Más de 1.500 ballenas han recorrido la costa antofagastina en la última década
MEDIOAMBIENTE. Costas de la zona norte presentan condiciones que favorecen la aparición de microalgas, krill y anchovetas, claves dentro de la dieta de grandes mamíferos marinos.
En la última década, se estima que poco más de 1.500 individuos, entre diversas especies de ballenas y ballenatos, han visitado las costas del norte grande, entre Iquique y Bahía Inglesa, buscando alimentarse y las condiciones necesarias para, en algunos casos, tener a sus crías.
Según los registros del Centro de Investigación de Fauna Marina y Avistamiento de Cetáceos (Cifamac) desde el 2016, entre la zona comprendida entre la Bahía de Mejillones y Antofagasta, se han avistado al menos cinco las especies diferentes, siendo la ballena aleta (segundo mamífero acuático más grande del océano, que llega a los 27 metros de largo), el que más veces frecuenta el sector, con cerca de 100 apariciones al año.
En segundo lugar, aparecen las ballenas jorobadas, con unos 40 avistamientos anuales, luego las ballenas azules y Brybe, con solo un avistamiento al año.
La última de la lista es la ballena 'Franca Austral', con una aparición anual cada dos o tres años. No obstante el 2019, se logró evidenciar el nacimiento histórico de un ballenato de la especie en la bahía de Mejillones, algo de lo que no se tenía evidencia, por lo menos, en los últimos 40 años.
Franca austral
Así lo explicó la investigadora Ana García, cofundadora del Cifamac quien comentó además que las costas del norte grande reúnen condiciones idóneas para el avistamiento y reproducción de ballenas.
"Hay un estudio del año '80 que decía de que probablemente está zona podría ser una de reproducción para la Franca Austral, pero hasta que no vimos la presencia de una cría recién nacida y de una ballena que haya estado acá lista para parir, no lo habíamos confirmado", señala la investigadora.
"Este nacimiento lo registramos durante un mes. En julio la hembra estaba solitaria, aún no había parido y ya en agosto la vimos con la cría. La pudimos observar durante tres días consecutivos, luego se fue. Es muy probable que hacia el sur donde si se han visto crías que son un poco más grandes, que tienen más de tres meses de vida. Eso quiere decir que es muy posible que ellas tengan sus crías en estas latitudes y que después vayan bajando hacia el Golfo Corcovado y por eso en Chiloé se ven crías que superan los tres a seis meses de edad", señala.
Características idóneas
Respecto a qué hace la costa nortina sea tan especial para estos grandes mamíferos acuáticos, y otros más pequeños, García explicó que todo se relaciona con las condiciones favorables para el desarrollo de una cadena trófica virtuosa.
"La corriente de Humboldt es una fuente muy importante de alimentación, independiente de que estemos con presencia de la corriente del Niño o Niña. Siempre encontrarán alimento en esta latitud, haciendo que sea mucho más fácil observarlas", dijo.
"Lo que pasa", agregó García "es que además tenemos mucha profundidad muy cerca de la orilla, gracias a la fosa de Atacama, que son miles de metros de profundidad cerca de costa. Eso, junto con el viento y la corriente de Humboldt, va a favorecer que el agua que es profunda, fría y rica en nutrientes, ascienda a la superficie, donde, por la acción del sol y la radiación, proliferan las microalgas quienes además de oxigenar el agua, son alimentos claves en la dieta de los cetáceos. Ese fenómeno, se conoce como surgencia".
Colisiones
Con todo, la investigadora subrayó un fenómeno reciente que es mucho menos alentador a los avistamientos y que tiene relación con el aumento de las colisiones entre embarcaciones marinas y grandes cetáceos. Solo este año tiene el aumento de colisiones llega casi el 600%.
"Cuando llega 'La Niña', el agua está más fría y hay más alimento cerca de la costa, lo que hace que se produzcan más colisiones debido al aumento de la actividad pesquera y mercante en el lugar", señala la investigadora.
De acuerdo a los registros estadísticos, cada año, solo en la bahía de Mejillones se producen 17 colisiones de grandes cetáceos con buques mercantes que ingresan a los terminales portuarios que operan en la comuna. Por ello Cifamac presentó a las autoridades del vecino puerto, una propuesta voluntaria de regulación del tráfico marino en la zona, que busca disminuir las muertes de cetáceos por colisiones.
"De pasar a tener un atropello de algún ejemplar, siempre en Antofagasta, Tocopilla o Iquique, pasamos a tener 6 en los últimos 8 meses. Cuatro de ellos en la bahía de Mejillones, una en el sector de La Rinconada y otra en Caleta Constitución, cerca de la Isla Santa María", señala García.
"La corriente de Humboldt es una fuente muy importante de alimentación, independiente de que estemos con presencia de la corriente del Niño o Niña. Siempre encontrarán alimento en esta latitud".
Ana García, investigadora CIFAMAC