdominal) mayor es el riesgo de sufrir ciertas patologías, no es una criterio único para para considerar a alguien como enfermo. Ya hace más de 10 años existen estudios, como el de Ortega et al, que muestran cómo hay otras variables que influyen en que una persona sea saludable a pesar de tener un cuerpo más grande. El factor más importante en este estudio es que las personas hagan ejercicio físico independiente de su peso.

Aquello nos revela algo crucial y sobre lo que quienes trabajamos en salud tenemos que poner énfasis: lo más importante es llevar un estilo de vida saludable con hábitos sostenibles en el tiempo. Estos hacen referencia a comer de manera variada, equilibrada y satisfactoria, nunca dejando de lado el placer ni el descanso y hacer ejercicio físico o incorporar el moverse en la rutina, como podría ser caminar de una a dos horas todos los días, entre otros. Vivir de esta manera permite a las personas ser metabólicamente saludables, independiente de cómo sea su aspecto. Y es ahí donde se rompe el paradigma.

Cuando se comparan los resultados de exámenes de laboratorio entre personas que hacen dietas buscando bajar de peso versus aquellas que incorporan un estilo de vida saludable, estudios como el de Long Ge et al evidencian que es el último grupo el que, a la larga, sostiene los resultados y que estos son permanentes. El grupo que hace dieta recupera el peso perdido y no tiene ningún beneficio.

No se puede dejar de lado un tema que está en boga actualmente y es la relación que las personas establecen con la alimentación. Aquella que, si se daña, da paso a los trastornos de la conducta alimentaria como son la anorexia y la bulimia, entre otros. El factor de riesgo más importante para desarrollar una de estas enfermedades, después de la genética, es haber hecho en algún momento una dieta restrictiva. He ahí la importancia en recalcar la necesidad de que lo que se impulse sean hábitos saludables para tener a una población sana, que no tenga que caer en prácticas dañinas. Esto hay que impulsarlo en conjunto con reforzar el mensaje del respeto a los demás sin caer en comentarios ni juicios por su cuerpo de modo que no caigan ante la presión social por un modelo de belleza casi inalcanzable. Cambiar el switch de que la primera prioridad es la salud antes que la estética.

Chile está en el segundo lugar de obesidad y sobrepeso de la OCDE. Si bien como ya lo comenté anteriormente, el método para determinar esto está obsoleto: no se puede hacer vista ciega a un dato como este. Pero ¿cómo enfrentarlo? Con políticas de salud que vayan más allá que sacarles el pan del desayuno a los niños de la Junaeb. Hay que educar personas sanas desde la primera infancia, enseñándoles lo que es comer bien, que hagan actividad física y que adquieran buenos hábitos. Los resultados son de largo aliento, pero hay que comenzar en este minuto para así evitar formar a un país con personas metabólicamente enfermas y que puedan caer víctima de las presiones de la sociedad.

Familia e inclusión

"Lamentablemente no todas las familias tienen claridad en que son ellas las que pueden generar un cambio profundo en la eliminación de barreras". Florencia Iriarte, Universidad Andrés Bello
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Cuando hablamos de inclusión nos referimos al proceso de eliminación de barreras para la participación plena de todos y todas en la sociedad. Para este alcanzar este propósito, que abarcará el ciclo vital de las personas con discapacidad intelectual, se necesita el apoyo incondicional de las familias como agentes claves.

El rol de las familias irá cambiando en el tiempo. Por ejemplo, en una primera etapa del desarrollo será fundamental aceptar la condición del hijo o hija y entregar la mayor estimulación posible; más adelante, en la etapa escolar lo será el acompañamiento en los estudios, apoyando las orientaciones de los Equipos profesionales de los Proyecto de Integración (PIE) velando porque los objetivos de aprendizajes se cumplan, potenciando los intereses y habilidades innatas, favoreciendo toda experiencia de crecimiento.

¿Y qué pasará después del colegio? Pregunta habitual que tienen madres y padres. Mantener altas expectativas será determinante para que esa pregunta tenga una respuesta satisfactoria en el tiempo. Esto quiere decir que necesitamos a familias empoderadas y confiadas en el potencial que pueden desarrollar sus hijos e hijas en una etapa siguiente, lo que implicará buscar alternativas para el desarrollo de habilidades para la vida diaria y laboral futura, teniendo la convicción de que sus hijos pueden ser un aporte real a la sociedad.

Lamentablemente no todas las familias tienen claridad en que son ellas las que pueden generar un cambio profundo en la eliminación de barreras, lo que genera que se mantengan como obstacularizadoras del proceso, en donde el temor y la sobreprotección les impide avanzar.

El llamado es entonces a trabajar por transformarse en facilitadoras, dejándose acompañar por profesionales competentes, buscar instancias para la formación continua, escuchar las necesidades e intereses de los hijos para su proyecto de vida futuro, en definitiva, movilizarse en favor de su crecimiento (en el mayor sentido de la palabra), en medio de un escenario complejo y desafiante como ha sido este contexto de Pandemia.

Finalmente, quisiera destacar a todas las familias que conozco y que día a día buscan las diversas formas de aportar a la calidad de vida de sus hijos e hijas, quienes ven más allá de las deficiencias y pueden proyectarlos como adultos autónomos, responsables y trabajadores, no dándose por vencidos a pesar de las innumerables experiencias de exclusión de las que también han sido parte. Mi total admiración para ellas y ellos como los principales vínculos, pero también como la principal red de apoyo para alcanzar la inclusión.