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¡...Y eran copiapinos!

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Hoy, que Chile anda dando tumbos y está al filo de la clasificación o eliminación, para asistir al mundial pelotero en canchas de Qatar, escuché a comentaristas hablar de la realidad chilena del llamado "pasión de multitudes". Y con ello, recordar la mejor performance de Chile en un torneo mundial. Cuando Riera tomó la batuta y Dittborn nos legó esa sentencia que señalaba "Porque no tenemos nada, queremos hacerlo todo".

Porque, poco se sabe de aquel cuarteto de atacameños que contribuyeron a ese logro que nos puso en un alto sitial del deporte mundial. Partiendo desde la defensa, recordemos al copiapino Misael Escuti, golero que tapó todo lo que pudo, hasta que Brasil nos doblegó y cedió el puesto a otro arquero.

Curiosamente, el otro guardavallas fue criado en el mismo valle. El "descachalandrado", Adán Godoy, era nacido en la localidad de "Los Loros" y en el partido postrero ante Yugoslavia, atajó todas las arremetidas del Sekularac, ariete que lideraba el ataque yugoslavo. Hoy pocos recuerdan ese episodio… Pero sí recuerdan que otro atacameño, el "heroico" Eladio Rojas, natural de la localidad de "Tierra Amarilla", (el mismo que derrotó al mítico Lev Yashin), fue el que -con tiro desde fuera del área- derrotara a Soskic, cuando el minutero sentenciaba el término del encuentro. Es memorable el relato que hace Sergio Silva, cuando le grita al país que "somos terceros en el mundo…"

Todo era fruto de las tierras atacameñas…

Incluyendo al "Zorro" Alamos, mano derecha de Fernando Riera. Chañaralino de nacimiento y profesor normalista, fue quien afinaba los detalles desde la banca, apoyaba al técnico Fernando Riera y fue fundamental en los planteamientos para encarar cada uno de los encuentros. Se afirma que fue "El Zorro", quien diseñó el esquema para enfrentar al "cerrojo suizo", del DT Karl Rappan, en el primer partido de Chile, que ganó por tres a uno.

Mucho paño hay para cortar aún. El tiempo desentraña episodios que permanecieron debajo de la alfombra y que hoy forman parte de confesiones nunca esperadas, pero que -felizmente- nos dan luces de la verdad.

Jaime N. Alvarado García. Profesor Normalista - Periodista