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2021: el año de los desafíos para nuestras pymes

"Lo que debemos tener claro es que siempre como emprendedores tenemos que estar preparados para situaciones extremas".
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La pandemia nos ha dejado un sinfín de cosas negativas y, como en todo orden de cosas, también cosas positivas.

Estos últimos dos años han sido un viaje de tremendo aprendizaje y de reinventarse en muchos aspectos, desde cómo nos movilizamos e interactuamos con los demás, hasta cómo nos adaptamos a los cambios de nuestro trabajo. Y aquellos que más lo sufrieron, fueron nuestras pymes.

Se ha demostrado que el emprendimiento tiene siempre todo en contra. No es una tarea sencilla y tienes que arriesgar muchas veces todo tu capital. Es un viaje de sacrificio en donde, al momento de emprender, comprendemos que no es lo que nos pintaban, sino todo lo contrario. Durante cualquier crisis las pymes siempre son las más perjudicadas, teniendo que adaptarse a cambios radicales.

La pandemia nos enfrentó a una aceleración vertiginosa del Comercio Electrónico. Vimos tasas de crecimiento realmente impresionantes y muchos tuvieron que hacer cambios rápidamente, dejando atrás a aquellos que no estaban preparados y que cuando trataron de subirse al barco, no pudieron resistir y lamentablemente quebraron. También se sumó el alza de los ciberdelitos y las falsas páginas que abundaban por todos lados.

Todo esto dio pie para que el sistema financiero se adaptara y se crearan emprendimientos de Fintech que fueron una solución muy efectiva para las pymes, abriendo plataformas de pago nuevas que permitieron darles más opciones a los clientes.

Lo que debemos tener claro es que siempre como emprendedores tenemos que estar preparados para situaciones extremas. Finalmente, a mi entender, las crisis no hacen quebrar empresas, sino que amplifican lo que se venía haciendo desde antes que estas ocurrieran. Por esto es fundamental estar siempre pensando en innovar, en estar al día en términos tecnológicos, estudiar las nuevas tendencias y no caer en un estado

Sebastián Jaramillo Bossi

CEO Kuick

El arte de ser un país

"El efecto gravitante de plantearnos un nuevo advenimiento tiene consecuencias de respeto y dignidad, sin distingos, para este espacio social llamado país". Francisco Javier Villegas, Escritor y profesor
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La mayoría de nosotros debe pensar que el nuevo calendario se dejará ver por el vertiginoso afán de un "eterno destino" atado a los monopolios y al espíritu desquiciado del pensamiento convencional de no mover un dedo en nada. Puede suceder que los meses del año sean embebidos por ese susurro de una relación imperativa: "las horas se dejarán ver siempre en la huida, en esa bandada inexplicable de no conseguir mucho porque estamos acostumbrados a la hibridez, a la no identidad". Supongamos, por tanto, en esa inquieta huida, que queremos hacer del país no un internado ni tampoco un manicomio; sino, un lugar donde se encuentren variadas posibilidades de la realidad social: conciencia, libertad, arte, asombros, realidades y deseos. Y supongamos que, aunque fuéramos muy contemporáneos y nos volcáramos hacia la transparencia de la belleza y la estética, sería difícil llenarnos de una sola visión por las agudas y expansivas relaciones humanas. Supongamos que lo que nos complace es igual para todos y que el consumo no nos derrite ni tampoco nos deja absortamente cautivos en una sola dirección y con sentido efímero.

Conjeturemos, entonces, que el efecto gravitante de plantearnos un nuevo advenimiento tiene consecuencias de respeto y dignidad, sin distingos, para este espacio social llamado país. De una manera u otra, podríamos, imaginar, que si expandimos el pensamiento libertario recuperaríamos la llamada "razón de ser del humano" encaminado a justificar la existencia y la lógica de la residencia espiritual. Sin embargo, ¿qué podemos decir de esta sociedad de país reducida, muchas veces, solo a cuotas, precios, indicadores y porcentajes? Que es lo mismo que decir, reciclaje de sociedad y hablar a cada momento de oferta y demanda: una visión de mundo que, por lo demás, no arroja felicidad a sus habitantes.

