Las regiones en las presidenciales
Los candidatos que definirán en el balotaje al nuevo presidente chileno, se han propuesto responder a las demandas regionales y así conquistar más electores. No olvidemos lo que costó para que se pudiera elegir gobernador regional y hoy que ya existe se sigue discutiendo por las competencias, las que a las claras son insuficientes.
La segunda vuelta presidencial entre Gabriel Boric y José Antonio Kast volvió a entregar el merecido valor a las regiones. Ambos candidatos entendieron que deben responder a las demandas territoriales si quieren salir electos.
Ya no basta con el respaldo en la gran Metrópoli, porque quien sume el voto regionalista tiene las mayores opciones de ganar los comicios.
Por ello, Kast se movió rápidamente hacia el norte para intentar conquistar el voto de Franco Parisi, que en primera vuelta fue mayoritario.
Y el mensaje fue elocuente y claro. Compromiso de mayor autonomía, eliminación de la figura del delegado presidencial y un control ordenado de la migración.
De paso firmó un documento con algunos dirigentes sindicales del en el que se comprometía a que Codelco siguiera 100 por ciento estatal, en el caso de ser electo.
Mientras Gabriel Boric inició su despliegue en terreno por la zona sur. Su jefa de campaña Izkia Siches lo hizo por el norte y entregó las mismas señales en el sentido de entregar más autonomía regional, partiendo por suprimir la figura del delegado presidencial.
También abordó la problemática del flujo migratorio y enfatizó en que debe ser regulada.
Lo oído suena a mensajes conocidos en la oratoria de anteriores presidenciales, pero nulos en la práctica. El actual y presidentes anteriores prometieron avances similares pero que cuestan que se cristalicen. No olvidemos lo que costó para que se pudiera elegir gobernador regional y hoy que ya existe se sigue discutiendo por las competencias, las que a las claras son insuficientes.
Lo mismo ocurre con otras iniciativas de entregar autonomía, incluido las que van orientadas a la autodeterminación de los pueblos originarios. Ambas han chocado con la férrea resistencia en el Congreso y terminan "durmiendo el sueño de los justos".
Allí están los proyectos de Fondenor, Royalty y otros creados para favorecer a las zonas productoras o sectores específicos del país, no han visto la luz por años.
Lo distinto es que hoy las comunidades exigen y no sólo estarán pendientes que los compromisos se cumplan, también que se hagan en los tiempos prudentes y no que se eternicen.