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Norma constitucional para proteger la atmósfera

"La protección del brillo natural de la atmósfera es crucial para proteger la calidad de vida y salud de seres humanos".
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La atmósfera, esa masa de gas que rodea al cuerpo sólido de nuestro planeta, abarca desde el primer centímetro por sobre el suelo hasta el límite en el que encontramos el espacio fuera de la Tierra. Interactuamos con ella las 24 horas del día, incluso al dormir, pues nos provee del aire que continuamente respiramos. Sobre el suelo apoyamos la planta de los pies, pero es a través de la atmósfera que nuestro cuerpo se desplaza. No nos damos cuenta, pero somos seres (mayormente) aéreos.

¿Preocupa la atmósfera a Chile? Debiera. Parte del territorio chileno es su espacio aéreo, un trozo de atmósfera hasta cierta altura fijada por acuerdos internacionales. La contaminación de la atmósfera amenaza la vida a varios niveles y en diversas dimensiones. ¿Calentamiento global? ¿Mala calidad del aire? ¿Demasiada radiación UV? ¿Creciente contaminación lumínica? Todos estos problemas están dominados por acciones humanas que alteran las propiedades de la atmósfera.

Analicé el problema de la contaminación lumínica en el Grupo de Expertos Autoconvocados, instancia antofagastina que busca acercar la ciencia y la política en materias prioritarias para el norte de Chile. Usando mi experiencia en comisiones sobre el tema, y nociones recogidas de personas expertas a nivel mundial, me convencí de que la nueva Constitución ofrece una oportunidad única para que Chile tome el liderazgo mundial en la protección de la atmósfera. Por eso, escribí una propuesta de norma, acogida y patrocinada por la convencional constituyente Cristina Dorador.

¿Por qué una norma constitucional? Ilustro la necesidad con el crecimiento de la contaminación lumínica: Sólo en 2019, tras revisar la Ley de Bases Generales del Medio Ambiente, la "luminosidad artificial" entró como una forma de contaminación a nuestra legislación. Sin embargo, contamos desde los años 90 con una norma ambiental que protege el cielo de las regiones de Antofagasta, Atacama y Coquimbo. ¿Ha funcionado? Poco. Tras casi 25 años contamos con estudios de contaminación lumínica que muestran su continuo aumento, en parte por el crecimiento de las ciudades pero en gran medida por las mineras. Incluso cuando ha funcionado, la legislación no pide dejar de contaminar y restaurar la situación previa. La línea base se desplaza constantemente y nos acostumbramos a que el ambiente contaminado, de manera muchas veces extrema, es la nueva normalidad.

Esto no puede continuar. Tenemos la oportunidad y la necesidad de dar una señal potente a las nuevas generaciones de Chile y al mundo entero sobre la importancia que damos al tema. La protección del brillo natural de la atmósfera (en todo el rango electromagnético, de luz visible o invisible) es crucial para proteger la calidad de vida y salud de seres humanos y ecosistemas, además de salvaguardar nuestra relación con el patrimonio cultural asociado a la contemplación del cielo. También cuidará la posibilidad de observar el espacio fuera de la Tierra, cimentando el rol de Chile en la astronomía mundial.

Eduardo Unda-Sanzana

Centro de Astronomía, Universidad de Antofagasta

Regionalización y relaciones internacionales

"Es vital que la regionalización comprenda también el poder utilizar algunas relaciones internacionales desde las regiones". Herman Cortés C., Investigador IDEAR - UCN
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La Región de Antofagasta es una de las más "internacionalizadas" del país. O debiera serlo, a partir de su historia, su ubicación, sus límites geográficos, su infraestructura portuaria, ferroviaria y vial, más su producción principal que está totalmente dirigida a la exportación. Con mayor razón lo será cuando empiece a operar el Corredor Bioceánico, en un par de años más, ya que no sólo Brasil, Paraguay, Bolivia y Argentina ocuparán nuestros caminos, ferrocarriles y puertos para exportar sus producciones a los mercados del Asia y otros del océano Pacífico, sino que también empezarán a recibir sus importaciones desde esos mercados a través del Corredor que parte desde nuestros puertos. Por esa función de nexo, nuestra región será cada vez más importante no sólo para el centro oeste sudamericano, sino también para las economías del Asia Pacífico.

De esas relaciones, la región antofagastina puede y debe sacar más provecho, además de los servicios de transporte y logística que preste a esas cargas. Las cadenas regionales de producción y agregado de valor pueden generar más empleo, diversificación productiva y mayor actividad económica. Pero ello supondrá no sólo utilizar los Tratados de Libre Comercio que ya dispone Chile, sino también llegar a acuerdos, convenios, programas conjuntos de producción, transporte y logística, con las demás regiones por donde pasará el Corredor Bioceánico. Esa coordinación internacional con zonas fronterizas o de interés común con los demás países del Corredor ciertamente no podría ser manejada desde Santiago en mejor forma que como se puede hacer desde aquí, con actores y contrapartes regionales. Otro tanto ocurre con relaciones más directas entre municipios, empresarios, universidades, entes culturales y deportivos. Así, también, nuestra región podría participar más activamente en la gobernanza del propio Corredor Bioceánico.

Esa relación internacional regional más directa -en el marco de la política exterior del Estado que se decida en Chile- es lo que se llama "paradiplomacia". Y es lo que se pide poder aplicar más flexiblemente como un principio asentado en la nueva Constitución que se está redactando para Chile, en una Iniciativa Popular Constituyente ya formulada y que espera ahora el apoyo de 15.000 firmas para ser debatida en la Convención Constituyente y, si es aprobada, formar parte de la Nueva Constitución de Chile. Aparte de ser una necesidad, esta Iniciativa Popular tomó cuerpo a raíz del artículo "Descentralización y paradiplomacia", publicado en esta página editorial de El Mercurio de Antofagasta el pasado 21 de diciembre 2021, por las múltiples muestras de aceptación y apoyo recibidas por ese planteamiento. Responde, entonces, a la necesidad de dotar a la descentralización y regionalización de más competencias y recursos para que las regiones podamos utilizar más plenamente nuestras ventajas, capacidades y potencialidades sin tener que pedir permiso a Santiago para todo. En este caso, es vital que la regionalización comprenda también el poder utilizar algunas relaciones internacionales desde las regiones.