En muchas ocasiones, me he planteado varias interrogantes acerca de lo que es la humanidad de un país y, también, sobre lo que es el poder en medio del consumo. Pero, ¿qué sucede cuando nos interrogamos acerca de la sociedad que queremos? ¿nos estamos dando cuenta de que somos un país trompo, de doscientos años; pero, con pocas ideas frescas? Desde un punto de vista concreto, y dentro de lo que pasa en este territorio, el imán de los mercados, que todo lo gobiernan, seguirá siendo la vieja avaricia sacudiendo nuestros bolsillos. Una huincha de medida estratégica que se vincula a la vigilancia de los días.

A este respecto, puedo sostener que convendría buscar en el lenguaje las contradicciones de un tiempo timorato e incierto y las respuestas, como los trazos de un dibujo de la infancia, y que dan cuenta de la propia conciencia o de lo que nos impone la historia a pesar del conjunto difuso y simulado del acechado destino. Supongamos, además, que tanta rapidez tecnológica, la de estos días, quedará, en un corto tiempo más, como arqueología de una época remota; sin saber que, en definitiva, soñar el país es acostumbrarnos, de manera silenciosa, a defender lo indefendible, como dijera el gran Orwell.

Actualmente, hay un universo que debemos descubrir en esta vida que no tiene mucho ingenio: en ese "hielo porfiado" recalan la ciencia y la poesía que caminan, aparentemente separadas, pero que cada vez es más frecuente su trabajo conjunto y, también, se inclinan a una misma emancipación de sus propias revelaciones. Digamos, entonces, que el encadenamiento de ideas, la búsqueda de las cosas sin orden, muchas veces, y la creatividad debieran ser parte de las vibraciones del país que debiéramos obtener para no convertir a la casa territorio en una propiedad de pocos lo que sería quedar excluido de todas las vicisitudes y contradicciones para aquello que nos acerca y nos une como seres humanos.

El covid como un mal endémico

La irrupción de ómicron y su baja agresividad otorgan la posibilidad de evaluar otra mirada a la enfermedad. Pedro Sánchez, presidente de España, dijo que es tiempo de empezar a evaluar un trato endémico con el covid y desechar los informes diarios para abocarse en el ataque de la enfermedad como si fuera una gripe.
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Con el comienzo de la vacunación con la segunda dosis de refuerzo o cuarta dosis contra el covid-19, son muchos los que se preguntan hasta cuándo seguiremos con los refuerzos inmunológicos o si ya deberíamos hablar de la vacuna anual en las dosis que se requiera.

Esa es la incógnita que deberían responder las autoridades sanitarias del nivel global y las de nuestro país particularmente. Y es un tema que no es nuevo y que ha sido debatido con antelación entre los organismos internacionales, quienes han recogido las experiencias de distintos países para ir configurando el mapa de lo que se puede esperar con el SarsCov-2. Más allá de insistir con la vacunación y las medidas de autocuidado.

Chilenos por el hemisferio norte relatan cómo han vivido el avance de ómicron y cómo está la condición anímica de la población en los lugares donde residen.

La mirada sigue apuntando a la vacunación, pero las medidas preventivas son cada vez más laxas. Reina un cansancio y en muchas naciones se ha optado por la convivencia con el virus como ocurre con otros similares en su forma de contagio.

La irrupción de ómicron ha reforzado esa idea. Si bien es más contagiosa que la delta, los síntomas han sido menos graves y su mortalidad es baja. Hay quienes se atreven a hablar que es el principio del fin de la pandemia, porque esta variante se está transformando en dominante y los casos son más leves, incluso no han requerido oxigenación

Pedro Sánchez, presidente de España, dijo que es tiempo de empezar a evaluar un trato endémico con el covid y desechar los informes diarios para abocarse en el ataque de la enfermedad como si fuera una gripe. Y de paso comprometer la entrega de herramientas para su control, en vacunas y antivirales.

Es un primer paso en ese sentido, y responde a lo analizado con antelación respecto al agotamiento de la población y los sistemas de salud en la forma actual de enfrentar la enfermedad.

Una nueva estrategia que no sólo significará asimilarlo como un mal endémico, también cuáles serán las indicaciones para su control, porque si bien tiene baja mortalidad no sería producente los contagios masivos, en escuelas, universidades, oficinas, industrias y grandes empresas.

Allí se tendrá que avanzar en cómo logramos mantener nuestros ambientes limpios e impedir que el contagio en aerosol se propague. La ventilación es una buena forma, pero se debe innovar en procesos económicos de purificación de aire.

El desafío aún no empieza.