Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Actualidad general
  • Opinión
  • Clasificados
  • Deportes
  • Espectáculos
  • Contraportada

La reactivación en el rubro turístico

El retroceso de San Pedro de Atacama a fase tres no debiera tener una gran incidencia en las reservas hoteleras que se prevé será de 100% de ocupación. Lo positivo que a un año y medio de las restricciones, hace algunas semanas, y gracias a los efectos de la masiva vacunación, las medidas se fueron flexibilizando y la actividad se ha reactivado.
E-mail Compartir

Sin lugar a dudas, que el turismo ha sido uno de los rubros altamente golpeado por la restricciones propias de la pandemia, como el cierre de fronteras, los confinamientos y las reducciones en los desplazamientos internos. Ello sin contar otra serie de medidas que van desde declaraciones juradas de los pasajeros, aforos en los sitios de hospedaje y lugares de visitación que han hecho que muchos de los pequeños empresarios y emprendedores hayan resentido sus negocios en estos tiempos del coronavirus.

Lo positivo que a un año y medio de las restricciones, hace algunas semanas, y gracias a los efectos de la masiva vacunación, las medidas se fueron flexibilizando y de este modo empezó la esperada reactivación del rubro que en la región se espera que tenga su capacidad hotelera copada para Fiestas Patrias.

En San Pedro de Atacama, principal centro turístico de la región, el comportamiento de las reservas prevé una ocupación de 100%, los que no debieran verse alterados por el retroceso a fase tres del poblado. Lo que sí sus preparativos deberán cambiar para desarrollar la actividad en los marcos de prevención del covid-19, principalmente en cuanto a los aforos en espacios cerrado y abiertos.

Es conocido que a la fecha no todos los sitios turísticos del poblado están abiertos y que en fase tres puede que sean lo suficiente para atender los requerimientos de acuerdo a los aforos.

Mientras que en el nivel regional la ocupación prevista es del 89%. Principalmente motivada por visitantes que buscarán espacios para disfrutar de la costa en toda su extensión y también otros sitios cercanos. La oferta es variada.

Claramente la situación turística tiende a cambiar y puede ser aún más de concretarse la apertura de fronteras anunciada por el gobierno para el próximo mes.

De ocurrir será muy importante que no sólo se exija el pase verde internacional, también que los hoteles, hostales y residenciales mantengan las medidas de restricción covid. No puede existir un relajo porque el virus sigue circulando en el país y el mundo. Pensar que la batalla está ganada es ser irresponsable y entregar espacios para que la pandemia no vaya en retirada.

Retomemos nuestras actividades personales y laborales, pero con cuidado y mucho respeto.

Continuidad urbana, reconversión y memoria

"Toda esa franja debiera ser reconvertida hacia nuevos usos mixtos, que por supuesto incluyan espacios públicos". Claudio Galeno-Ibaceta, Director del Programa de Magíster Arquitectura en Zonas Áridas, UCN
E-mail Compartir

Desde hace algunos años que el destino de los terrenos de las empresas petroleras en Antofagasta están en el debate público. A propósito de sus mejores destinos, muchas ciudades industriales han trabajado sobre estas ideas: continuidad urbana, reconversión y memoria industrial.

Si bien, esos terrenos con fines industriales datan de fines de los años 20 (siglo XX) con la primera empresa instalada en el sector, la Shell Mex Chile, vinculada el ferrocarril que salía por el patio norte hacia Mejillones, y que dispuso desvíos hacia estos terrenos (de ahí su extraña forma de polígonos irregulares); esas áreas industriales siguieron expandiéndose hacia el norte y formaron una barrera urbana, por las grandes dimensiones de esos predios.

Luego, o en paralelo, se planificó hacia el oriente, o hacia el cerro, la población que fue denominada como Barrio Norte, una gran extensión de manzanas rectangulares. La ciudad siguió expandiéndose bajo ese patrón, una franja industrial por el borde y las viviendas hacia el oriente, de modo que la vida urbana quedó aprisionada entre paños industriales y las montañas.

En aquellos años, el borde mar no era visto como un posible espacio público, como lo reclamamos hoy en día, sino que para una ciudad industrial era la forma de comunicarse con las embarcaciones que llevaban y traían las cargas.

