¿Una nueva izquierda?
Dra. Francis Espinoza F. Académica UCN
La literatura griega se caracteriza por presentar tramas en las que un protagonista viaja buscando nuevos rumbos o su tierra prometida. En la Eneida (19 a. C.) de Virgilio (70-19 a.C), por ejemplo, Eneas huye de Troya cuando ésta fue tomada por el ejército aqueo y deambula por más de siete años hasta llegar a Cartago y luego a Italia. Homero (siglo VIII a.C.) en la Odisea (siglo VIII a. C) cuenta la historia del héroe griego Ulises, quien regresa a casa después de 20 años luchando en campos extranjeros. Los viajes siempre simbolizan cambios personales y nuevos desafíos por cumplir. Así, la invitación que le hiciera el presidente Sebastián Piñera, al presidente electo, Gabriel Boric, a las cumbres de la Alianza del Pacífico y Foro del Progreso para América del Sur (Prosur), fue finalmente rechazada con una burda excusa de armar el gabinete de gobierno.
Es cierto que las invitaciones presidenciales son una expresión republicana de corta data que comienza en 2005 con el convite que hiciera Ricardo Lagos a Michelle Bachelet. Sin embargo, no tendrían por qué ser rechazadas si éstas llegan de un Ejecutivo opuesto al que tomará el poder en un par de meses. Desde una actitud más bien visceral, Manuel José Ossandón, dijo que "… No sé en qué estaba pensando Piñera de invitar a una persona que hace un mes atrás dijo que lo iban a perseguir por el mundo" (biobiochile.cl, 29/12/2021). El Senador RN alabó la diplomacia puesta en la respuesta de Gabriel Boric, argumentando que el actual mandatario debió ser mandado a 'Guayaquil'… Sin duda, la emocionalidad en política es fundamental, pero también lo es la racionalidad con que se toman las decisiones, pues la real politik es más realidad que deseabilidad.
Diversos/as personeros/as del Nuevo Pacto Social como Francisco Vidal habían recomendado 'comerse el sapo' (Estado Nacional TVN, 28/11/2021) y aceptar el viaje ofrecido. Pero, en el comando de Apruebo Dignidad vieron este ofrecimiento como un oportunismo político para enredar al presidente electo en una política exterior continuista del actual gobierno, sobre todo en materias de definiciones internacionales de derecha tras la cumbre de Prosur. Otros/as más pragmáticos/as sugirieron que sólo asistiera al foro de la Alianza del Pacífico, y que él llevara a cabo su propia agenda. Nada de esto llegó a buen puerto, y como todo lo que pasa en Chile se dio vuelta la página.
Sin embargo, lo que Gabriel Boric y su regimiento de asesores no leyó, fue que la actoridad de un país y un gobernante se mide desde una percepción interna y otra externa. Podríamos aceptar que dentro del país, una cosa es el republicanismo correcto, y otra muy diferente es una suerte de amiguismo hacia un mal gobierno que terminó por derrumbar a la derecha. Cualquier señal cercana a Sebastián Piñera no sólo significa continuismo, sino validar a un Ejecutivo que busca dejar cualquier legado a ultranza. No obstante, desde el exterior, se viene analizando el 'factor Boric' para redefinir y conceptualizar una nueva izquierda. Esto pensando en que hay altas posibilidades de que Lula da Silva vuelva al poder en Brasil y que Colombia dé un giro fundamental a la izquierda con el senador Gustavo Petro. Es decir, habría un reordenamiento del mapa político en la región, y así como Piñera lideró el Prosur, Boric podría encabezar un liderazgo interesante en la consolidación de una nueva izquierda en América Latina. El tiempo es importante en política y las decisiones viscerales ideológicas no muestran al presidente electo como un verdadero jefe de Estado. Una política chata, sin una mirada internacional y escasas proyecciones a largo plazo es lo que uno/a observa en asesores como Giorgio Jackson, peligrosamente deseosos de ocupar el segundo piso de La Moneda, cual Rasputín en Rusia, Cardenal Richelieu en Francia, o Cristian Larroulet en Chile.
El 'factor Boric' en la política exterior de la región implica dejar de lado las izquierdas autoritarias y dictatoriales, y construir una 'siniestra' que logre convocar a un centro utópico, a mujeres y juventud dentro de un proyecto transformacional de las sociedades latinoamericanas. Según el historiador argentino y catedrático de Historia de América de la UNED, Carlos Malamud, "La prensa internacional ha calificado la elección de Boric como un posible estímulo para la izquierda latinoamericana" (EMOL, 26/12/2021).
A diferencia de Carlos Peña, no puedo visualizar todavía el 'político de veras' (El Mercurio de Antofagasta, 29/12/2021) en Gabriel Boric, puede que sea muy pronto y que todo el mundo intenta pautar al primer mandatario recién electo. No obstante, un requisito importante para un liderazgo de país es separar el polvo de la paja. Ya Noam Titelman habló de la construcción de la nueva izquierda (Nueva Sociedad, mayo 2021) a raíz de los hechos del 18/O, el Plebiscito y el proceso constituyente. Ernesto Ottone mucho más escéptico se ha referido al hundimiento de la centro-izquierda, lo cual podría ocurrir con los 'anillos concéntricos' de Boric y la despolitización de la ex Nueva Mayoría en cargos administrativos. Una nueva izquierda entonces debe ser menos visceral, más racional, con alturas de miras y con un profundo proyecto político transversal.
"Podríamos aceptar que dentro del país, una cosa es el republicanismo correcto, y otra muy diferente es una suerte de amiguismo hacia un mal gobierno que terminó por derrumbar a la derecha.".