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Perros abandonados o sin supervisión amenazan especies silvestres

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Si en el mundo ha existido una relación duradera, esa ha sido la del humano y el perro (Canis lupus familiaris). El vínculo se remonta a hace más de 10 000 años y hoy hay cerca de 1000 millones de perros alrededor del planeta.

Sin embargo, la falta de atención e, incluso, el abandono, ha llevado a que cerca de 700 millones de perros deambulen sin supervisión, según datos de WCS Chile. Cada vez son más frecuentes los casos de canes que recorren largas distancias; consumen lo que encuentran en el camino dada su alimentación omnívora y hasta generan grupos con otros perros debido a su comportamiento social.

En algunos casos crean manadas, se alejan decenas de kilómetros de los asentamientos humanos, imitando algunos de los comportamientos de sus hermanos los lobos. Es en ese momento que se empieza a hablar de perros asilvestrados o ferales. El problema es que, según los expertos, la llegada del perro a los ecosistemas silvestres -ya sea feral o el doméstico, que es el que solo deambula y luego regresa a su hogar- representa grandes amenazas para la biodiversidad. Estos riesgos aún no están del todo estudiados, son desconocidos por muchas personas y, en ocasiones, hasta subestimados por muchos gobiernos alrededor del mundo.

En 2009, el biólogo Galo Zapata-Ríos, director científico de WCS Ecuador, intentaba conocer el efecto de la fragmentación y la pérdida de hábitat en los mamíferos de los Andes del norte de Ecuador. Ese era el objetivo de su trabajo de doctorado. "Quería ver los patrones de movimiento de estas especies, qué determinaba su abundancia y su distribución pero me llevé una sorpresa cuando me di cuenta de que allí había muchos perros y que los modelos que yo corría para ver los efectos de la fragmentación y pérdida de hábitat más bien mostraban la presencia de los perros como una de las variables dominantes".

Fue en ese momento cuando cambió el enfoque de su investigación y decidió centrar su atención en el impacto que los canes tenían sobre la biodiversidad en ecosistemas de alta montaña. Tiempo después, los resultados fueron publicados en varios artículos científicos.

En uno de ellos, Zapata-Ríos y la profesora Lyn C. Branch de la Universidad de la Florida evaluaron la densidad de perros asilvestrados y la compararon con la abundancia, los patrones de actividad y el uso del hábitat de 10 especies de mamíferos en áreas con y sin presencia de perros en el Parque Nacional Cayambe-Coca. "En las áreas donde había perros salvajes, cuatro mamíferos nativos estaban ausentes: el coatí de montaña (Nasuella olivacea), la paca de montaña (Cuniculus taczanowskii), la comadreja de cola larga (Mustela frenata) y el pudu del norte (Pudu mephistophiles). La abundancia relativa de seis especies fue menor en comparación con las áreas donde no había perros salvajes: puma (Puma concolor), zorro andino (Lycalopex culpaeus), oso andino o de anteojos (Tremarctos ornatus), zorrillo de espalda blanca (Conepatus semistriatus), tapir de montaña (Tapirus pinchaque) y el venado colorado (Mazama rufina)", dice el artículo científico.

En otro de los estudios se instalaron cámaras trampa en cinco sitios entre 2800 y 3800 metros sobre el nivel del mar (m.s.n.m.) donde captaron al zorro andino, al zorrillo de espalda blanca, al puma, al oso de anteojos, al coatí de montaña y a la comadreja de cola larga.

Una de las conclusiones es que "la ocupación actual de cuatro carnívoros andinos nativos, incluidos tres generalistas de hábitat (puma, zorro andino y zorrillo de espalda blanca) y un especialista (oso de anteojos o andino), se predijo de mejor forma por la presencia de perros domésticos que por la pérdida y fragmentación del hábitat […] Tanto los perros que deambulan como los perros ferales influyen negativamente en la ocupación de los carnívoros andinos".

En resumen, los investigadores detectaron un efecto enorme en la distribución de las especies silvestres, encontrando que son menos abundantes en las áreas donde hay más perros y que algunas son desplazadas por completo por ellos.

La interacción de perros sin supervisión con la fauna silvestre se ha convertido en un problema mundial. Los riesgos van desde la transmisión de enfermedades hasta el desplazamiento, cambio de horario en las actividades de especies nativas y la competencia por alimento con otros carnívoros. Expertos en países como Chile y Ecuador están convencidos de la importancia de buscar soluciones.

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