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"En estos tiempos que han sido complejos la radio ha sido un bálsamo para muchas personas"

ANTOFAGASTINIDAD. Cristián Santana Peña, director y locutor de Radio Carnaval.
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Cristián Santana Peña, (47) vive hace 29 años en la capital regional, 28 de los cuales ha estado trabajando en la Radio Carnaval, medio que actualmente dirige.

Nacido en Calama, el popular locutor, comenta que, debido a la emergencia sanitaria, sus labores radiales las ha complementado con un nuevo emprendimiento.

"Estoy haciendo radio por las mañanas, las noticias características a las 13.00 horas al estilo de la radio Carnaval y por la tarde me dedico a mi pequeño emprendimiento que es la venta de productos naturales , cápsulas de ajo y quemador de grasa para quienes quieren adelgazar. Pasa que con la pandemia se acabaron los eventos y me tuve que reinventar. Nos ha ido bien con eso junto a mi pareja", indica Santana.

¿Dónde creciste y qué recuerdos guardas de tu infancia?

-Nací y crecí en Calama. Viví hasta los 17 años. Tengo lindos recuerdos de mis amigos del barrio. Las típicas pichangas de horas y horas, hasta el último gol gana "todo". Los paseos de verano en el río Loa, se pasaba genial. Tuve una infancia maravillosa con poco y sin nada de tecnicismos, el Atari era lo más moderno, pero nunca tuve uno... Los primeros pololeos... Muy buenos recuerdos.

¿Cuál es el espacio de la región que más te gusta? ¿Por qué?

-Sin dudas el desierto de la región de Antofagasta, el interior es mágico, místico. Cada vez que puedo voy. Tiene un encanto que lo hace único, el alto valor cultural que dejaron los antepasados es tremendo. Las abandonadas ex salitreras, ahí hay historia. Los pueblos del interior me llenan de paz.

¿Cuál es la principal enseñanza que te dejaron tus padres?

-Mi madre, ella me crío y aún está conmigo. Me enseñó buenos modales, los usos sociales que hoy lamentablemente se han perdido, como el "buenos días", "permiso", "por favor". Me enseñó la perseverancia, la paciencia, la solidaridad y la humildad. Ella ha sido clave en mi desarrollo, espero tenerla mucho más tiempo, aun cuando quería que fuera médico, pero lo mío era la comunicación.

¿En qué momento decidió que quería ser locutor y qué lo motivo a ello?

-En casa desde pequeño escuché radio. Las levantadas eran con noticiarios, la radio no se apagaba hasta la hora de las novelas en televisión. Me fue llamando la atención ese mágico medio, mezclado con voces y música. Un día un compañero de curso me llevó a un concurso en la desaparecida Radio Calama. Entrar a los estudios me dejó en shock. Llegué a casa y empecé a jugar a la radio. Borré varios cassettes de mi madre grabando programas, creo que ahí me picó el bicho, ya de grande supe que era lo mío. En la enseñanza media se abrió la radio liceana lo cual me valió llegar a radio Carillón y hacer radio de verdad.

¿Qué te apasiona de tu profesión?

-Me apasiona el comunicar, acompañar entretener e informar. Más ahora. En estos tiempos que han sido complejos la radio ha sido un bálsamo para muchas personas y eso se demuestra con la retroalimentación, el auditor quiere saber, necesita sentirse acompañado. Me apasiona el efecto que tiene la magia de la radio, el cariño de los auditores ha sido tremendo, eso no tiene precio. Hay una responsabilidad social tremenda detrás del micrófono.

¿Qué consejos le darías a un joven que está dando sus primeros pasos en radio?

-La radio es un medio tan importante como lo es un medio escrito o televisivo, por tanto a esos jóvenes que les gusta la locución, los invito a profesionalizarse. Hay una responsabilidad tremenda detrás de un micrófono. El lenguaje con respeto hacia el auditor es clave.

¿Qué cosa, que no enseñan en ninguna parte, deberíamos aprender?

-Creo que en todas partes siempre hay algo que aprender. Cada lugar te enseña. Cada experiencia siempre deja una enseñanza. Aprendemos en el día a día. Lo malo es que a veces somos tercos y no ponemos en práctica lo aprendido.

En tiempos tan convulsos ¿qué consejo le daría a personas que no conoce?

-Los insto a ser más tolerantes a practicar la empatía. Creo que eso se ha perdido. Vivimos en un mundo donde se están perdiendo las caricias afectivas, nos interesa saber qué adquiriste y no el cómo te sientes.

En lo personal, ¿cómo lo ha marcado la pandemia?

-Ha sido complejo. Un día ves una pandemia como algo tan lejano y de pronto estás tomando medidas de cuidado para ti y los tuyos. Cambiar tus actividades diarias por trabajo a distancia y lo más triste, ver como cercanos pierden la vida. El trabajo del personal de la salud en esa constante incertidumbre al llegar a casa, eso y más, me marcó. Nos cambió la vida a todos. Un abrazo y fuerza a todas las familias que perdieron un cercano con este virus.