Pero hoy tenemos una conciencia distinta. Las personas no solo deben trabajar y dormir, sino también descansar, tener el derecho al ocio. Por otro lado, sabemos que las ciudades más amables son aquellas que permiten caminar y disfrutar de un sistema de espacios públicos, ir de uno a otro en pocos minutos. Eso en esa área no ocurre y las personas se merecen disfrutar de uno de los mejores regalos que tiene Antofagasta: el mar.

Toda esa franja debiera ser reconvertida hacia nuevos usos mixtos, que por supuesto incluyan espacios públicos, de forma que los ciudadanos puedan transitar hacia el borde costero. Esos grandes paños debieran ser fragmentados, para crear continuidad con nuevas calles y paseos, otorgando la posibilidad de desplazarse a pie en pocos minutos entre la vivienda y los lugares públicos.

Esos predios enormes son una oportunidad de hacer una ciudad saludable, amable y actual. Algunos de los enormes estanques, que ya son parte de la imagen urbana, podían mantenerse y reciclarse, como se ha hecho con las grúas del puerto, de modo a reconocer nuestra historia urbana inevitablemente conectada con la industria. Hay positivas experiencias de preservación de estos legados industriales, sostenidos en chimeneas, galpones, estanques, grúas, viaductos u otro tipo de piezas ingenieriles, incluso reconvertidas, como es el caso de estanques y silos.

La calidad de vida, la renovación urbana y la memoria, deben ir de la mano. Continuidad, reconversión y memoria pueden ser la punta de lanza de una ejemplar Antofagasta.

La era de la innovación abierta

"La innovación es clave para el crecimiento, especialmente para aquellos países emergentes como Chile". Omar Carrasco Carvajal, Académico Facultad de Ingeniería y Arquitectura
E-mail Compartir

Como es de conocimiento mundial, los países más ricos invierten más en innovación. Esto, porque saben que ese es el camino para crecer, sobre todo en esta época de pandemia. La innovación es clave para el crecimiento, especialmente para aquellos países emergentes como Chile.

Esta visión la podemos utilizar también en las empresas, porque favorece la diversificación de los negocios, la diferenciación, la eficiencia en los recursos disponibles, disminuye costos, atrae fuentes alternas de inversión, y da acceso a nuevos mercados. Entonces, en nuestra economía la innovación es un factor fundamental para soportar un permanente incremento de la productividad. Es evidente que detenerse a reflexionar sobre cómo hoy las empresas realizan su proceso de innovación, es un punto de partida para nosotros como país.

Tradicionalmente, las empresas realizaban sus procesos de innovación en forma interna, es decir, a partir del conocimiento de la propia organización e interactuando con sus colaboradores. El personal especializado utilizaba la infraestructura de la empresa y creaba nuevos productos y servicios que serían lanzados al mercado. Este proceso se conoce como innovación cerrada (close innovation), y además su tiempo desde la generación de la idea hasta su éxito en el mercado, era demasiado extenso, teniendo implicancias en la baja competitividad.

Hoy este proceso ha ido cambiando, debido al incremento de la competencia y al rápido cambio tecnológico, se requiere de una habilidad para innovar más rápida, con el fin de lograr una ventaja competitiva sostenible. Nace entonces la innovación abierta (open innovation) como estrategia que toman las empresas para innovar. Este modelo no solo comercializa sus propias ideas, sino también las innovaciones de otras empresas y busca el canal para llegar al mercado.

Con la innovación abierta se destacan dos prácticas relevantes para llevar acabo su estrategia. La primera, es la dimensión entrante (inbound) que comprende entradas de conocimiento intencionales, que permiten a las empresas explorar nuevos conocimientos de fuentes externas, como clientes, proveedores, competidores, gobiernos, consultores, universidades u organizaciones de investigación. La segunda práctica relevante, es la innovación abierta saliente (outbound) que implica la explotación de ideas internas o conocimiento tecnológico que fluyen desde la empresa hacia afuera, a través de licencias, patentes o acuerdos contractuales para obtener beneficios monetarios o no monetarios.

La innovación abierta ha tomado cada vez más fuerza en las últimas décadas, y sobre todo con la pandemia, ya que permite a las empresas integrar recursos y capacidades complementarias, añadir valor, maximizar los beneficios de la innovación y además mejora la rentabilidad de las empresas, elemento clave para el crecimiento. La innovación abierta llegó para quedarse.